Capítulo 6

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  La mañana se concentraba templada, de un radiante sol que iluminaba con suave manta cálida aquel bosque donde la brisa indicaba un verano exitoso.

—Buenos días —dijo la chica a sus hermanos, quienes se encontraban arreglando su persona para el primer día en el campamento.

Bill observó a la castaña de reojo y logró apreciarle una bonita coleta alta en la cabellera de la chica, ella por su parte esperó a que sus hermanos terminaran de arreglarse. Se recostó en la cama de Bill mientras su móvil le distraía un momento. Un mensaje de su amiga Diana le logró arrebatar una sonrisa.

Llamaron a la puerta unos toques tenues, atendió inmediato Tom.

—Buenos días, chicos, —Niall saludó con cordialidad adentrándose a la cabaña—, les entregaré unas listas donde encontrarán las actividades que implementamos y podran elegir una o dos escribiendo sus datos en las filas correspondientes.

Niall entregó dichas listas a Tom, _____________ con curiosidad se acercó para poder elegir que actividad le vendría bien este verano.

Música en género rock, música en género orquestal, fotografía, actuación, danza en genero hip-hop y clásicos y muralismo eran las actividades que el campamento impartía. Con obviedad, Tom se inscribió a él y a Bill en música en género rock. Las hojas fueron entregadas a la chica, quién poco conforme repasó nuevamente las opciones.

—¿No existe ningún deporte aquí?

—Todavía no logramos implementarlo. Lo siento —respondió Niall.

La castaña observó nuevamente las opciones. Hojeando detenidamente para lograr encontrar el nombre de su amiga.

Y por fin lo encontró, en muralismo Diana Robles Ursua.

—¿Qué es muralismo? —preguntó __________ a Niall.

—En muralismo podrás aprender técnicas de pintura en murales de diferentes texturas.

—¿Es pintura?

—Así es, con la única diferencia que tu lienzo de será una enorme pared con un diseño único. Además —dijo Niall—, al final de cada curso en el campamento, realizamos una demostración de todo lo que se hizo en todas las actividades y en muralismo los chicos pueden pintar todas las paredes del teatro y de las cabañas.

—Suena interesante —habló Bill a espaldas de la chica. Los nervios de ella se volvieron maraña y sin saber el porque de ese primerizo sentimiento.

Niall le entregó el boligrafo de tinta negra a la castaña, ella la recibió. Frente a la pequeña mesa de noche de Bill, ella se inclinó y logró escribir sus datos dos filas después de su amiga.

—Listo.

La castaña entregó las hojas y la pluma a su dueño, Niall. Él revisó las listas y sonrió.

—Muy bien, chicos, las actividades inician a las doce, música en género rock es el el área H2 y muralismo es a lado en el área H3. Se encuentran entre el recorrido del lago y estas cabañas.

—Gracias —pronunció Tom mientras Niall se retiraba—. Bien, daré un recorrido a la cafetería, ¿Quieren ir?

—Ahora te alcanzo —respondió la chica.

—Está bien, nos vemos haya.

Y dicho eso, Tom salió. La chica observó su móvil mientras un mensaje de Diana llegaba.

"Observa al chico frente a mi cabaña"

Se leía en el mensaje. La castaña fruncio el seño sonriendo y algo desconcertada, camino hasta la ventana a un lado de la puerta, abrió la cortina marrón para lograr ver un hermoso chico galante platicando frente a otros dos, justamente frente a la cabaña de Diana. Una sonrisa tonta se le dibujo al observar aquellas manos hiperactivas de aquel apuesto chico de cabellera rubia.

"Que belleza *-* "

Escribió __________. Bill atento, sentado a orillas de su cama, observa aquella actitud delirante de ____________.

"Tienes que venir a verme, y aprovechar para poder ver de cerca ese hermoso chico de oro, ven ahora, ¡Aah!"
Envió Diana.

—Iré con Diana, nos vemos luego...

—Oye —detuvo Bill a la chica.

—¿Si? —se detuvo en la puerta, antes de poder abrirla y salir después.

—¿Podemos ir ambos al lago después?

Bill observó suplicante a la chica quién sus ganas de salir corriendo y observar aquel chico oro fueron colapsadas al observar aquel hermoso y fino rostro de su hermano.

—Claro —sonrió y la chica cruzó el umbral para dejar detrás a Bill. Él, suspiró, cansado más que nada fastidiado por la misma actitud distante de la castaña.

Con una torpe curiosidad, se levantó de aquella cama y observó por la ventana aquel pequeño cuerpo desplazarse hasta una cabaña cercana. Una mirada curiosa de aquel chico de cabellera rubia le exaltó un enfado interior al pelinegro.

Bill observó, lo único que podía hacer, observar, observar a su hermana en un intento de conocer aquel chico de oro y eso no era del agrado de Bill, no lo era.

¿Pero qué podía hacer él? Nada. Y aunque deseara en lo absoluto, él comenzaba a cansarse de lo mismo. Que confuso resultaba un amor prohibido. Pobre chico, que error haz cometido.

[...]

—Escuché que su nombre era Jamie —dijo Diana a su amiga mientras ambas dibujaban en el block de dibujo su boceto del mural.

—Jamie.

—Incluso es el profesor de música en género rock.

—Mis hermanos están ahí —respondió ___________ mientras intentaba dibujar una figura humanoide.

—Que suerte. Oye, —Diana logró llamar la atención de su amiga, mientras Diana lograba dibujar un hermoso cerezo—, ¿Qué sucedió con Bill?

—¿De qué hablas? —suspiró la castaña, nerviosa.

—Sobre lo que me haz dicho, de que él quiere pasar tiempo contigo.

—No lo sé. —La castaña comenzó a sentirse incómoda, nunca antes hablar de Bill le había causado tanta incomodidad.

—Tú nunca me haz dicho el por que Bill y tú se alejaron.

—Es muy difícil de explicar.

Diana sonrió curiosa, ignoró por un momento su boceto y se acerco más hasta su amiga. ___________ pensó en lo cansado y molesto que era dar el por que de todo a Diana.

< < Que metiche eres, Dianita > >. Pensó la castaña.

—Oye, soy tu amiga ¿No? Tú debes tenerme confianza a pesar de todo. No importa que acontece, yo siempre te apoyaré.

_____________ sonrió enternecida ante las palabras de la pelinegra. Nunca antes Diana demostraba tales sentimientos y ahora la castaña sintió un gran impulso de confianza.

—No sé... Todo esto que llevó en mi me duele. Diana —suspiró la chica—, me siento tan confundida.

—¿Qué sucedió? —preguntó Diana tocando la mano de su amiga. Impidiéndole regresar a lo suyo.

—Te diré todo de una vez, —la castaña tomó aire intentando trannquilizarse. Tal vez no sería correcto ella tenga que admitir lo que realmente sucede, pero ya no continuaría ahogandose en todos aquellos recuerdos—, Bill y yo nos hemos alejado por un motivo insano que a decir verdad me asusta.

—¡Oh! Venga, no me introduzcas pánico.

—Él dice estar enamorado de mí. —Soltó la castaña de una forma inesperada mientras evitaba observar los ojos de su amiga, concentrándose en su boceto que a duros esfuerzos lograba dar vida.

Diana no articuló palabra alguna, tan sólo observó con mirada sorpresiva y curiosa a su amiga, quién sus mejillas estallaban en un rosa aperlado intenso.

—¿Es broma?

—Desearía lo fuera.

—Pero que cosas dices. Es imposible que Bill esté enamorado de ti —dijo Diana asustada, un tanto alterada ante la noticia.

—No, no lo es, no es ninguna broma Diana. Bill está totalmente perdido en mí...

—¿Por qué será? ¿Por qué será? ¿Qué los amores prohibidos nos vuelven locos tan fácilmente? —Cantó graciosamente Diana mientras movía las manos en un baile descomunal e improvisado.

___________ le fulminó con la mirada y al instante, en un momento rápido, Diana terminó su improvisado chiste de mal gusto para ____________.

—Lo siento, era inevitable —rió nerviosa la pelinegra—, pero... ¿Cómo es que eso puede suceder?... En serio, me he perdido.

—No miento... Te juro que... Estoy asustada por lo que él llegara hacerme un día en un arrebato.

—¿Besarte? —preguntó Diana. La castaña se limitó a responder. No quería hablar más de ello, que incómodo resultaba—. ¡Oh por dios! ¿Te ha besado?

—¡Diana! —exclamó la chica.

—No puede ser cierto todo esto. No juegues conmigo mona... ¿Bill besarte?... No lo creo.

—¿Ahora entiendes mi lejanía?

—Sinceramente con tu hermano nadie se negaría —habló Diana mientras sonreía nerviosa.

La castaña tan sólo cerró sus ojos buscando tranquilidad. Ahora se sentía liberada en un diminuto intento, Diana es su amiga incondicional sabía perfecto que no estaría sola.

—¿A pesar de ello intentaras convivir más con él?

—No lo sé...

Tal vez, es lo que necesitaba, estar cerca de él, sentirle cerca. Odiaba ver de su hermano tan lejano y débil por ella, pero por otro motivo... Ella comenzaba a embrigarse de ese prohibido amor.

[...]

—Hemos llegado. —Anuncian los gemelos a su hermana mientras se adentran a la cabaña.

"It's a beautiful lie
It's the perfect denial..."


Se podía escuchar a coro las voces de Diana y __________ cantar en par el coro de Beaitiful Lie de Thirty Seconds to Mars. El gemelo mayor observó a su hermano sonriendo mientras colocaba su guitarra sobre su cama. El pelinegro fue quien descubrió a las chicas cantar tan comicamente aquella canción. La castaña bailaba y cantaba tan dramaticamente con un inexistente micrófono en su mano derecha y Diana tan sólo cantaba imitando a su amiga.

"... Such a beautiful lie to believe in
So beautiful, beautiful it makes me. "

Ambas chicas se detuvieron de su concierto ficticio al sentir la presencia de alguien observandoles. La castaña estalló en mil colores al observar a Bill en el marco de la puerta, sonriendo con un toque angelical enternecido al observar el vergonzoso acto que ambas amigas habían hecho frente a él.

—No, continúen, no se detengan.

—Yo creo que no —respondió Diana—, mejor me marcho. Iré a ver que pesco en la cafetería.

Diana se despidió de su amiga mientras tomaba su block de dibujo de la mesa de noche de la castaña y salía de la habitación, pasando al lado del pelinegro. Ella le sonrió y el respondió de la misma manera.

___________ se retiró su auricular mientras tomaba su block de dibujo y lo escondía tras de si.

—¿Cómo te ha ido? —preguntó Bill a la chica. Tomó trayecto hasta la cómoda cama de la castaña y cerca de ella, logró sentarse en la orilla, a un lado de la chica.

—Bien... supongo.

—¿Puedo hechar un vistazo? —Bill observó a su hermana suplicante, quería conocer el lado artístico de la castaña, la curiosidad le domimaba.

—No, no —exclamó ___________.

—Venga, es sólo un boceto, no moriré si le hecho una ojeada.

Bill logró arrebatarle el block a las espaldas de la chica. Ella se lanzó sobre de él y comenzó un forcejeo entre ambos y el block por intentar hechar y no un vistazo al trabajo de la chica.

El pelinegro sonreía divertido mientras la castaña batallaba en vano arrebatar el block de las manos del chico... pero resulto imposible. Ella perdió por las cosquillas que comenzó otorgarle Bill.

—Ja, ja, ja... Está bien... para ya... Ya entendí puedes ver.

Bill detuvo sus traviesos dedos y por fin, con la respiración acelerada de haber reído a la par con la chica, pudo observar el dibujo de su hermana.

—Es una mierda, lo sabía —dijo la chica cubriendose el rostro con ambas manos al observar la reacción de asombro de Bill.

—Para nada... —habló Bill mientras analizaba de esquina a esquina aquel boceto—, es... perfecto.

—¿Cómo puedes decir eso? Es tan sólo un feto en desarrollo que morirá e irá al infierno por ser tan feo.

—Acaso... ¿Este soy yo?

La castaña se incorporó al instante al escuchar las palabras de Bill. Ella observó atenta aquellos trazos. ¡Y no podía ser cierto! Aquel boceto representaba un humanoide conectado a un mundo surrealista donde lo que más podía darse a destacar eran los finos trazos en el rostro, los finos trazos proporcionales de su hermano.

—No lo sé, yo tan sólo comencé a dibujar sin sentido.

—Sí, soy yo. No puedo creerlo.

—No tengo idea de como llegaste a mi boceto —habló la castaña confundida.

—Pensabas en mí —respondió Bill mientras sus ojos absorbían por completo la luz bendita de energía de amor y lograban brillar con suavidad plateada ante la chica.

—N-no —expresó pérdida la castaña—, no. Yo sólo...

—Responde lo que quieras, nada me hará cambiar de opinión.

—Bill —alargó la castaña en queja mientras se ruborizaba.

—Yo si puedo admitir a los cuatro vientos que pensé en ti en toda la clase.

Era más problemático esta situación ante ___________, no podía resistirse el gritar. Bill comenzaba a causarle su propia pérdida.

—Traté de escribir una canción para ti, para ambos, —expresó Bill a la castaña quien fue sucumbida de nervios al sentir aquella cálida mirada almendra del pelinegro—, pero me perdí al iniciar el coro de tan sólo recordarte una y mil veces.

¿Acaso él podía continuar más dulce? La chica no podía resistir más aquellas palabras, eran inesperadas y tan profundas... Era sentir algo frenético pero ingerible.

—Bill —susurró la castaña.

—Tal vez tú puedas ayudarme a continuar.

—No sé como hacerlo...

—Tan sólo mantente a mi lado y vuelve a caer en este dulce ser que te elevará.

—Tal vez no quiero caer —respondió ella con pesar.

—Yo sé que deseas caer.

—Si es así... entonces por favor, no logres atraparme.

[...]

El viento cálido despertaba el tacto delicado de aquel par que en solo lugar podían sentarse en aquel viejo tronco mientras observaban el partir del día.

—Dime una cosa que sólo tú conozcas de mí —dijo Bill a la chica mientras ella tomaba en sus blancos y alargados dedos una pequeña roca que después regresaría a las profundidades del lago al ser arrojada por la chica.

Ella se levantó de aquel tronco de árbol y caminó hasta estar cerca de la orilla de aquel lago. En busca de respuestas coherentes, tomó nuevamente otra pequeña roca y la arrojó con más fuerza.

—Eres tímido.

—Eso yo lo sé, es algo que sólo tú conozcas. Sólo tú, algo que ni yo mismo tenga idea —habló Bill ante la respuesta insuficiente de la chica.

—Cuando duermes tus facciones son más tiernas, —respondió la chica observando fijamente el lago—, tu sonrisa es contagiosa, luces tan antagónico sin maquillaje. —Bill escuchó con atención cada palabra dicha por la castaña—. Algo que no tienes idea, siempre te humedeces los labios al verme... Y eso me encanta.

Habló la chica sin pensar. Cuando menos pensó, sus palabras ya habían salido de sus labios y cometieron un acto cautivo a los oídos de Bill. Éste tan sólo sonrió atontado al haber escuchado aquello y repetirlo una y mil veces en su mente.

—No, eso no es lo que quería...

Se giró la chica a encararle.

—Eso es fascinante.

—Olvida lo que he dicho, por favor —habló rogante.

—Jamás —respondió exagerante Bill—. Nunca antes me había percatado de ello...

—Olvidalo, nunca quize decir eso.

—Pero lo haz hecho. —Bill no demoró en lograr estar frente a la castaña, quien su mirada se concentraba en el suelo de la nada—. ¿Por qué tiene que ser así todo?

—¿De qué hablas?

—¿Por que tengo que amarte de esta forma?

—Bill, ya no repitas aquello, por favor —suplicó la chica.

El pelinegro tomó entre sus brazos el delicado cuerpo de la castaña envolviéndola en un abrazo sincero.

—¿Por qué temes acercarte? —susurró en delicado suspiro el chico—. Quiero tenerte y ser quien logré detener tu caída.

—Es imposible.

—Tanto como lo eres para mí,eres tan imposible de ganar, —hundió su rostro ocultandose en la curva del cuello de ésta—, tan ausente entre mis muros y tan intocable como el veneno bendito que eres por siempre en mí.

—Bill —nombró la chica.

Él se apartó para observarle fijamente mientras sus miradas declaraban una eterna unión sin marcha atrás. La castaña apartó tímida su mirada y decidió observar el horizonte, donde el sol comenzaba a descender.

—Ahora tan sólo, quiero ver el atardecer contigo —habló _____________ apartandose.

Bill le cedió su libertad de entre sus brazos y le liberó, ambos observaron extasiados el descenso del sol mientras se ocultaba tras de aquella montaña lejana.

Un hermoso color pintó el cielo, una hermosa gama de colores tan finamente selectos por aquella prodominante naturaleza le deleitó la vista a ambos, unos colores suaves que se difuminaban entre si, creando un perfecto paraíso en los cielos.

—Es fantástico —susurró asombrada la chica.

Bill sonrió asombrado mientras su vista comenzaba a desviarse a la pequeña chica a su lado, sonrió todavía más y los ojos marcaron un brillo único.

—Hermoso.

—Quiero observar de por vida esto. —La chica sonrió emocionada—. Desearía ver esto cada día de mi vida.

< <A tu lado> >. Pensó ella.

—Deberíamos regresar —volvió a hablar la chica.

—Quiero un momento más... contigo.

Los ojos de la chica se iluminaron sorpresivamente.

—Bill —dijo __________ a su hermano—. Quiero pedirte algo muy importante.

—Claro.

—Ver juntos el amanecer y el atardecer, por todo el tiempo de nuestras, ahora, jovenes vidas... Y si es posible, el anochecer, en cada fría noche a tu lado.

Bill suspiró enamorado, sonriendo mientras aquel amor le intoxicaba una vez más a su ser. Que dulce amor se sentía entre ambos, pero que perdición para quien perdiera la cordura por el otro, para quien perdiera esa triste jugarreta del destino. La paga de aquel cruel acto del destino sería el amar perdidamente uno al otro sin tenerse ni dejarse, tan sólo amarse sin más que aquello y una mortal vivienda de memorias y tristezas.

Ambos regresaron a la cabaña donde se hospedaban, Bill caminaba lento, queriendo detener el tiempo y deseando más de lo que se pudiera pedir.

—Hey. —Tom llamó la atención de sus hermanos al encontrarse con ellos a unos metros—. ¿Quieren venir conmigo a cenar algo?

—Yo paso. —Bill respondió de inmediato, cortante y algo confuso éste tomó rumbo a la cabaña.

—¿Qué le sucede?

—No lo sé, es tan indiferente —dijo la chica.

—Me duele verle actuar de esa forma —expresó Tom, mientras él y su hermana caminaban a la par rumbo a la cafetería—. Se ha vuelto algo introvertido.

—Siempre lo ha sido, Tom.

—Pero no tanto como ahora,—Tom indicó en su corazón una fuerte opresión con señas—, siento su miedo en mí, un miedo fuerte, un miedo a no sé que.

—Bill no quiere estar solo —respondió la chica.

—¿Solo? ¿De qué hablas?

—Es obvio, Tom. Bill se siente ilimitado, temeroso. Y eso es gracias al rechazo que vive día a día en la escuela.

—Pero jamás estará solo, soy su hermano, su complemento, jamás le dejaría solo.

Ambos se adentraron en la cafetería, donde unas cuantas mesas se encontraban ocupadas por grupos pequeños de chicos y chicas conversando.

—Él se siente de esa forma.

—Que tonterías —Tom y la castaña tomaron lugar en la mesa del centro—. ¿Qué quieres cenar?

—Un sadwich y un espumoso de nuez.

—Perfecto. Ahora regreso.

Tom se retiró a la barra donde unos cuantos esperaban para ordenar, ____________ suspiró mientras de peinaba la cabellera hacia atrás sientiendo cansancio, pero no un cansancio físico, un cansancio sin descripción, un cansancio atormentado. Tomó aire nuevamente, cruzo sus brazos y los colocó encima de la mesa, para lograr esconder su rostro un momento.

< <No me comprendo> >, habló en su mente < <¿Por qué siento tanto y a la vez nada al estar con él?> >.

Tanto drama que causaba cansancio era la respuesta.

< <Tal vez estoy cansada de fingir que no sucede nada en mí contigo> >.

—¿Un mal día? —Escuchó _____________.

La voz de aquel chico le hizo reaccionar e incorporar al momento. Tras el colapso de su muro de sentimientos con nombre y apellido, decidió observar el dueño de aquella voz.

—Soy Jaime. —Se presentó aquel chico de cabellos de oro a la chica. Sonrió modesto mientras él analizaba cada facción de la castaña.

—__________ —respondió ella.

—¿Puedo preguntar que ocurrió?

—No, nada, tan sólo... estoy cansada. Eso es todo.

—Es el primer día, no debes tener esas vibras —sonrió mientras observaba a su lado derecho intentando no caer en aquellas lagunas chocolate propiedad de la mirada de ____________.

—El primero de mil.

—No es tan malo cuando te pones a ver las cosas de otra forma.

—Lo es tan sólo un poco. —Él se cruzó de brazos.

—¿En que clase estás? —preguntó curioso.

—Muralismo.  

El Delirio De Amarte #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora