Capítulo 7

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Entrando por la puerta, mi padre me miraba atentamente y sabía bien el porqué. Calladamente lo seguí a mi habitación y allí me encerré. Tomé ropas limpias y luego me fui a duchar. Seguido bajé para comer ligeramente la cena para luego regresarme a mi habitación. Al terminar de comer, me dirigí a la cocina para poner los platos en la fregadera y lavar los platos que usé. Saliendo de la cocina escuché a mi padre llamarme.

Padre: Anne – llamó notablemente enojado

Anne: Si – respondí bastante nerviosa

Padre: Que sea la última vez que llegues a la casa tarde y sin avisar – dijo

Anne: Lo siento – disculpé – no volverá a pasar – dije

Se supone que no debía sentir remordimientos por el buen rato que pasé con Jeongmin pero el solo hecho que mi padre está molesto me hace arrepentirme un poco por mi elección. Luego que mi padre no dijo más, me regresé a la habitación. Abriendo la puerta supe que mi teléfono estaba sonando. Me acerqué rápido pero no alcancé a responder la llamada. Miré la pantalla bloqueada de mi celular y tenis diez llamadas perdidas de Jeongmin. Al momento pensé que es un chico persistente pero demasiado para ser exacta. Devolví la llamada y hablé un largo rato con Jeongmin.

JM: ¿Te pasa algo? – preguntó

Anne: No, nada – respondí

No quiero hacerlo sentir mal por el paseo que tuvimos juntos ya que mi padre se enojó, pero el empezaba a conocerme mejor que yo misma.

JM: Te pasa algo, tu voz no es así – dijo

Anne: Ya te dije que es nada – respondí – solo estoy un poco cansada – intenté evadir mas su insistencia

La conversación no duró mucho ya que mi madre tocaba detrás de la puerta. Le prometí hablarle mañana y finalicé la llamada. Permití el paso a mi madre y ella se sienta justo a mi lado. Por momentos no dijo nada hasta que rompió el silencio.

Madre: ¿Hablabas con alguien? – preguntó

Anne: Es solo un amigo – respondí

Madre: ¿Y si era solo un amigo porque sonreías tanto? – preguntó

Anne: Acaso no puedo reírme de las cosas que él me contaba – preguntó

Mi madre sonrió y luego preguntó a lo que ella en verdad venia. Mi madre al igual que mi padre se notaba enojada por haber llegado tarde a la cena y no haber avisado.

Madre: ¿A donde fuiste que no llegaste temprano? – preguntó

Anne: Había salido con un amigo y me tardé más de lo que debí – respondí

Madre: ¿Ese amigo es el mismo con quien hablabas cuando entré? – preguntó

Anne: Si – respondí

Mi madre suspiró y trató de ser comprensiva pero a la vez entendía la postura de mi padre. Nunca había hecho tal cosa de llegar tarde y no avisar, pero no lo hice a propósito. Mi madre levantó y salió de la habitación sin decirme nada. Suspiré y ya luego cuando llegó la noche me cambié de ropas. Antes de irme a dormir quise ir por un vaso de agua y justo cuando iba a mitad de las escaleras escuché a mis padres discutir.

Madre: Ella es toda una jovencita – decía

Padre: Si, entiendo, pero no es que desobedezca mientras vive en este techo – respondió

Madre: Cariño – dijo con firmeza en su voz – Anne es una joven de 21 años, muy hermosa, talentosa y con un gran futuro – mencionó según mi madre algunas de mis cualidades – tiene todo el derecho del mundo en salir y divertirse con sus amigos – añadió – además desde que Anne recuperó su vista nunca se había interesado tanto en las salidas con amigos – prosiguió – a Anne poco a poco alguien la ayuda a enfrentarse al mundo y a conocer nuevas cosas, no le sigamos aplaudiendo que se aísle del mundo – pidió

Granada al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora