Ultimatum

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¿Donde estoy? Se preguntó el individuo mientras solo veía la oscuridad. No es su casa y esta atado en una silla. Correas de cuero sujetan sus muñecas, y están muy apretadas.
Una luz débil lo enfocó desde una esquina y pudo ver a un hombre de naranja que se acercaba. Otra luz un poco más fuerte lo cegó por un instante.

El hombre naranja agarró su tablero de científico y una grabadora de mano. La máscara de gas se dirigió a su rostro y este empezó a grabar.

- Sujeto 133 en proceso, actúa tenso, se le quitara con la anestesia...vamos a proceder.- una aguja con un liquido marrón en su interior apareció en sus manos.
El tipo la tincó.
Se acercó a su posición. Un pequeño dolor en el brazo indicó que lo había pinchado. No quiso mirar, cerró los ojos

- Tranquilo, si los isótopos reaccionan no te convertirás .- agarró la grabadora y apretó el botón- procediendo.

Un grave ardor empezó a recorrerle el brazo. Sintió como sus ojos se abrieron, sintió una gran adrenalina, aunque dolorosa. Gritó sin poder hacer más.

- Tendremos que esperar. El mayor tiempo fue de unas siete horas. Espero que no te conviertas créeme necesitamos que esto funcione y ya.

- ¿Porque haces esto?

- No es algo personal, es algo necesario, no hay mucha gente que quede y nos pueda ayudar a la ves. Si no te conviertes todo habrá valido la pena. ¿Lo entiendes?

- Jodete...

El hombre naranja apretó el botón.

- Minuto seis- hizo una pausa claramente decepcionado - los ojos han cambiado.


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Se levanto con un pequeño dolor en el abdomen. Daniel miro a los costados. Kantu tenía sus manos en la cabeza con una mueca de tristeza.

- Debemos sacarlo de aquí, no puedo dejar que lo conviertan Dan.- le dirigió una mirada triste.

- Tranquilo encontraremos una forma de salir, debe haber algo...

Un chirrido metálico ya casi reconocible se escucho al final del pasillo. El hombre naranja camino a grandes zancadas mientras sus hombres iban tras el. Cuando Daniel pensó que seguiría de largo hacia la otra plaza de la prisión, pero sus ojos lo engañaron.

- Sáquenlo.

Los hombres obedecieron de inmediato y abrieron la celda tirando a Daniel de la camisa hacia el piso del pasadizo. Daniel se dio un revolcón en el suelo antes de golpearse contra los barrotes de una celda en la que se encontraban dos infectados.
Daniel dio un pequeño grito cuando se dio cuenta que sus brazos intentaban atraparlo. Se apartó rápidamente.

- Veras Daniel...- el hombre naranja tenía un tono sombrío en su voz.Se arrodilló ante el y desenfundo una Glock amartillándola-...cuéntame más sobre tu hija...

Daniel sintió un leve mareo. El oído le zumbo y sintió como la oscuridad intentaba llevárselo. Daniel combatió contra eso y se levantó, claramente con dificultad pero el no lo notó. En un rápido movimiento Daniel colocó su puño entre la mascara del hombre naranja.

- Infeliz.- sintió como una de sus piernas era abatida de una patada por uno de los tipos armados- no dejare que le hagas esto a mi hija.

- Vamos Dan- el hombre naranja rió- no hace falta que te pongas así, no, no y no- el tipo se limitó a mover la cabeza- en realidad no es mi intención traer a tu hija, a decir verdad...quiero que nos ayudes.

- ¿Porque iba yo a ayudarles? Maldito imbecil...y en todo casa ¿por que yo?

El hombre naranja rió suavemente.

- Si nos ayudas puedes irte...los dejaremos en paz, a ti y a tu hija...y sobre la segunda pregunta- el hombre naranja dirigió su mirada a travez de la mascara hacia todas las celdas- míralos, Daniel, sus rostros, gente carente de esperanza, sin nada que perder, ya les hemos quitado todo. Tu eres el único que tiene algo porque salir y conoces este miserable pueblo.

El tipo le extendió la mano.

- Ayúdanos a ayudarte, si traes lo que necesitamos puedes irte.

- ¿Y si me niego?- Daniel parpadeó cuando el hombre naranja se arrodilló en un brusco movimiento.

- Te lo demostrare- el hombre sacó su Glock y reventó el cráneo de Carlos en un tiro limpio.

El cuerpo cayó de espaldas a la pared. Los gritos de su hermana al ver el cuerpo inerte fue todo lo que Daniel pudo soportar. Una lagrima rodó por su mejilla. La maldad se había esparcido por todo el mundo y ese hombre era muestra de eso.

- Te espero detrás de la puerta para indicarte la salida.

- ¡Espera! - el hombre naranja volteo bruscamente. - ellos también se van con migo...Kantu, Claudia y

- Estas en desventaja, no me hagas matar a otro de ellos...

- Tu estas en desventaja, soy el único que conoce este asqueroso pueblo, sin mi no obtienes lo que necesitas.

Un silencio total irrumpió en el pasadizo. Daniel volteo a ver su celda cuando escucho un sollozo de Claudia al tener el cuerpo inerte de sue hermano entre brazos. Kantu la consolaba en la esquina.
Volteó nuevamente hacia el hombre naranja. En un cruce de miradas era obvio quien había sido el ganador de esta riña. El hombre naranja desenfundo su Glock nuevamente apuntando al ojo derecho y camino bruscamente hacia donde Daniel se encontraba. Un frío cañón de pistola resbalo por su cuello.

- Saldrán cuando me entregues el maletín.

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