¡Eres el mejor hermano!

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-¡Termina de cruzar vieja!- gritó Diana muy enojada desde el asiento trasero de la camioneta y Daniel era el conductor, frente a ellos estaba una señora de unos setenta años cruzando la calle.

-No puedo creer que ande sola siendo tan viejita- le comentó a su hermano que pasaba sus dedos por el volante como si fuese un piano.

-Algún día serás tan arrugada como esa señora- dijo el muchacho mientras miraba a su hermana por el retrovisor.

-No, yo no permitiré que me salgan esas horribles arrugas, para eso está el Botox.

-¿También te inyectarás Botox en las articulaciones?- comentó Daniel con sarcasmo- Las ancianas tienen más problemas con que lidiar que las arrugas.

-Tú también serás anciano, vas a envejecer primero que yo.

-Estás en lo cierto, pero tu piel es muy blanca así que es más fácil que se arrugue- Daniel sonrió victorioso y mientras Diana pensaba enojada en algo hiriente que responder la anciana terminó de cruzar, la camioneta avanzó, Daniel estaba concentrado manejando y se asustó al escuchar que la puerta de su hermana se abrió.

-¡Estás loca! No puedes...- hizo una pausa cuando se dio cuenta que el asiento estaba vacío y Diana iba corriendo hacia una tienda, el muchacho se aparcó rápidamente a un lado de la calle y se bajó muy enojado "Dios dame paciencia" repetía una y otra vez hasta que llegó a la tienda, allí encontró a su hermana saludando a una chica, él se acercó y Diana lo miró con ojos tiernos.

-¿Podemos llevarla? está perdida- preguntó Diana con sutileza.
-No estoy perdida, para nada- dijo Aurora muy apenada que con una mano sujetaba a Kira que estaba durmiendo dentro de un bolso con estampado de huesos y con la otra sujetaba un papel.

-Claro que lo estás- Diana le arrebató el papel y se lo entregó a su hermano, Daniel leyó la dirección que estaba escrita y arqueo las cejas -Creo que si estás perdida- añadió el muchacho.

-Ven Aurorita, nosotros te llevamos- susurró Diana y le guiñó el ojo.

-No... no es necesario, sólo dime como puedo llegar, no quiero molestar- respondió Aurora.

-Diana, llegarás tarde a tu clase- dijo Daniel tajante, luego miró a Aurora y le dijo- No te preocupes, te llevaré a esta dirección.

Diana dio unos saltitos de alegría
-¡Eres el mejor hermano!- e inmediatamente guió a su amiga a la camioneta.

Las chicas se sentaron en los asientos de atrás, Diana no paraba de hablar, su voz era como un fondo ya que Aurora estaba pensando en otras cosas, de repente ese fondo se convirtió en un total silencio, allí fue cuando reaccionó.

-¿Qué?- preguntó Aurora tratando de regresar al presente.

-Te pregunté cuantos años tienes- contestó Diana amablemente.

-Dieciocho- dijo Aurora sin darle mucha importancia.

-¡¿Qué!?- exclamaron ambos hermanos, ella se sorprendió al escuchar la voz de Daniel, el no parecía estar atento a la conversación.

-¿Por qué se sorprenden?- preguntó confundida.

-Es que pensaba que tenías mi edad- dijo Diana que aún estaba sorprendida- yo tengo quince- mencionó antes de que Aurora le preguntara.

"Cómo puede verse tan desarrollada si apenas tiene quince" pensó Aurora totalmente decepcionada.

Diana abrió la puerta del auto y antes de bajar dijo algo a Aurora pero esta no lo escuchó, ella quería bajar también pero fue detenida por un fuerte portazo.

-¡La puerta quedó abierta!- gritó Daniel en tono sarcástico y con el ceño fruncido.

Un silencio incómodo invadió el interior de la camioneta.

"Dios mío, ¿Cómo que es que termine aquí sola con este chico?" Pensó Aurora "¿Qué debería decir? Tengo que romper este silencio", el corazón de la muchacha comenzó a latir muy rápido, las manos se le enfriaban cada vez más, ella miraba hacia los lados sintiendo un nudo en la garganta que le impedía tragar y para rematar nada se le hacía familiar, todo era nuevo, la ciudad, el cachorro que tenía sobre sus piernas y el chico que conducía el auto.

-¿Esta dirección es de una veterinaria no?- preguntó Daniel rompiendo aquel silencio que acababa con los nervios Aurora.

-Sí- contestó con ánimo mientras buscaba algo más para decir pero su mente se quedó en blanco.

-Conozco uno mucho mejor, es donde llevo a Camila, me imagino que Diana te ha hablado de ella.

-Sí- dijo la chica con timidez- es la madre de mi perrito Kira.

-¿Le pusiste Kira? ¿Como el de Death Note?

Aurora se sorprendió- ¿Cómo lo supiste?- preguntó esperanzada, si a él le gustaba esa serie tendrían un tema en común para hablar.

Daniel sonrió y acomodó el retrovisor, allí podía ver a la chica que parecía esperar ansiosamente la respuesta- Soy fan de ese Anime.

-¿Te gusta el Anime? No pareces...

-Sí, se que no aparento ser fan de esas cosas, ya me lo han dicho antes- El chico habló en un tono serio, lo que dejó algo confundida a Aurora, Daniel se arrepintió de no haber dicho esas palabras con más sutileza y encendió la radio.

-¿Qué música te gusta?- preguntó mientras buscaba una buena emisora.

-De todo un poco, pero mis géneros favoritos son el Metal y algo de música académica.

-¿Algún artista o banda en especial?- dijo él, que devolvía la mano al volante y dejaba sonar "El Invierno de Vivaldi" en la radio.

-Dejame pensar- Aurora se llevó una mano a la quijada, cerró los ojos y se hizo la pregunta para buscar en lo más profundo de su mente ya que estaba bloqueada y no recordaba ninguna banda, inmediatamente abrió los ojos como si tuviera una gran idea
- King Diamond.

Daniel arqueo las cejas totalmente sorprendido, ella se veía muy tierna para escuchar esa música.
-King Diamond, es raro que alguien como tú...

-¿Que alguien como yo escuche esa música?- le interrumpe ella- ya me lo han dicho antes.

Hubo un pequeño silencio y ambos sonrieron, desde ese momento la conversación fue más fluida, hablaron de todo un poco y descubrieron que tenían más cosas en común de las que pensaban. Por fin Aurora sentía algo de tranquilidad, era como si estuviera conversando con uno de sus antiguos amigos, solo que este era más guapo y tenía auto.

La conversación iba perfectamente, ambos habían entrado en confianza, ya faltaba una calle para llegar al veterinario y el teléfono de Aurora comenzó a sonar.

-Disculpa, voy a atender esta llamada- ella miró la pantalla que decía en letras mayúsculas "MAMÁ"

-Ho...- Aurora no pudo terminar de saludar, permaneció en silencio, sus facciones cambiaron completamente en una fraccion de segundo, parecía estar sorprendida y asustada, como si le hubieran dado una mala noticia, Daniel la observaba atento por el retrovisor.

-Voy para allá- respondió la muchacha en voz baja y dejó caer el celular sobre el asiento.

-¿Estás bien? Preguntó el chico inmediatamente.

Aurora acarició con las manos todo su rostro tratando de relajar sus facciones -Mi apartamento se inundó.

La Habitación de LauraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora