C A P Í T U L O 4.

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— Levántate, que llegarás tarde a clases corazón

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— Levántate, que llegarás tarde a clases corazón.

Escucho una voz dulce y cálida, era mamá. Abro los ojos de golpe, pero por inercia los vuelvo a cerrar, mucha luz.

— ¿Qué hora es? — murmuro, abriendo esta vez los ojos un poco lento. Observo a mi madre frente a mi, con una dulce sonrisa en su rostro.

— Son las 06:50 am corazón, levántate, ya tengo tu desayuno listo — deposita un beso sobre mi frente y suspira. La veo fijamente, en busca de respuesta ante su suspiro, mamá me mira también y asiente — Tú papá llamó, al parecer no vendrá hoy a casa.

Suspiro, y hago una mueca, era una pena que mamá tenga que vivir esta vida gracias a mi papá.

Ellos dos se había separado hace 4 años, gracias a la infidelidad de mi padre, conoció a una mujer en el área de su trabajo y desde sus palabras "se enamoró" perdidamente de ella y se fue a vivir a su departamento, dejando a mi madre sola con una adolescente, sola y triste.

Pero, aquí viene él pero, hace 1 año y medio, regresó a casa, mi madre le perdonó la infidelidad.

Si, así como se leyó, mi madre le perdonó esa falta de respeto hacía ella misma, hacía mí y a la casa. Claramente al principio lo tomé muy mal, porque yo amo a mi papá, pero después de aquello, no lo toleré muchas cosas, una de ellas fue el hecho de hacer llorar a mi mamá como lo hizo en su tiempo, y él volver aquí con la cola entre las patas, me parece algo frustrante. Lo amo, y amo a mi papá, pero lo que hizo mi papá no solo dañó a mi mamá, también me dañó. Se que ningún hombre es tan bueno, porque no lo existen, el hombre que debería ser lo máximo, nos hizo sufrir.

— ¿Va a tener trabajo extra? — susurro, esperando que la respuesta sea positiva. Mamá sólo levanta los hombros. Su respuesta fue clara.

— Baja ya, a desayunar, no quiero desayunar sola muñequita.

Asiento, dándole un apretón de manos, tratando de demostrarle mi apoyo.

Ambas bajamos hacía la primera planta de la casa, nos dirigimos hacía el comedor y veo mi desayuno preparado.

— Que delicioso se ve mamá, muchas gracias — Tomo asiento frente a su silla, observo mi plato y me comienza a gruñir el estómago del hambre. Unos huevos revueltos con jamón. Mis preferidos.

— No agradezcas mi muñequita, lo hago con todo el amor que te tengo— murmura con su semblante muy diferente al que tenía arriba, esta vez era de una madre sonriente y orgullosa.  — ¿Hoy quedarás de verte con alguno de tus amigos? — Pregunta, llevándose un bocadillo a su boca. Niego con la cabeza.

— No, todos estarán en sus cosas, al parecer sólo Venus vendrá a mi casa.

— ¿Venus? Hace tiempo que no la veo por aquí.

Para Katherine.  |en edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora