C A P Í T U L O 5.

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Hoy era Domingo, el día de la semana en la cual tanto mis padres y yo, salíamos a pasear, con una hielera llena de bebidas y hielo, junto una lonchera donde siempre llevamos que comer en el camino

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Hoy era Domingo, el día de la semana en la cual tanto mis padres y yo, salíamos a pasear, con una hielera llena de bebidas y hielo, junto una lonchera donde siempre llevamos que comer en el camino.

Pero este Domingo pintaba ser distinto a los demás. ¿La razón?. Fue la misma razón que ayer Venus me dió.

En cuando llegó mi mamá de su reunión con sus amigas, me sentí la peor hija del mundo, no sabía si callarme lo que me acabo de enterar o decirle, también tenía un coraje inmenso con mi papá, o ese señor que dice ser mi papá.

Al final del día opté por no decirle, no sin antes hacer una llamada con él y reclamarle, claro está que le amenace con decirle a mi mamá, si él no lo hacía lo más rápido posible, lo iba a hacer y la iba a convencer de dejarlo, en fin, no lo necesitamos para ser felices.

Hecho por último a mi mochila una manzana verde y veo a mi mamá, guardando y moviendo de aquí allá lo necesario que llevaríamos a nuestro mini paseo, sólo íbamos a ser ella y yo.

— ¿Ya llevas todo lo necesario Kat?

Kat, así me llamaba mamá y papá, nadie más.

— Todo listo ma, sólo falta lo que estás haciendo tú.

Mamá asiente y termina de hacer lo que estaba haciendo, llevándose las manos a su cabeza, peinando sus cabellos rebeles. Era hermosa.

De verdad no entendía porque mi papá había tenido el valor de serle infiel a semejante mujer que es mamá, ella es una mujer preciosa de pies a cabeza, típica rubia, de ojos azules, semblante carismático y estatura promedio, su cuerpo estaba en bastante forma, el cardio que prácticamente diariamente le sentaba muy bien.

Definitivamente papá era un tonto, como todos los hombres.

— Perfecto, ya nos vemos entonces, nos espera un viaje exprés — señala la puerta emocionada, toma la lonchera entre sus finas manos y sonríe, emocionada. Asiento, tomando lo necesario entre mis manos para salir.

Ya en el carro, mamá comienza a conducir hacía la playa, hoy el destino era ese. Tomar el sol en la arena, mientras comíamos los ricos sándwiches de jamón con queso que mamá había preparado, acompañados de unas deliciosas bebidas a preferencia.

Después de aproximadamente unos 30 minutos, llegamos a la Playa, buscamos estacionamiento que quedara lo más cercano que se pudiera y bajamos, caminando y hundiéndonos a nuestro paso en la arena.
Aspiro lo más posible del aire y sonrió, huele a mar.

— ¿Dónde nos pondremos? — pregunto, mirando a mi alrededor, aproximadamente 5 familias se encontraban destruidas en toda la Playa. Se podría apreciar niños corriendo de allá para acá, con sus mascotas jugando, dentro de playa echándose chapuzones o simplemente tomando el sol sobre la arena. Disfrutando el domingo.

Para Katherine.  |en edición|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora