Los primeros días de mi nueva fueron una gran aventura. Descubrá cosas nuevas cada día. Era increíble lo pequeño que era mi "pueblo" comparado con mi nuevo hogar, mi nueva gente. Cada día hombre grande me traía vestidos nuevos, y cada noche tenía que dormir con el. "Esto se le llama amor, piel morena" Me decía siempre. Y yo siempre accedía, aunque a la mañana siguiente me doliera todo el cuerpo y me pasara horas mirando el techo esperando a que se me vaya el dolor.
Cada día era la misma rutina, esperaba a que hombre grande volviera con la comida, y cuando estaba sola miraba por la ventana. Había tanta gente. Me preguntaba como se podían conocer todos. En el pueblo nos conocíamos todos, eramos una gran familia.
Un día hombre grande llegó cabreada a nuestra casa. Era como papa cuando se enfadaba. Me miraba con odio. Y esa noche me hizo más daño que nunca. Pero era amor. Algo tan puro de nombre pero en la practica tan doloroso.
Siempre que me hacía daño al día siguiente me traía algo, y siempre era algo que no conocía. Era una gran odisea. Sabía que si me dejaba hacer daño él me lo iba a agradecer con algo. Y así fueron pasando los días, meses. Y mi vestido seguía en el armaro esperando a volver al pueblo, ponermelo y alardear con mis amigas. "¡He recorrdio el mundo!" Pensaba decirles. Me pasaba los días planeando conversaciones que tendría con ellas, imaginando sus caras de sorpresa, me epdirían llevarmelas con ella. Y yo les diría que si, que en mi nueva casa cabemos todas.
-Hombre grande, quiero ir a casa. Mi madre ya estará calmada.-Le dije un día.
-¿Hombre grande?-Esa noche me iró enfadado, otra ve. Como llevaba dias mirandome.- Soy tu marido, tratame con delicadeza.
Ese día me trajo algo que cambio mi vida; una televisión. Nunca había visto algo así, en el pueblo no teníamos de eso. Hombre grande, me enseñaba a gacerlo servir. Esa cosa me enseñaba a cocinar, a como ser mujer. Según hombre grande, tenía que madurar. Iba a hacer quince años. Quería hijos.
Aprendía mucho de esa televisión. Los hijos eran el maravillosos resultado que salía de dos personas que se querían. "Hombre grande y yo teníamos amor." Pensaba cada día. Sería como las mujeres del pueblo con sus hijos, cogidos en brazos. Jugar con él, cambiarle.
-Piel morena, nos vamos de aquí-Me dijo una noche.
-¿A donde?-Le respondí yo, desde entre sus grandes brazos.
-¡Europa!-Exclamó.-Pero, ahí no seré tu marido. Seré tu primo. ¿vale, piel morena?
Segun la televisión europa era mucho mejor que mi nuevo pueblo. Con hombre grande la vida era ideal. Conocía muchos sistios, mis amigas se iban a morir de envidia. Europa. Debía ser algo maravilloso. La television decía eso. Pero poco yo sabía, entonces.