Parte 10.

10 2 0
                                    

Al día siguiente cuando abrí los ojos, Hugo ya se había ido a su empleo y yo me puse a practicar la pieza de este fin de semana.

Una llamada del bufete para el que trabajo me sacó de mi concentración y me tuve que ir hacia la nueva empresa del dueño y señor Elliot Scott.

Al llegar la dichosa recepcionista me dejó pasar sin decir ni una sola palabra, al parecer Elliot la había reprendido por la conducta que había tenido hacia mí el día anterior. Cuando estaba en la puerta de su despacho esta estaba abierta y Hugo se encontraba dentro hablando con su nuevo jefe.

- Gracias por volver a admitirme, señor, prometo que no lo defraudaré.

- Estoy seguro de ello, la abogada del bufete me ha dicho que cometía un error al despedirte.

- Vaya, no sabía que tuviera una aliada tan poderosa a mi favor.

- Yo tampoco.- dijo Elliot con una sonrisa jovial y encantadora más propia de un amigo y no de un jefe.

Vi como Hugo miraba la foto de la mesa, la misma que yo me había quedado mirando ayer.

- Disculpe si me inmiscuyo en lo que no me interesa pero esa foto...

- Es de hace unos años, yo y la chica que aparece a mi lado ganamos un concurso cuando íbamos a la academia de la ciudad, ella era buenísima con el violín y yo le hice los acompañamientos en piano.- decía Elliot mientras yo repasaba ese momento en mi mente desde el otro lado de la puerta entreabierta de su despacho.- Elizabeth Greene, nunca la olvidaré, tenía tanto talento que me cuesta pensar que no se ha hecho famosa.

Será idiota más que idiota, ¿Cómo se le ocurre decir mi nombre completo? Ahora Hugo sabría todo, sabría cómo fui capaz de convencer a su jefe, incluso era posible que me dejara por volver a caer ante su encanto o por formarse una imagen equivocada.

Lo único que pude hacer fue salir corriendo hacia el baño hasta que Hugo se fuera de ese maldito lugar.

Cuando estuve segura de que mi novio estaba en su lugar de trabajo entré en el despacho de Elliot pillándolo por sorpresa.

- Elizabeth, no esperaba verla hoy.- me dijo regalándome su mejor y más bonita sonrisa, la cual devolví con ganas.

- Vengo a decirle que han demandado a la empresa de manera anónima, pero no se alarme, por lo que he visto no llegarán muy lejos ya que la demanda no tiene ningún fundamento de apoyo.

- ¿Puede traducírmelo? Estoy algo espeso hoy.

- Que la demanda no va a llegar a nada porque no tiene fundamento.

- Entonces no hay nada de lo que deba preocuparme. Lo único que me faltaba ahora es que hubiera algún otro problema.

- ¿Hay algo en lo que pueda ayudarle?

- No creo, a no ser que te enteres de números y cuentas.

- ¿Bromea? Me especialicé en empresas precisamente porque me entero de números, déjeme ayudarle.

Sin darnos cuenta se nos hizo de noche y ni siquiera habíamos comido, por lo que tras cenar en el primer lugar que encontramos cada uno se fue a su casa.

Estuve hasta las tantas intentando localizar a Hugo debido a que no llegaba, llamé a todos los amigos que conocía e incluso algunos salieron de sus casas a buscarlo diciéndome que me quedara en casa y que los avisara si volvía.

A la mañana siguiente entró por la puerta tambaleándose y un miedo terrible recorrió mi cuerpo tan rápido como un rayo.

- ¿Qué cojones te ha pasado Hugo? Llevo toda la noche llamándote y buscándote.- le dije más segura de lo que me sentía por dentro.

LA MÚSICA UNE ALMASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora