Capítulo 17

25.7K 1.4K 469
                                    


Narra ___:

Salimos afuera de la torre y busqué con mi mirada un auto en donde según yo nos iríamos o esperando a que fuéramos a pie en una caminata tal vez, luego vi que el rubio se dirigía a una moto algo antigua y empecé a ponerme nerviosa cuando se subió en ella y me volteó a ver con una media sonrisa.

—¿No vas a subir? — pregunta divertido. Si él supiera que nunca me he ido en una de esas, o una motocicleta en general.

—Yo... Nunca me he subido a una motocicleta antes. — murmuré rascándome el brazo levemente sonrojada mientras el rubio me da una mirada comprensiva.

—Tranquila, no hay porque temerles, solo sujétate bien y nada malo pasará. — dice tranquilamente tomando mi mano y me ayuda a subir con cuidado a esta.

Me acomodo en el asiento atrás del rubio para estar más segura en la moto, o al menos lo mejor que podría ya que jamás me he subido a una, por mí me aferraría de por vida a la motocicleta.

—¿De dónde me agarro? —No veía algún lugar para sujetarse, es más, ¿acaso estas cosas lo tienen?

Steve agarra mis manos con delicadeza y las pasa por su abdomen lentamente, me sonrojo de golpe empezando a ponerme nerviosa.

—¿Qu-qué haces? — susurro nerviosa viéndolo de igual manera. ¿Cómo es que puede estar tan calmado en estas situaciones?

—Si no te quieres caer, deberás sujetarte de aquí. — susurra bajo de vuelta viéndome por su hombro.

—Es-está bien.— el color rojizo no deja mis mejillas en ningún momento.

Con eso, Steve arranca la motocicleta y yo me sujeto bien de su abdomen apoyando mi cabeza en su espalda, sintiendo el viento contra mi cara y con demasiadas ganas de mantener mis ojos cerrados en todo el trayecto, que quién sabe cuánto nos tardemos en llegar. Aunque debo admitir que me sentía relajada y en paz, y más con el calor que emanaba el cuerpo o la espalda de Steve, era algo reconfortante.

Después de un buen rato que sentí yo que el rubio conducía, apagó el motor de la motocicleta y estacionándose afuera de una cafetería llamada "The Coffee Shop", no conocía ese lugar y la verdad no era de recurrir a esos lugares, además que no se veían muchos de esos lugares allá en Sokovia.

Steve bajó de la moto y me ofreció su mano ayudándome a hacer lo mismo.

—Gracias Steve. — murmuré sonriendo amable y recibiendo una igual de su parte.

Steve abrió la puerta de la cafetería y me dejó pasar primero como todo un caballero, entramos al bonito lugar y vimos que la cafetería no estaba tan llena que digamos, fuimos a sentarnos a una mesa con vista hacia afuera, donde se veía un pequeño parque donde había más personas ahí que aquí adentro.

—Que linda vista. — dije viendo hacia el parque cercano con niños corriendo de un lado a otro, se veían felices y alegres jugando entre ellos.

—Creo que tengo una mejor. — murmura viéndome de reojo con un leve sonrojo, consiguiendo que mis mejillas estuvieran iguales.

Es que este chico me quiere ver sonrojada todo el día. Ahora si estaba más nerviosa que antes cuando estaba subida en la motocicleta y eso fue aterrador.

Antes que le pudiera contestar llegó la camarera a nuestra mesa, una señora de unos 48 años y con una sonrisa muy maternal en su rostro.

—Hola Stevie, que bueno verte de nuevo. — dice con una voz suave la señora viendo a Steve —Y veo que trajiste a una amiga. — me mira con una sonrisa maternal, contagiándome con su sonrisa.

Los Maximoff [Steve Rogers y tú] [EN EDICIÓN]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora