Ella chasqueaba sus dientes intentando propinarle un mordisco. Daniel no sabia si los sonrientes estaban tras de ella, pero los podía escuchar. A cada centímetro que avanzaban sus pequeñas risas se escuchaban mas claras.- ¡Ka...Kantu!- un grito ahogado se le escapo cuando sintió un pequeño empujón de parte de la muchacha infectada. Sintió un liquido ante sus ojos. Era sangre.
Eso es todo pensó.
Daniel sabia que una mordida era el fin, pero lo extraño era el porque no sentía dolor alguno.
Abrió los ojos y observo la fina hoja de un cuchillo entre los amarillos ojos de su atacante. Una mano lo atrapo y lo levanto antes de que pudiera decir algo.- Recarga tu arma- era una joven, tal ves de dieciocho años, cabello castaño y vaqueros ajustados, tenía un palo de escoba, y atados con cinta a su extremo, dos cuchillos de cocina. El arma salvadora- Carlos ayúdame con estos. Un chico de su misma edad apareció entre las sombras y tiro a uno de un golpe en la mandíbula antes de llegar ante Daniel y la muchacha
- ¿Tengo que salvarte siempre hermanita?- dijo esto mientras movia su bate de béisbol entre sus manos.
- Gracias - exclamo Daniel mientras no apartaba su vista de las cosas que venían hacia ellos- ¿Quienes son?
- Aun no agradezcas- esa fue la muchacha.
- Y lo segundo...¿no tendrá mucho sentido si no salimos de esta verdad?- ese fue el muchacho- dispara a esos, Clau y yo iremos a pos los otros
- Solo tengo una bala.- siempre tenía una en el bolsillo de atrás, era una costumbre que difícilmente se le iba a quitar.
- Es mas que suficiente hombre.
Daniel hizo lo indicado en un fácil disparo sus dos objetivos cayeron disparados hacia atrás.
La chica, Claudia, supuso que ese era su nombre, acabo con otros dos de manera rápida. Su arma parecía liviana y fiable. El chico, el aun desconocido levanto el bate y de un solo golpe arrasó con dos sonrientes. Antes de que el menos afectado levantara su cráneo desfigurado su hermana acabo con su existencia.- Mierda...- la voz de Kantu alertó a Daniel.
- ¡Son muchos! Debemos salir de aquí
- Todos entren al carro, deja lo que hay en la casa Kantu ya luego volveremos a por eso luego- Daniel se dirigió hacia el asiento del conductor mientras la Claudia y su hermano subieron a la parte trasera al igual que el hermano de Kantu. Kantu por su parte en el asiento del copiloto.
Metió la llave en el contacto y empezó a moverla de izquierda a derecha, una y otra vez hasta que el rugido del motor apareció. Los infectados que habían a los alrededores empezaron a avanzar más rápido al oír aquel ruido. Tal ves porque era el timbre de la cena.
- ¿Que es lo que pasa? ¡Rápido hombre se acercan mas- manos ensangrentadas estampaban contra las ventanas.
El auto no avanzaba.
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La televisión prendida despejaba de todas las ideas a Lisa. Había puesto una película de princesas mientras tomaba una taza de leche con cocoa. Se la había preparado ella sola como mama le había enseñado.
Al pensar en eso un gran impulso de llanto llego a ella, pensamientos maduros le llegaron. Ella estaría muerta en algún sitio era lo mas seguro, si la había visto con los ojos amarillos. Tenía la piel un poco pálida como las personas de las noticias que papá veía.
Y empezó a llorar. Su cabello castaño oscuro se movía con tanta rabia como ella al desquitarse con su almohada. Hasta que escucho que el timbre sonó.----------------------------------------------------------------
- ¿Maldita sea hombre que pasa?
- No lo se. El motor está bien pero simplemente el auto no responde.
Un golpe en seco hacia el parabrisas asusto a todos. Una pequeña grieta se había abierto.
- ¿¡Daniel?!
-¡¿Que pasa?!
Un movimiento se sintió adentro del carro. En segundos una gran masa de docenas se habían aglomerado ante el vehículo y lo empujaban de lado a lado, como si fuera una ola. El sonrisas que estaba en la parte superior volvió a golpear el parabrisas. Esta vez extendió la grieta.
Daniel cerró los ojos con temor.
El sonido de sus risas cada vez se hacía más ensordecedor.
Y cada vez más...
Y más...
Y más...
Y más...
Y menos...
Hasta que...¿ya no había ninguno?
Abrió los ojos.
Una gran ráfaga de disparos había arrasado con todo aquel que hubiera estado afuera del auto.Las cuatro puertas se abrieron de par en par. Daniel escucho voces mientras sus ojos se volvían a acostumbrar a la luz. Sintió que algo lo jalaba hacia afuera al igual que a los otros.
- Todos al camión ¡ya!
Eran los de trajes químicos.
El ejército sin duda, se habían salvado.
Daniel sintió un gran alivio al ver a todo un grupo militar armado. Parecía que sabían lo que hacían.
Se paró para ver de cerca a sus salvadores. Una mascara de gas y un traje naranja eran los uniformes que todos llevaban.Daniel se limpio rápidamente y extendió la mano a su salvador.
- Muchas gracias hombre, verá tengo una hija cerca necesitamos sacarla antes de irnos, no se preocupe es cerca.
- Me da gusto saberlo...- un tono sombrío se aproximó en su voz al momento de decirlo, unas cuantas risas de soldados se escucharon rodeándolo- pobre idiota- movió su cabeza antes de levantar su arma. Daniel sintió un tremendo golpe en el rostro con la culata de un arma. La vista se le nubló, sintió que brotaba un liquido de su nariz mientras la oscuridad se lo llevaba.
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Zona Z
HorrorNo hay civilización. No hay autos circulando. No hay luces en las noches. Solo ellos deambulando por las calles en busca de los vivos. Daniel un hombre de treinta y siete años emprenderá un viaje a la supervivencia por todo el mundo en busca de su h...