Días de escuela.

Oscuridad.

Stanford se dirigió a casa, caminando lentamente, tratando de evitar mirar hacia atrás, mientras caminaba, siguió pensando en la situación actual, ese amor que siente no debe estar allí, no hizo caso a esa parte de su mente, que le decía a gritos que su hermano lo ama, siguió creyendo que era una mentira y hacer esto solo sería el gran problema de toda su vida.

Mientras más se convencía de que Stanley no lo amaba, el daño que se hace a si mismo es mayor, de hecho comenzó a sentir una punzada en el pecho, se detuvo un segundo y continuo avanzando, ignorando la sensación de pesadez en su cuerpo, los pasos se volvieron lentos y a cada momento andaba tropezando, las personas miraban con preocupación al joven, cuestionando que le sucedería.

Pensaban en cosas simples, como la escuela o problemas con algo, la situación es tan complicada y difícil de explicar, no presto atención a las personas, a sus preguntas y la preocupación, primero porque apenas puede escuchar las palabras, le es complicado analizarlas, y la segunda razón es porque comienza a carecer de importancia lo que los demás sientan.

Hizo su camino hasta casa, donde el dolor en su cuerpo era insoportable, cayo de rodillas al piso, apoyando una de sus manos en el suave pasto, la otra se colocó sobre su pecho, gruño ante esa mala sensación y mantuvo la vista en el suelo, algo en su interior se destruía, incluso el sonido de que algo se rompió pudo ser escuchado, tocó el suelo completamente y trato lo que podía para evitarlo.

Era tonto creer que podía detenerlo cuando él mismo lo causo, dejo de intentar evitarlo, dejándose caer en la oscuridad en la que él solo se sumergió para empezar.

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Fiddleford se dirigía a la casa, necesitaba hacer varios trabajos y requería de ayuda, quizá alguno de los Pines estaba adentro y lo ayudaría, cuando llego, distinguió una luz en el fondo del bosque, entre los árboles y el sonido era alarmante, no quería ir, pero debía asegurarse.

Avanzó, tropezando con algunas ramas y piedras que se interponen en su progreso, hasta que llego al sitio donde se originaba el sonido, era un sitio grande y libre de arboles, la luz de la luna se filtraba entre las ramas y seguro eran visibles las estrellas, había una silueta oscura, dándole la espalda, si no se acerco fue por el presentimiento que tiene, decidió mantener distancia.

La persona en el piso, estaba rodeada de pasto seco y sin vida, murmurando palabras sin sentido, o al menos, no eran entendibles, este ser vestía de negro, y con la poca luz era complicado dar con quien era.

La misteriosa criatura se dio cuenta de su presencia, se levanto y se sentó en el piso, su largo abrigo se extendió detrás de su cuerpo, moviéndose con el frío aire, la persona revelo su rostro, pero sus ojos no eran visible por el brillo de sus lentes, Mcgucket retrocedió con miedo, no importa si era incapaz de descifrar los sentimientos y pensamientos, supo de inmediato que algo fue terriblemente mal.

"Stanford" Murmuro Fiddleford ante su amigo.

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Stanley observo a la chica delante de él, lo dicho por ella le sorprendió hasta rebasar su límite, no podía creerlo, claro que no era imposible, él era adorable, pero simplemente esa situación fue algo inesperado.

"Tú me gustas" Fueron las palabras que dijo ella.

Tenia que detener esa situación de inmediato.