Cap. 8: No es una morsa

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Nos hicieron esperar en la habitación de Jim. Para tener claro los hechos y evitar cualquier malentendido o que la información se repitiese, estuvieron llamándonos de manera individual a la sala donde se encontraban tres policías. Por un momento me quedé solo con Francisco. Él trajinaba con las manos detrás de su cabeza como un enmarrocado mirando al techo pero no con la mente ahí. Afuera, cientos de voces se mezclaban entre sí creando un sonido agudo irritante, un sonido, un ruidito que hacía perder la paciencia a cualquier que sufriera de ansiedad. La calle se había convertido en una gran procesión.

<<¿Por qué Lisa se suicidaría?>>, se cuestionó Pancho en voz baja, como un susurro. Claro, esa era la maldita pregunta:  ¿Por qué se suicidaría? La había conocido en el primer mes de estar en la universidad. No compartíamos carreras, ella estudiaba Psicología y yo Administración, pero siempre frecuentábamos los mismos lugares del campus, especialmente la cafetería y la biblioteca. Por una de esas casualidades fue que un día entablamos una extensa y amena conversación. Vaya que nos hicimos amigos de inmediato, era muy... agradable. Era pulcra, habilidosa con las palabras y muy soberbia en ocasiones, aunque eso no quitaba el buen sentimiento que te despertaba al verla. Creo que a Jim le gustaba, pero nunca tuvo las hagallas de decírselo. Yo en cambio buscaba su compañía cada vez que no estaba con Will. Y eso era lo mejor de Lisa, jamás se negaba a hacer algún favor que otro necesitara, tampoco rechazaba propuestas para ir a comer o conversar, sobre todo para conversar. Poco después me enteré del parentezco que tenía con Lorena: Eran primas. Primero, Esteban conoció a Lisa, y luego, por medio de esta chica, creó una amistad y un romance con Lorena que perduró hasta fines del 2007. La muerte de Lisa nos había devastado, excepto a Jorge, quien se mantenía al margen de la situación, tan callado como incómdo. Después de todo, para nosotros solo era un desconocido, para Jim y Will, un genio de las computadoras.

Lisa no tenía razones para dispararse, o al menos para poseer un arma. Resultaba completamente absurdo pensar que ella sufría de baja autoestima o depresión pese a que pasaba por algunos problemas familiares. Su vida estaba llena de dicha... y de amigos. No la había visto en los últimos días, no pensé que tuviera un problema, en lo práctico nadie. Según su mamá había pillado una gripe severa, pero eso era todo. ¿Acaso se trataría de un invento?

- ¿Por qué tardan tanto? - Francisco se acercó a la puerta.

- Quieren descartar cualquier posibilidad de homicidio. Will estuvo en la escena y apenas puede hablar. Nosotros también estuvimos allí. Imagínate todas las conjeturas que nos esperan.

- Esto... Esta mierda no tiene ningún sentido.

- Lo sé, amigo, lo sé - dije agachando la vista y frunciendo los labios.

- Dios, sus padres están destrozados - se había encaminado a la cama para sentarse en el borde, pero se detuvo-. Tú viste sus caras. No d-d-dan crédito a nada, ¡ni nosotros! Tú la veías en la uni por Dios santo. Algo así no se podría fingir.

- Pues pellizcame si es un sueño. Aparece un video viral en las redes y de pronto todo el mundo pierde la cabeza. Ahora esto.

De repente, en su profunda cavilación, Francisco abrió notoriamente los párpados. Fue como si hubiera hallado en la caja de sus memorias algo que no había mencionado antes, algo que había pasado desapercibido, algo que quizá podría ser útil, aunque también un verdadero fastidio. ¿Aguardar a que los policías lo sepan? Claro que no, era sólo un recuerdo vago que lograrían tomar como irrelevante.

- ¿Qué sucede?

- Ese video... Lisa lo vio tal vez... Es muy probable que ya lo hubiera visto.

- Qué dices... ¿Cómo?

- Yo le pregunté a Lorena igual que todos sobre lo que había sucedido con Lisa, la razón de sus faltas. Mencionó la gripe, pero después tocó el tema de un video extraño en Youtube que estaba poniendo inquieta a las personas. Me preguntó si lo había visto, que cual era la impresión que me había causado. No sé por qué de pronto me lo dijo, y fue... fue raro.

No obedezcas a la morsa - Pesadilla Viral: Parte UnoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora