PARA TI CON DESPRECIO

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¿Te ha tocado ir caminando en la calle y presenciar que un carro atropella a un perro, y este luego luego se para y sigue caminando como si nada? A mí sí; de hecho, me tocó verlo hace poco cuando Salí de mi casa dirigiéndome a un parque con mi computadora en mano para escribir esto que estás leyendo. Ese perro atropellado muy seguramente muy seguramente no fue lastimado en ningún hueso, ni en ningún nervio que lo limitara en lo motriz, pero seguro hay algo dentro de él que se dañó, que está sangrando internamente, algún órgano que se destrozó, pero el pero no lo sabe. El sigue su camino. Después de haber recibido un gran golpe. Bueno ese perro soy yo.

Me vi reflejado en ese perro que casi pierde la vida. Yo voy caminando por el mundo como si nada, y chance y tú me ves y no percibes nada malo en mí, hasta podrías pensar que soy feliz, pero no. En mis adentros hay algo echado a perder, hay hemorragias, hay alguna cosa que no funciona. Claro que estoy haciendo en sentido figurado, no me lo tomes literal. Esto que te platicó se debe a que he sido atropellado varias veces (también en sentido figurado) y sigo caminando, porque no me han quebrado, pero si han causado un desgaste dentro.

Llámame le perro atropellado.

Bienvenido a mediados del 2004. Todo comenzó en esa época de mi vida, época de desprecio.

Ese verano tuve un tropiezo amoroso el cual me golpeo muy fuerte. Me la jugo chueco Carmen; prometiéndome cosas, poniéndome en una situación en la cual me dejo solo y eso fue muy doloroso para mí, muchísimo más que cuando me corto tiempo atrás. No entiendo cómo pudo dolerme, no la quería así "mucho" que digamos, ya ni me importaba ella, y lo último que quería era volver, pero no sé si fue porque calo demasiado hondo en mi orgullo o por qué pero para mis veintitrés años fue muy fuerte. Era yo aún un jovencito sin idea del mundo y mucho menos del amor. Sabia de otras cosas, sabia de desmadre, de mujeres de alcohol, de música, de Derecho, de historia, de eventos actuales, pero era un ignorante en la vida.

Necesitaba una catarsis urgente, necesitaba sacar esos malos sentimientos dentro de mí y vertirlos en algún recipiente (otra vez hablado en sentido figurado). Necesitaba escribir un tipo de carta donde pudiera imprimir todo el odio y coraje que sentía, y lo peor es que era contra el mundo, no era solo contra ella. El mundo conspiro en mi contra y yo necesitaba atacar de regreso. Empecé a escribir la mentada carta, sentimientos a flor de piel, deseando mal por doquier, deseando caos y desastre.

Mientras, yo seguía en mi trabajo como practicante. Ya había pasado poco más de un año de que había entrado ahí y aun no recibía un solo peso, pero no importaba, se me estaba pagando en experiencia y conocimiento. El trabajo me distraía un poco en verdad necesitaba hacer algo al respecto. Pato renuncio y me quede solo en el departamento fiscal. De repente no me llegaban asuntos, y otros que estaba viendo con Pato fueron arrebatados de mí para entregársele a otros abogados más experimentados. Claro que no confiaban en mmi, por lo cual me fui a quejar con el jefe, fue el quien me dijo que me reasignarían otros asuntos en otras materias, ya que la fiscal era muy delicada. Fue ahí cuando me empezaron a llover asuntos penales y civiles, y fue eso la gota que derramó el vaso. Ya llevaba más de un año entrenándome en lo fiscal para que de repente tuviera que ir a visitar los Ministerios Públicos para darle seguimiento a averiguaciones previas.

Así en papel no se oye tan mal, pero los ministerios son el infierno.

Una vez hasta fui a uno que estaba en la cárcel de Topochico. Me sentí más como un chofer o como un mensajero, pues no era de echarle mucha cabeza a las diligencias que estaba llevando a cabo, y ahí tome la decisión de renunciar.

El jefe lo tomo bien, hasta parecía que era lo que estaba esperando, y me deseo suerte en todas mis aventuras musicales y en mi vida. Le tengo aprecio al señor García Trevillo, me lo tope de hecho hace poco en el aeropuerto con su familia y me dio mucho gusto platicar con ellos, pero en lo profesional yo ya no podía estar bajo su mando, y creo que él tampoco quería continuar con mi presencia en la oficina.

Pensándolo Bien, Pense MalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora