"Escuche lo que paso ¿estás bien?"
"Lamento mucho tu perdida ¿estás bien?"
"Cualquier otra mierda ¿estás bien?"
Es una pregunta por cortesía que debería ser respondida con "si estoy bien, gracias por preocuparte" por igual cortesía.
No gente, no estoy bien.
Mi padre, una de las personas que más amo en el mundo está en una caja de madera a metros bajo tierra y 2 meses no son suficientes para procesar lo ocurrido, así que guárdense sus buenos modales y déjenme en paz.
Recién estaba llegando a casa de la escuela cuando mis ojos se posaron en un cartel clavado en el jardín delantero con las palabras "Se vende" en grandes letras rojas.
Mire eso con toda la rareza que mi cara podía expresar. Apresure el paso hasta las escaleras del porche y abrí la puerta de la casa.
-¡Mama! – Llame. Era martes, de seguro estaba en casa.
-¿Si?- me respondió ella desde la cocina
-¿Que es esa cosa en nuestro jardín?
-Un cartel de se vende hija ¿nunca habías visto uno?
La mayoría podría encontrar el humor de mi madre como algo genial, pero en este momento para mí era un poco irritante. Tire mi mochila en uno de los muebles de la sala y fui a la cocina.
-Sabes que no es a lo que me refiero- dije apoyándome con mi hombro en el umbral.
Algunos hombres de su edad catalogarían a mi madre; Samanta Brooklyn -cirujana cardiovascular profesional- como una belleza bien preservada. Con una figura esbelta, cabello castaño oscuro y ojos azul zafiro los cuales me había heredado a mí, era una verdadera joya a sus 40.
Tapo la olla en la cual se cocinaba la cena y me miro con seriedad.
-Escucha Daisy, he estado pensándolo mucho últimamente y en realidad no necesitamos una casa tan grande- me dijo haciendo un gesto con las manos, señalando alrededor.
Nuestra casa era relativamente grande para solo una madre y su hija. 2 plantas 4 habitaciones, 3 baños, una sala y cocina enormes, patio trasero y delantero. Pero era la casa en la que había vivido toda mi vida, conocía cada una de las esquinas de ella e incluso detrás de cuales cuadros se escondían las salamandras y otros bichos.
-Encontré un lindo apartamento cerca de la escuela y-
-No – la interrumpí – si tu razón para mudarte es que "la casa en muy grande" entonces no estoy de acuerdo.
-Daisy...
-Mama, sé que amas esta casa tanto como yo. Debe haber otra razón para que quieras venderla así de repente y cuando quieras decirme, soy todo oídos ¿Hm? Te quiero - me di vuelta y cuando estuve a mitad de las escaleras del segundo piso, regrese a la puerta principal y salí al patio. Ese feo cartel está tapándole el sol a las petunias de papa.
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Oopsy Daisy.
Novela JuvenilDaisy era una buena persona. Todos a su alrededor la veían como la chica dulce y amigable que siempre querrías cerca. Incluso luego de que una tragedia sacudiera su vida sus amigos no se alejaron, luego las cosas se complican nuevamente y Daisy se p...