Un día normal... misma rutina: levantarme, ducharme, vestirme, mirarme en el espejo y odiarme.
Nada cambiaba. Todo era lo mismo, bajaba las escaleras hacia la cocina y no había nadie, padres trabajadores, sí claro. Prepare mi ''desayuno'' que se basaba en jugo de naranja y unas galletas. Con eso era feliz, me cepillé los dientes y el cabello para salir al manicomio, perdón, instituto.
Miré el reloj. 7:15 de la mañana, entraba a las 8:00, aún me quedaba tiempo disfrutando de mi libertad. Entré al instituto y, como de costumbre, todos se quedaban mirando a la nena rara de pelo negro y corta de estatura...
-Mira quién llegó... -dijo esa jodida voz que no soportaba, era como si la maldita tuviera un pito en la garganta.
-Hola Tracy- dije con cortesía.
Tracy: Hola rara!, porqué llegaste solita? A caso a tus papás le da tanta pena traerte que te vienes caminando?- preguntó con un tono de diversión, todos rieron.
-Pues fíjate que no, a tu madre se le acabo la gasolina a mitad de camino, es tan miserable, que la pobre tiene que gastar todos sus ahorros en una hija como tú. A ella si que le da pena traerte.
Todo quedó en un silencio increíble, hasta que un chico se sacó una carcajada y todos empezaron a reír, menos Tracy, claro, ella estaba roja de furia. Y yo... simplemente no me explicaba de dónde carajo había salido tanta valentía para hablarle así a la perra, digo, a Tracy, fue como un extraño impulso que obligó a que mi boca se abriera y soltara todo aquello... Pobre de su madre, le dije miserable y ni siquiera sabia quién era la mujer.
Tracy: Cómo mierda te atreves a hablarme así? No eres nadie para hacerlo- dijo la peliroja teñida.
-Ay, disculpa, no entiendo mucho el idioma de perra, me retiro, no sin antes decirte que tengas cuidado con las enfermedades esas, no vaya a ser que seas una bacteria andante.- dije yo y todos quedaron asombrados... Se sentía increíble ser valiente, hoy me sentía nueva... Fue algo raro que sentí cuando entré al instituto, si sigo así, todo me irá bien.
Entré a todas las clases, increíblemente, después que le dije eso a la peliroja, nadie me molestó en el resto del día.
Llegué a casa y no había nadie. ¡Qué raro!... nótese mi sarcasmo, me sentía sola... muy sola. Me puse a dibujar y se hizo tarde. Sentí algo extraño otra vez. Hubo una brisa fría que recorrió toda mi habitación y las luces se apagaron...
-Genial- dije para mí misma. Lo poco que alumbraba mi celular no me ayudó mucho, después cogí una pequeña linterna que tenía, y cuando la encendí para buscar algo más para alumbrar un poco, no fue precisamente una linterna lo que vi... Enfrente de mí estaba un chico, alto, ojos maravillosamente azules, pelo entre castaño y rubio, sonrisa de medio lado, pero lo más que llamó mi atención fue ese par de alas que el mismo cargaba...
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My Dark Angel
FanfictionDicen que al final del túnel siempre hay una luz... Que después de la tormenta viene la calma, pero él era diferente, era la oscuridad y la rebeldía pura...