CONNOR

Prólogo

Sus puños golpean con potencia una última vez al desgastado y añejo saco que cuelga frente a él. En su mente no cabe espacio para la tranquilidad; y es que los recuerdos lo invaden y no le permiten pensar con racionalidad.

No quiere verse envuelto, una vez más, en una situación tan complicada como la que su mente se encarga de reproducir una y otra vez, de manera incesante y perturbadora. Su interior ruega por no volver a sentir lo que alguna vez, una mujer le hizo sentir.

Tiene miedo... y es que ¿Quién pensaría, que una persona tan imponente y segura de sí, sentiría tanto miedo a enamorarse? Algo tan banal para cualquier persona; a él le aterra y causa pavor de una manera impresionante.

Entonces la imagen de aquella pelirroja despeinada llega a su mente, y una sonrisa se dibuja inconscientemente en sus labios; la frustración lo llena de pronto y choca sus puños, nuevamente, contra el saco; pero esta vez de manera cronológica, una y otra vez, cada golpe más fuerte que el anterior, mientras vacía su mente de todo pensamiento.

No quiere volver a sufrir lo que en algún momento le provocó un cambio total tanto en su día a día como en su personalidad.

Connor ya no cree en el amor. Él está roto, y nadie está a su lado para reparar todo el daño que le causaron en su pasado.

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