CAPÍTULO 6

7 0 0
                                    


Por fin le tenía delante, de espaldas a mi y le toqué el hombro para que se girara.

-¿Lucía? -Parece que se sorprendió de verme.

-Si, quería preguntarte cómo te llamabas ya que antes no lo hice...

-Sergio.

Que sonrisa más bonita. Era muy mono. Daban ganas de achucharle.

-¿Has venido sola?

-No, he venido con unos amigos pero tenía que preguntarte eso y ahora les he perdido.

-No te preocupes, puedes quedarte aqui con nosotros. -Hizo un gesto con la cabeza señalando a un grupo de chicos bebiendo de una garrafa y en mi cara se vió un claro no. -O puedes quedarte conmigo.

-Esta opción me gusta más. -Dije sinceramente, estaba agusto.

-Vas muy guapa, el toque que le da la cocacola a tu camisa es muy original.

-Ja. Ja. Ha sido viniendo hacia aquí, ¿va a ser siempre tan difícil llegar hasta ti?

Soltó una carcajada y volvió a sonreír. ¿Nunca dejaba de hacerlo?

-Mi casa está aquí al lado, te puedo dejar una camiseta si quieres.

-No gracias, no suelo ir a casa de alguien que conozco desde la mañana. Podrías ser un acosador.

-La acosadora en todo caso serías tu que me has buscado desesperadamente sólo para saber mi nombre.

-¡Te he visto de casualidad! No te buscaba.

-Eso dicen todas...

-¿A si? Yo no veo aquí a ninguna haciendo cola para hablar contigo.

-Mis admiradoras son más discretas y no se van chocando con gente para llegar hasta mi.

Subieron el volumen de la musica y casi no nos escuchábamos así que tuvimos que juntarnos más para poder seguir hablando.

Resultó que era un año más pequeño que yo, aunque parecía más mayor, quería ser ingeniero y tenía un gato.

Decidimos alejarnos un poco para estar más tranquilos pero sin perder de vista el escenario con los DJs y a los borrachos bailando. Hablando de borrachos, yo no había bebido casi nada en toda la noche, ¿cuanto rato llevaba ahí con Sergio? ¿Dónde estaban mis amigos?

Hice un gesto para coger mi móvil pero él me cogió las manos y me miró a los ojos.

-Me gustas. -Dijo serio antes de morderse el labio.

Noté mis mejillas rojas de vergüenza y miré al suelo, me hacía sentir especial y eso me gustaba.

Soltó una de mis manos y me subió la barbilla para que nos quedaramos mirando fijamente y se acercó poco a poco a mi para ver si yo le respondía. Yo no tenía nada que perder, me gustaba y yo le gustaba, ¿por qué no?. Así que me acerqué más a él, me puse un poco de puntillas y nos dimos un beso muy tierno. Sus labios eran muy suaves y sabían a piña, probablemente por lo que había bebido.

Acabó el beso y nos separamos, pero yo quería más besos de esos tan dulces y nos dimos otro, esta vez duró un poquito más y fue mejor que el anterior.

Entre beso y beso giré un poco la vista y vi a Sara y Alicia.

Le dije a Sergio que me tenía que ir con ellos y lo comprendió, le di mi numero y me dijo que me hablaría cuando se despertara al día siguiente. Nos dimos un abrazo y me fui muy feliz.

Dos fiestas, tres resacas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora