CAPÍTULO 3

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Era sábado por la noche, acababa de cenar con Sara y Mateo en un bar de bocadillos al que solemos ir. Mi pan con huevos fritos, bacon, queso y mayonesa debería darme las suficientes fuerzas como para aguantar toda la noche porqué si, esta noche tocaba fiesta.

A Adrián no le había invitado a venir como de costumbre, él es aburrido, no le gusta bailar y eso lo odio. Solo fui una vez de fiesta con él y fue la noche más poco movida de mi vida, él sólo quería darme besos y estar sentados en la zona de sofás y yo lo que quiero es bailar con mis amigas, chillar, enloquecer.

Ya era media noche y habíamos quedado con Alicia y Alex, el futbolista, en la entradada de la discoteca. Había mucha gente, la mayoría mayores que nosotros pero eso no importaba, los cinco lo íbamos a pasar genial.

Bailamos y bebimos incontables canciones y cócteles, bachatas y San Franciscos. Hicimos el ridículo en la tarima, bailamos con desconocidos sin pasar del baile, hasta que un tío se pasó.

Yo no solía bailar con chicos que no conocía pero el alcohol y las luces me hicieron desvariar. Todo hubiese sido divertido si ese imbécil no me hubiera empezado a tocar el culo y a no dejarme ir. Miré a mis lados y no veía a mis amigos, todo me daba vueltas y no podía salir de ahí. Me empezó a dar besos por el cuello y le dije que parara pero no me hacía caso. No sabía que hacer, me sentía indefensa y ese cerdo iba a más. De repente veo que alguien le empuja, escucho un vaso romperse y me doy cuenta de que ya no le tengo encima. Los seguratas vinieron y echaron a los que la estaban liando fuera del local. Cuando pude reaccionar vi que, mi salvador, mi héroe o cómo le queráis llamar, era Marcos, así que fui tras él hasta la calle. Igual que yo salí, salieron también los amigos del acosador y mis amigos.

-¿Quién coño te crees que eres tratándola así, gilipollas?

-A ti que te importa lo que yo haga con esa.

Me giré para ver de donde venían esos gritos y vi a Marcos con una cara que nunca había visto tirándose sobre el otro. En sus ojos había ira, dolor y rabia. No les dio tiempo a darse más de dos puñetazos porqué los amigos del manoslargas les separaron y yo corrí hacia Marcos y me planté delante suyo. Él quería matarle y yo no podía permitirlo. Le cogí de los brazos para que no fuera hacía él y le supliqué que le dejara en paz, que yo estaba bien y que ya había pasado pero no me escuchaba así que hice lo que mis instintos me dijeron que hiciera.

Le besé.

Me besó.

Pude notar como bajaban sus pulsaciones, la sed de venganza desapareció y se olvidó del resto. Sólo existía yo. Sólo existía él.

Me parecieron dos horas las que duró aquel beso de diez segundos, los justos para que mis amigos que habían salido detrás mío del club lo vieran.

Acabó el beso, nos miramos y sin decirnos nada, se fue hacia el aparcamiento a coger su coche y vi como desapareció.

Verle protegerme, cuidarme, besarme y marcharse, me hizo sentir mil emociones distintas a la vez y rompí a llorar. Alicia y Sara me abrazaron y me dijeron que hice lo que sentí y que eso no era malo. Lo malo, era seguir engañandome al estar con Adrián. Le estaba haciendo daño a él, pero más me estaba haciendo a mi misma.

Despues de eso se nos quitaron las ganas de bailar y decidimos irnos a nuestras casas.

La culpa no me dejaba dormir, no paraba de dar vueltas por la cama. Tenía que hacer algo pero no sabía por donde empezar así que a pesar de que eran las 5 de la madrugada, sabía que Adri me cogería el teléfono así que le llamé y le pedí vernos bajo mi balcón y accedió a venir.

-Mira, no se que se dice en estos casos pero te seré sincera. Este año ha sido uno de los mejores años de mi vida gracias a ti...

-Pero no me quieres tanto cómo a Marcos, ¿verdad?

Mis ojos se abrieron sorprendidos, ¿por qué decía eso? ¿cómo lo sabía? Yo solo le hablé una vez de Marcos hacía mucho tiempo y le dije que era un viejo amigo, ¿cómo puede ser?

-¿Perdona? ¿De donde sacas tu eso?

-Resulta que el que te ha sobado en la fiesta, es un compañero de clase, y le pedí que lo hiciera porqué cómo es guapo, quería ver tu reacción y si te liabas con él, pero para mi sorpresa, tu EX -dijo remarcando esas palabras- le pegó y se lo agradeciste muy bien, o eso me han contado.

-Estoy flipando, tu lo que eres es un gilipollas de los más grandes que he visto. ¿Hubieses dejado que "tu amigo" llegase a más?

-No, él habría parado y te lo hubiese contado todo.

No podía asimilar todo eso tan rápido como hubiera querido así que subí corriendo las escaleras de mi casa dando un portazo en la puerta y me metí en mi cama de nuevo, llorando.

El día siguiente solamente salí de mi habitación para comer cuando mis padres me llamaban. Estudié, miré series, lloré y no hice caso del móvil en todo el día.

Antes de acostarme al fin miré mi teléfono y tenía 20 llamadas perdidas de Adrián, varios whatsapps suyos diciendo que lo sentía y que me quería, un mensaje de Marcos donde solo decía "gracias" y cien mensajes del grupo de whatsapp que teníamos Alicia, Sara, Mateo y yo.

Ellos no sabían lo del amigo de Adri, ni mi conversación con él ni nada así que decidir no contestar a ningún mensaje hasta que al día siguiente, en persona, hablara con mis amigos.

Dos fiestas, tres resacas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora