Ese día intentaba por todos los medios salir. No tenía teléfono por el cual llamar. En la calle no había nadie. No sabía qué hacer. Lo que sí sabía era que había llegado el fin.
Me pasé la mañana entera caminando de lado a lado. Sólo quería saber porqué ese cambio de idea y justo ese día.
Por la noche hombre grande llegó. Ni siquiera me saludó y fue directo al armario. Sacando la caja donde tenía todos mis libros. La tiró directamente en la basura. Yo miraba la situación. Y sin pensarlo me tiré encima del cubo queriendo rescatar esos libros.
-¡Desagradecida!-Soltó hombre grande agarrando me del brazo.Yo solo lloraba. Quería recuperar esos libros. Eran mi salvación. Hombre grande solo quería hacerme daño. Y lo hacía. Pero sus golpes no me hacían daño, ya no. Yo empecé a defenderme. "No tienes derecho sobre mi"pensaba para mi misma.
Al final me desperté en el suelo. Con el cuerpo dolorido y sangrando por todas partes. Hombre grande no estaba. Pero la casa ya estaba vacía. No quedaba nada. El armario estaba vacío. La cocina sin comida. La televisión había desaparecido. Y la basura vacía. No entendía nada.
Mire por la ventana. Estaba todo oscuro. No sabia que hora era, ni que estaba ocurriendo. Tiente sanar me las heridas como pude. Pero no dejaba de sangrar por la nariz. Lo único que tenia era a mi misma. "Y a Allah" me dije a mi misma. Cuando estaba centrada en las heridas oí como alguien llamaba a la puerta.
-¿Quien es?- pregunté a través de la puerta.
-Anbar, soy yo. ¿Todo bien?- Era Noah. No entendía nada, pero me alegraba de oír le.-Abre.
-No puedo. Esta cerrada y no tengo llaves.-Le dije con un nudo en la garganta. Aguantando las lagrimas. De felicidad esta vez. El representaba mi libertad.
-Esperame. Voy a buscar ayudar. ¿Confías en mi, Anbar?-Le oí decir. "Si, lo hago" le contesté.-Pues volveré a por ti.Estuve muchos minutos sola. Hasta que oí la puerta abrirse. Corrí alegre, pero me encontré con la realidad.
-¿Esperabas a alguien más que no fuera tu marido? Vístete. Nos vamos