Blanco

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Contesta, contesta, contesta, pienso impaciente mientras camino de un lado a otro en la sala de estar de lo que solía ser mi hogar años atrás.

—Contesta el maldito teléfono, O'Brien —mascullo y cuelgo al oír la voz monótona de una mujer diciendo que deje un mensaje.

No estoy molesto ni planeo pelear con Dylan por lo sucedido hace casi una semana, solo siento felicidad por las buenas nuevas y quiero compartir ese sentimiento con él; quiero que nos olvidemos un rato del dejo de amargura que quedó entre ambos la madrugada en que salí de nuestro departamento sin decir adiós. Quizás estoy tomando la decisión definitiva de regresar por una despedida, un último abrazo o beso, para después guardar todas mis pertenencias en una maleta con el fin de no volver a mirar atrás y comenzar desde cero. No obstante, ahora solo quiero escuchar su voz, saber que hay un cariño intacto que supera nuestros problemas y me da la certeza de que sería capaz de pretender por un día o dos que nada sucedió... y que se sentirá genuinamente feliz por mí, porque yo también me sentiría feliz por él si intercambiáramos lugares. Sé que podrá compartir mi alegría y darme una grata despedida con días tranquilos, para finalmente dejarme ir con un sabor mucho más agridulce en mis labios, algo que prefiero mil veces más a marcharme con amargura absoluta.

—¿Thomas? —llama mi hermana desde el patio, el ruido de sus tacones golpeando el piso cada vez más cerca de donde yo estoy.

Suspiro y llamo a Dylan por última vez, rogando oír su voz desde el otro lado de la línea y no la de una grabadora.

—¡Ahí estás! —Ava exclama con una sonrisa que se desvanece al ver que mi atención no está enfocada en ella, sino que el celular que acerco nuevamente a mi oreja derecha— ¿Qué estás haciendo? Llevamos más de cinco minutos esperándote para hacer el brindis. ¿A quién llamas?

—A Dylan. Quiero contarle sobre esto —respondo rápido, suponiendo que en cualquier momento Dylan contestará mi llamada.

—Creo que esa llamada podría costarte un poco más caro de lo normal —comenta con una sonrisa, cruzando ambos brazos—. Te recuerdo que estás llamando al otro lado del mundo.

—Me da igual. Solo serán unos minutos y... —La grabadora suena de nuevo, por lo que termino la llamada con un suspiro frustrado—. No entiendo por qué no contesta si siempre tiene su teléfono cerca.

Voy a marcar el número una vez más, pero la pálida mano de Ava se posa sobre la pantalla de mi celular, interponiéndose en mis planes. Levanto la mirada y una sonrisa empática está plasmada en su boca cerrada, el labial color carmín resaltando en su blanca tez.

—Sé que quieres que se entere lo más pronto posible, pero mamá y papá están esperando. Te recuerdo que no todos los días te dicen que irás a la universidad y hay que celebrar.

—Lo sé, pero...

—Es solo un brindis, Tom. Después de eso tendrás todo el tiempo que tardemos de camino al restaurante para llamar a Dylan cuántas veces quieras.

Cuando quita su mano de encima, presiono mis labios y le doy una mirada a la pantalla, el nombre de Dylan y su número escrito sobre ella. Un suspiro más y guardo mi teléfono en uno de los bolsillos delanteros de mis jeans. Luego esbozo una sonrisa débil y asiento.

—Está bien. Vamos.

Ava empieza a caminar y yo la sigo hasta que se detiene de manera súbita, por lo que casi chocamos. Con mi entrecejo fruncido le hago entender lo que estoy preguntando sin la necesidad de utilizar palabras.

—¿Te puedo hacer una pregunta?

—Um... ¿Sí?  —replico inseguro.

—¿De verdad está todo bien entre tú y Dylan?

Colors ↠ dylmasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora