Permanecieron abrazados en silencio, el tiempo parecía desdibujarse mientras Luna se aferraba a Bestial en busca de consuelo. No importaba si habían transcurrido solo unos minutos o varias horas; en ese instante, el tiempo carecía de relevancia. El cálido abrazo de Bestial era un refugio para el dolor que consumía a Luna.
Finalmente, Bestial la apartó con ternura de su pecho y apartó su cabello del rostro. Observó a Luna con ojos comprensivos mientras ella luchaba por calmarse. Las lágrimas habían cedido, y un silencio pesado se cernía en la habitación. El cansancio la había vencido, y sin darse cuenta, Luna se había quedado dormida en medio de su pesar.
Con delicadeza, Bestial recogió su cuerpo en brazos y la llevó a su dormitorio. La depositó con suavidad en la cama, y Dakota, la leal compañera, se unió a ellos. La perrita frotó su húmeda nariz contra Luna, lamiendo las últimas lágrimas que aún surcaban su rostro. Después, se sentó con la cabeza apoyada en el colchón, vigilando con atención.
Mientras tanto, Bestial se acomodó en el otro extremo de la cama, cerca de Luna pero sin tocarla, Bestial les brindaba la intimidad y el espacio que necesitaban.
Cuando Luna despertó, el dia empezaba a levantarse. Al parpadear, notó que estaba abrazada a un cuerpo masculino. El recuerdo del episodio en la cocina acudió a su mente, y una sensación cálida y segura la invadió. Bajó la mirada y se percató de que Bestial dormía profundamente, sus brazos rodeando su cintura.
Luna observó el rostro de Bestial con curiosidad y aprecio. Sus pómulos estaban acentuados, y unos labios carnosos le daban un aire atrayente. A diferencia de algunas otras especies, Bestial llevaba el pelo más corto, aunque aún conservaba una melena que le confería un atractivo indiscutible a sus ojos.
Entonces, Bestial murmuró con voz adormecida, "Estás despierta", y la voz del hombre la reconfortó. Luna sonrió tímidamente y se acomodó nuevamente en el abrazo de Bestial, hundiendo su cabeza en su pecho en un intento de regresar al limbo del sueño por unos instantes más. Sus cuerpos compartían el calor y la proximidad en ese momento de paz.
Bestial comenzó a acariciar el cabello de Luna con dulzura, y ella finalmente se sintió segura para hablar. Por primera vez, se atrevió a contarle a Bestial su doloroso pasado, compartiendo con él las heridas que su alma llevaba consigo.
Luna permaneció abrazada a Bestial, su voz apenas un susurro quebrado por la emoción contenida. La confianza y la seguridad que sentía a su lado le daban el coraje para abrir su corazón.
—Derek... mi exmarido —comenzó, luchando por encontrar las palabras adecuadas—. Él era mi pesadilla durante años, pero nunca tuve a nadie a quien acudir. Mi familia me dio la espalda cuando me casé con él, y perdí a mis amigos. Éramos solo Derek y yo, y él... él era un monstruo.
Dakota, que aún reposaba en la cama, observaba a Luna con sus ojos leales, como si entendiera la gravedad de sus palabras.
Luna continuó, su voz cargada de tristeza y rabia reprimida: —Recuerdo el primer golpe, y luego el segundo y el tercero. Me hizo creer que siempre era mi culpa. Cualquier pequeña cosa desencadenaba su ira. Una vez, me tiró por las escaleras y me dijo que yo era torpe, y me hacía repetir que era torpe. Después de las palizas, venían los intentos de reconciliación, y yo siempre creía que cambiaría, que me amaba de verdad. Pero nunca cambió, y nunca me amó. Era solo un ciclo de abuso que no podía romper.
Luna cerró los ojos por un momento, tratando de alejar los recuerdos de su mente. —Pasaron cuatro años viviendo con ese infierno. Yo estaba completamente sola, sin amigos, sin familia. Hasta que... —hizo una pausa, su voz temblorosa— hasta que quedé embarazada.
Sus dedos se aferraron a la ropa de Bestial, necesitando su apoyo para continuar. —Cuando él se enteró de que estaba embarazada, era el hombre mas feliz del mundo pero luego descubrio que era una niña y la furia se apoderó de él. Decía que le había engañado, que él solo podía engendrar varones. Entonces nació Hayley, y él... él volvió a ser mi pesadilla. Me culpó, me golpeó, me hizo sentir que había hecho algo terrible al dar a luz a una niña.
Una lágrima rodó por la mejilla de Luna mientras continuaba: —Era una niña preciosa, con unos ojos verdes que iluminaban el mundo. Sonreía siempre, y su risa era la melodía que faltaba en mi vida. Pero él... él no soportaba la idea de tener una hija. Decía que las niñas eran débiles. Y luego, en esa fatídica noche, después de una de sus incontables agresiones, la pequeña Hayley dejó de llorar. Todo a mi alrededor se volvió oscuro.
Luna dejó escapar un sollozo y luego un largo suspiro. —Me desperté en el hospital, pero fue demasiado tarde. Mi pequeña... mi pequeña ya se había ido. Fue una pesadilla que nunca terminó.
Mientras compartía su historia con Bestial, Luna sentía que las cadenas del pasado se aflojaban, liberándola de un peso que llevaba durante años. La comprensión y el apoyo que encontraba en Bestial la ayudaban a sanar heridas que creía que nunca podrían cerrar.
Bestial la abrazó con fuerza, y Luna aceptó el abrazo con gratitud, sintiendo que por fin no llevaba sola el peso de su trágico pasado. A pesar de conocerse por poco tiempo, encontraba una inusual calma a su lado, una sensación de protección que nunca antes había experimentado. Aunque su corazón empezaba a enamorarse de él, Luna sabía que no podía permitirse ese lujo, aún tenía asuntos pendientes más allá de las tierras de la ONE.
—Lo lamento mucho, Luna —murmuró Bestial contra su cabello—. Sé lo crueles que pueden ser los humanos. No debes temer eso de nosotros; jamás heriríamos a una mujer o a un niño. Lo que él hizo es una atrocidad, y las leyes humanas deberían ser más duras en casos como este.
Luna asintió con tristeza. —Deberían serlo, ¿verdad? —dijo—. Pero no lo son. Derek cumple una condena infinita en prisión, pero tiene comida, agua y una cama. Solo le han quitado la libertad, cuando deberían haberle arrebatado la vida que él tomó.
Bestial la miró con comprensión y luego tomó su mano suavemente, acariciándola con delicadeza. Luna sintió una pequeña descarga eléctrica recorriendo su brazo y, por un breve instante, la carga de su pasado se sintió menos abrumadora.
—Luna —murmuró Bestial—, deberías descansar.
Luna consideró la idea mientras su mirada se perdía en los ojos negros de Bestial. —Debería —admitió—, pero realmente no tengo ganas.
Permanecieron tumbados en silencio, perdidos en sus propios pensamientos. Bestial la miraba con una intensidad que le robaba el aliento, sus ojos negros brillaban en la penumbra de la habitación. Luna, por su parte, apoyaba sus manos en su pecho, sintiendo el latido de su corazón bajo la piel.
Bestial acariciaba suavemente su hombro, su mejilla y su pelo, transmitiendo una calma reconfortante con cada movimiento. El ritmo de su respiración era sereno, como si nada más importara en ese momento. Para Luna, en medio de la tormenta de su pasado, la presencia de Bestial era como un faro que la guiaba hacia la tranquilidad.
Finalmente, en medio de la quietud y la oscuridad, sus ojos se encontraron. No hacía falta decir nada, sus miradas lo decían todo. Era un momento de entendimiento profundo, una conexión especial que trascendía las palabras. Luna podía sentir el calor de su cuerpo, la seguridad de sus brazos a su alrededor y la promesa de un nuevo comienzo en cada latido de su corazón.
A pesar del dolor que habían compartido, en ese instante, en los brazos de Bestial, Luna se sintió amada, protegida y comprendida. Era como si finalmente hubiera encontrado un refugio en medio de la tormenta de su vida, un lugar donde podía sanar y empezar de nuevo. La oscuridad de su pasado se desvanecía ante la luz de una nueva esperanza.
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1.Bestial Fanfic nuevas especies [COMPLETA][Reeditada]
FanficLuna Capolli es una adiestradora de perros de renombre, siempre acompañada por su leal compañera canina, Dakota, una gigantesca perra-lobo rescatada de un refugio. A lo largo del año, Luna viaja constantemente, pero siempre regresa a su hogar en la...