Tal vez...

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Casi no hay luz, esta algo oscuro considerando la hora del día, pero era un momento memorable para todo ser viviente en el mundo, pero era una pena que ningún humano allí sería capaz de presenciarle, solo las criaturas residentes del bosque, están presentes, Stanley avanzaba con dificultad a través de la nieve, en sus manos, hay un objeto valioso, importante para la existencia y preservación del mundo, a cada paso dado, la nieve se desvanece, las criaturas salían de aquellos rincones lejanos para presenciar esa escena.

Stanley se quedó de pie, delante de un gran árbol, el aire es fresco, respirable, frío, en sus manos mantenía un libro, se mantuvo allí hasta que el ave violeta se dignó a bajar, volando alrededor del lugar, hasta quedar enfrente del humano, el pequeño búho coloco una pata sobre el libro, haciéndole desaparecer, para esconderle y protegerle, así estará a salvo y disponible cuando se necesite.

Un ruido alarmó a todos, las demás criaturas huyeron y volvieron a esconderse, Stan se sentó en la nieve, fingiendo estar así, el aire fue el causante del ruido, una sonrisa apareció en su rostro, inevitable.

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Stanford permaneció en casa, aburrido y fastidiado del lugar, era una suerte poder andar por la residencia, sin eso, seguro hubiera enloquecido dentro de su habitación, estuvo trabajando en aquellas tareas pendientes, no importa si son vacaciones, debía tenerlos antes del re-inicio de clases, se sentó frente al escritorio, escribiendo más apuntes, miro por la gran ventana, una sombra caminando y adentrándose al bosque, era momento de seguirle, quiere saber quién es y a donde va.

Se adentró en el bosque, siguiendo a esa persona, se escondió detrás de los arbustos, pero hizo ruido, entonces la silueta se sentó.

"¿Stanley?" Murmuro débilmente.

Hubo silencio, el aire soplo, provocando que se estremeciera.

"Hola Stanford" Oyó una voz llamándole.

El mayor se sobresaltó, tropezó y cayó al piso mientras una risa resonaba en el lugar.

"¿Cómo supiste que era yo?" El disgusto es audible.

"Eres mi hermano Ford" Sonrió sin mirarle. "Puedo sentir tu presencia"

El mayor se disgustó más ante eso.

"Y no sabes esconderte bien..."

"Estuve buscándote torpe" Esta molesto, lo busco por toda la casa, sin encontrarle, "Me preocupe"

"¿Quieres ayuda?" Dijo riéndose de la situación.

Stanford miro con duda la mano, la sonrisa es sincera y pide perdón por reírse antes, su mente desapareció un momento, llevándole a la oscuridad y luego una persona delante de si, era diferente, muy semejante a otra vista antes.

"Oye lo lamento, ¿Estas bien?" Dijo la misteriosa persona sujetando su propio cuello con vergüenza, una risa nerviosa y extendiéndole la mano.

"Ford, ¿Estas bien?"

"Si" Dijo con dificultad. "Eso creo" En eso sujeto la mano y tiro de la misma, haciendo a su hermano caer.

Stan cayó de cara en la nieve, la risa de su gemelo hizo eco, llamando la atención de las criaturas más cercanas al lugar, las cuales se asoman.

"¿Quién es ahora el torpe, torpe?" Una sonrisa grande y malvada abarco su rostro, triunfante, como si nada en ese mundo pudiese detenerle.

"Que maduro hermano" Dijo levantándose y quitando la nieve de su rostro.

Días de escuela.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora