CAP 8

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CAP 8

Me giré sobresaltada por los beso en el cuello, y me topé con los labios de Eric. Me besaba con anta dulzura... era imposible no quererle. Reaccioné rápido y me puse a horcajadas sobre él. Ahora me tocaba a mí repartir besos. Mi primer punto para atacar su boca. Le paseaba mi lengua por los labios y luego le besaba, fui bajando por el cuello. Repartiendo mil y un besos húmedos, el solamente se movía, le gustaba lo que hacía. Luego le quité la camiseta y empecé a darle besos por esos músculos que se le marcaban. Me entretuve pasando mi lengua por toda su tableta, músculos, cuello, boca... Hasta que no aguantó más y se puso encima de mí en un movimiento rápido. Me miró con una mirada que hacía que todo mi cuerpo ardiera. Me quitó la camiseta y se me quedó mirando los pechos, luego fue bajando la mirada hacía la liga.

- Eres preciosa... - me dio un beso en el ombligo – me encantas Bel...

Yo no podía ni respirar así que solamente asentía. Empezó a darme besos y más besos por el borde del sujetador de encaje, luego en mi estómago y luego... cerca de mi Monte de Venus. Yo no sé si él sabía que yo era virgen... pero no sabía cómo decírselo. En un movimiento lento y sensual me quitó la liga, y me fue bajando las braguitas. Una vez nos libremos de las braguitas me beso mi intimidad. ¡Qué vergüenza! Me removí incomoda y nerviosa en la cama.

- Bel... tranquila – me daba besos por las caderas – No te aré daño. Te lo juro mi vida.

Ahora fui yo la que le quitó a él los pantalones. Fue hacerlo asústame. Él al verme la cara que tenía me dijo que no me preocupara. No me haría daño. Se quitó lo único que le quedaba puesto. Los calzoncillos. Él me miró y yo asentí. De no sé dónde sacó un envoltorio y lo abrió con los dientes. Luego se lo colocó en su... erección. Me cogió de las manos y las enredó con las suyas. Luego fui notando como pequeños pinchazos en mi intimidad, un poco de dolor. Pero al poco rato lo que al principio era dolor... se convirtió en placer. Puro placer. Empezó a darme caricias mientras lo sentía dentro de mí. Nos mirábamos a los ojos y en ellos podía ver que le gustaba. Que me quería. Aunque eso significa que él también se confundió. Aun habiendo dicho aquello: << Bella... no confundas sentimientos ¿vale? Sabes que llevaba tiempo queriendo hacer eso. >>

Estuvimos un rato con la respiración entre cortada, en silencio. No hacían falta palabras. Nos habíamos entregado mutuamente. El me confesó que no lo había hecho aún, que estaba esperando a la '' persona ''. Y resulta que esa persona soy yo. Ha sido muy bonito. Pensaba que me iba a doler más pero para mi sorpresa no he notado más que unos pinchazos. Después de eso solamente era diversión, risas, gemidos, besos y mi primer orgasmo.

Por la mañana me desperté y Eric estaba a mi lado dormido. Le pregunté si me podía duchar y me dijo que su casa era mi casa. Entonces me metí a duchar y me vestí. Me puse un vestido de cuello halter estampado con unas manoletinas. Me hice una coleta alta y como no tenía maquillaje me puse mis gafas y bajé al comedor. Cuando bajé las escaleras vi a Marta doblado ropa y me puse a ayudarla.

- Que no hace falta Bella... yo puedo doblar sola. – dijo ella son una sonrisa.

- Que no Marta. Si algo me han enseñado en mi casa es saber cuidar una y como se doblar ropa... te ayudo y punto.

- ¿Qué te enseñaron a qué?

- A mantener una casa ordenada y limpia. Y a que cuando nos vamos a la cama la cocina siempre tiene que quedarse recogida.

- En eso te doy la razón bonita.

- Pues ea. A doblar y a preparar el desayuno. Que aquí en cuanto huelan el olorcito se van a levantar de un salto. ¿Qué hora es?

- Las 7... has madrugado mucho.

- La costumbre Marta. Que te parece si recogemos un poco y hacemos un bizcocho de limón, con unos cafés para desayunar. ¿Te parece?

- Me parece.

Dicho esto nos pusimos manos a la obra. Limpiemos el polvo del comedor, los baños y la cocina. Empezamos a las 7:30 y acabemos a la 9:00. A las 9 le dije a Marta que se fuera a duchar y yo preparaba el desayuno. Y dicho y hecho. Se metió en el baño y yo en la cocina. Preparé la masa del bizcocho le puse su levadura y al horno. Mientras la cafetera se calentaba y yo limpiaba el desorden. Estaba preparando la mesa cuando de repente escucho unos cuantos pasos. Me giro y veo: a Eric medio dormido y con un chupetón en el cuello, a Juan vestido y oliendo a una colonia muy buena y a Marta con el pelo mojado.

- ¡Buenos días! – digo yo sonriente.

- Que bien huele, ¿Qué habéis preparado mamá?

- ¿Yo? Yo nada, lo ha hecho todo Bella.

- ¿Tu? – preguntó Juan.

- Sí, yo. Se cocinar ¿sabéis?

- Pues yo tengo mucha hambre – me miró a mí con una sonrisa demasiado picara.

- Pues a desayunar.

Todos me felicitaron por el bizcocho, decían que estaba muy bueno. Tanto que tenía que darles la receta. Una vez acabemos todos, recogimos la mesa y Marta y Juan se despidieron. Tenían que irse a Barcelona unos días. Cuando se fueron Eric me miró y se lanzó a por Mí. Antes de que pudiera atraparme salí corriendo con el detrás de mí. Era como el '' Ratón que te pilla el gato '', pero este más divertido. Al final me atrapó en la cocina. Me arrinconó en la nevera y me besó. Me devoró la boca y jugaba con mi lengua. Me cogió a pulso y me apoyó en la encimera, allí me besaba todo el cuello, la boca... mientras me acariciaba los muslos. Me cogió y enredé mis pernas en sus caderas y me llevó a la habitación. Una vez allí lo empujé contra el colchón. Me desnudé delante de él y cuando me vio solamente con el conjunto de la otra noche se quiso levantar. Pero se lo impedí poniéndome a horcajadas sobre él. Una vez estuvimos los dos sin ropa hicimos el amor. O así lo llamaba yo porque lo que pasó no fue tranquilo, no. Si no pasión pura pasión. Nos pasemos todo el día en la habitación. Lo hicimos en la cama, en la alfombra, en la ducha y otra vez en la cama. Cuando recuperemos el aliento decidimos llamar a TelePizza, teníamos hambre. Me puse una camisa de Eric y bajemos al salón. Allí nos entretuvimos viendo la tele mientras esperábamos las pizzas. Cuando llegó el de la pizza nos las zampemos entre risas y besos. Esta experiencia era nueva para mí. Muy nueva.

Era feliz.


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