Capítulo 14

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Una vez que se fue mi manejador, me encerré en la habitación del apartamento que tengo rentado. No esperé que dentro de los pocos días que llevaba en Corea me reencontrara con Jeongmin y mucho menos a un evento que casi siempre asisten artistas del mundo del entretenimiento. Me duché para relajarme y luego salí a quedarme viendo la televisión. Avance las horas, me fui a descansar hasta que mi teléfono sonó.

Anne: Hola – respondí dormida

Ken: Llego mañana a las nueve de la mañana hora coreana – dijo

Anne: Para eso me llamas – respondí

Ken: Solo quería que lo supieras – dijo

Suspiré y le prometí avisarle al manejador que mañana llegaba a las nueve de la mañana. Antes de acostarme le envié el mensaje al manejador que se hiciera cargo de la llegada del Ken.

Frank: ¿Cuando este pedazo de dolor de cabeza te avisó? – respondió

Anne: Hace menos de cinco minutos – respondí

El manejador envió unas caritas enojadas y eso me causó mucha risa. Le pedí que se tranquilizara que le puede subir la presión. Entre respuestas y risas por las cosas que decía el manejador, logré volverme a ir a dormir. La siguiente mañana, al despertar me encontré el mensaje del manejador que traerá a Ken a la casa para luego irse a hacer unas diligencias sobre mis asuntos durante mi estadía en Corea. A la media hora suena el timbre de la casa y voy a abrir. Allí estaba Ken, quien había llegado a Corea para solo molestarme.

Ken: Ya llegue – dijo sonriente

Anne: Bienvenido – respondí

Le dejé pasar y le invité a desayunarse.

Ken: Ya debes haberte desayunado – dijo

Anne: Aun no – respondí

Ken: ¿Aun no has comido? – preguntó incrédulo

Anne: No tengo mucho apetito – respondí

Me di la vuelta y camine a la cocina para preparar un poco de desayuno. Mientras batía unos huevos para hacer una tortilla de arroz para que Ken desayunara, el aparece y me pregunta si me siento cómoda con mi regreso a Corea. Me volteé a verlo, aunque no demostraba mi asombro, si lo estaba.

Anne: ¿De qué hablas? – pregunté sosa

Ken: Sabes de que hablo – respondió

Anne: No sé porque no me debería sentir cómoda con un breve tiempo en Corea – respondí

Ken: ¿Y si lo vuelves a ver? – preguntó

Anne: Estas haciendo muchas preguntas – respondí

Continúe cocinado el desayuno y una vez listo, lleve el plato de Ken y me senté justo frente a él en la mesa. Ken rápido empezó a comer, se notaba que estaba hambriento y su cara de cansancio era muy obvia.

Anne: Cuando termines de comer puedes usar la otra habitación para que descanses – dije

Ken: Gracias – respondió

Anne: De nada – respondí e inicié a comer

Luego que ambos comimos, Ken antes de irse a descansar insistió en preguntar.

Ken: ¿De verdad no sientes nada tras regresar a Corea? – preguntó

Anne: El manejador te dijo que me preguntara – pregunté en respuesta

Ken: El manejador está molesto porque vine sin avisarle, así que ¿crees que me va a hablar? – respondió

Suspiré y le pedí que se fuera a descansar. Ken con resignación aceptó irse a descansar y yo me quedé sola en la sala de la casa. Mientras miraba a lo lejos dejando que pasaran las horas, recibo un mensaje del manejador.

Granada al CorazónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora