El Delirio De Amarte #1

Capítulo 1

Antes de comenzar la historia es importante que lean esto:

Bien, cambié de usuario, de identidad xD y por lo cual quiere decir que la historia permanecerá igual. Lo único que sucedió aquí fue que se me extravió el capítulo 4 y pues tuve que omitirlo pero aún así la historia no se verá afectada en nada. Los capítulos nada más se recorrieron, en la cuenta anterior nos quedamos en el capítulo 12, pero aquí será el capítulo 10, NO se preocupen, la historia avanzará de la misma forma en que nos quedamos.

El nombre de la historia cambió como pueden ver. Pero repito: LA TRAMA DE LA HISTORIA CONTINUA IGUAL. Si me ayudan compartiendo la historia, se los agradecería con mucho amor.

N u e v e A ñ o s A t r á s

—Vamos—pronunció Bill, mientras sostenía de la mano a la pequeña niña.

—¿A jugar? —preguntó curiosa.

—Claro, vamos. —Ambos se encaminaron hasta la habitación de la pequeña. El pequeño Bill cerró con pestillo el cerrojo de la puerta mientras rompía la distancia entre él y la pequeña e inocente niña. Con un delicado roce acarició la suave mejilla de la pequeña niña atontada por la belleza de su hermano. Bill le liberó el cabello de la liga que le aprisionaba y le formaba una linda coleta de cabello.

—Te ves más hermosa así —sonrió la niña. El pequeño Bill se acercó al infantil rostro se su hermana y le besó los labios brevemente, siendo interrumpido aquel momento por los toquidos insistentes del hermano mayor.

—¡Abran! —Empujó la puerta bruscamente—. ¡Quiero jugar con ambos!

—¿También Tomi jugará? —cuestionó la pequeña a su hermano, él sonrió y respondió.

—Este es un juego entre los dos, ¿okey?. —Finalizó dicha respuesta con un beso en los labios

N u e v e A ñ o s D e s p u é s

La costumbre de aquel solitario chico, cómo siempre, era observarla con cautela, acechándola de una tímida forma. Desde los rincones ausentes de aquel patio escolar, él pelinegro siempre renacía aquel amor prohibido. Temeroso de todo pero seguro de sus sentimientos. Inconsciente de lo actuaba a diario, ignorando la realidad.

Él le sonreía y ella sonreía aún con esplendor más maravilloso.

Ella siempre sonreía al hablar, sus manos inquietas se movían de manera única ante él y sus labios eran un sensual anhelo prohibido ante la mirada presente de Bill

< < Mirame > >. Susurró suplicante Bill en sus adentros.

[...]

— _________, —nombró Bill a su hermana, adentrándose a su habitación—, toma. — Le entregó su cesto de ropa limpia que hace unos momentos su madre le pidió entregarlo a la habitación de su hermana.

—Gracias, Bill. —Agradeció la chica a su hermano de forma cortante.

Ella se encontraba acostada en su cama, escuchando música con ambos audífonos puestos y leyendo una revista juvenil. Su hermano se acercó a ella y le acarició el cabello. Ella le observó unos momentos a su hermano y al instante se alejó del toque de su hermano.

—Buenas noches —dijo Bill resignado, saliendo de la habitación de su hermana.

< < ¿Qué hice? No tienes idea de cómo me arrepiento > >. Pensó Bill.

[...]

—Buenos días mi niño, —la madre de los hermanos Kaulitz le saludó a su hijo Bill, quién entraba a la cocina con temor y unas ganas de permanecer en casa por el resto de su vida—, ¿Quieres panqueques?—Preguntó con cariño a su hijo el mediano, quién moría de hambre siempre al despertar.