No obedezcas a la morsa - Pesadilla Viral: Parte Uno

Cap. 9: Desequilibrio

Noches enteras viéndola al pie de mi cama bailando, sonriéndome, observándome con esos ojos delineados tan perturbadores y tétricos que lo único que lograban era que no conciliara el sueño ni por un segundo. Su imagen se manifestaba ante mí hasta con los párpados cerrados. No lograba borrar esa canción demoniaca, la voz de los niñitos al inicio, y el declive y ascenso de las melodías como si fueran manipuladas por alguien con un traumatizante y desorientado talento. Era la versión más escalofriante de una danza en sintonía de una canción que se metía en mi mente con el único propósito de llevarme a la vesania. Temblaba la mayoría del tiempo y no lo controlaba. Tenía miedo de encender la televisión y encontrarme con esa esquelética mujer. Me alejé de la música, de las páginas de video, de las redes sociales, de los medios de comunicación que solo hablaban de lo tormentoso que estaba el día. Por momentos, me agarraban ataques de pánico y escalofríos. Miraba a mis alrededores con frecuencia y mi respiración se descontrolaba. No lograba sacarla de mi cabeza. Sus ojos, su cuerpo, su manera de moverse... Habían ratos en donde gruñía como un loco desquiciado apretando los dientes hasta sudar, eran esos momentos en donde prefería golpearme la frente para distraerme, donde rogaba al cielo otorgarme un segundo sin zozobra ni pesadillas. No fuí a la universidad en días. No salía de mi apartamento. Todas mis luces siempre estaban prendidas. Me arrepentía con impotencia haber visto ese video... ¡Ese maldito video! Solo quería enterrar ese acontecimiento... Sólo quería olvidar. Pero cuando lo hacía, cuando lo lograba, abría los ojos y no estaba en casa. Aterrizaba en mi realidad, volviendo ahí abajo donde mis miedos y la culpa me ahogaban, me hacían lamentar, donde me hacían llorar en silencio, allí abajo donde me tenían como un perro con cadenas comiendo porquerías.