¿Dejaré de elegirte?

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Seguimos caminando, seguimos pensando, y entonces ¿dónde estás? ¿Dónde estoy? ...

Seguimos recorriendo el mundo por caminos distintos, recordándonos con pequeños mensajes que aun existimos; seguimos mirándonos desde una pantalla sin mediar palabras reales que den cuenta de nuestros sentimientos.

Han pasado tantos años y seguís siendo mi sonrisa favorita, nos hemos alejado por largos periodos de tiempo, pero volvemos, volvemos de nuevo con la excusa de que "somos amigos" y los amigos no se olvidan... Sigues volviendo, vuelves de nuevo en busca de compañía y yo, sin objeción, vuelvo y me entrego por completo, aunque tú solo me entregues tus tiempos en soledad, donde los otros te olvidan, donde los amores te traicionan y donde los amigos del diario no son suficientes para contarles las anécdotas de tu día o la forma en que te gustan los senos, o la forma en que quizá, solo quizá en algún sueño húmedo, mis senos han acompañado tus pensamientos.

¿Qué somos? No lo sé, es una pregunta recurrente, suelo gastar minutos antes de dormir para pensar que somos, para sonreírle a la pantalla del celular que muestra tu foto de perfil, sin embargo no encuentro una respuesta, me engaño pensando que somos amigos, pero estoy segura que si fuéramos amigos no me harías el daño (inconsciente o conscientemente) que me haces a diario, cuando por un momento me adoras y me enterneces con tus palabras, pero entonces al segundo me cuentas de tus interminables romances que perturban tu diario vivir y traen a colación tu pasado y tu "problema para amar", problema que se desvirtúa cada día cuando entonces cortejas a otra, miras a otra e intentas estar con otra; pero la respuesta es simple, la otra es la otra y yo simplemente soy, el lugar de desahogo en tus noches de soledad, en tus noches de tristeza o en su defecto de calentura.

¿A dónde vamos? Quiero pensar que es el final, que tengo un límite y que ya has llegado a él, quiero creer que soy más que palabras, que soy más que teoría y que aquello que tanto predico soy capaz de practicarlo, me jactó diciendo de que una mujer no debe dejarse a merced de los placeres de un hombre, que es imposible que no pueda dejarlo y hacer su vida a un lado, donde éste no pueda hacerle daño; me jactó diciendo de que las mujeres no se dan su lugar y que yo en sus zapatos los mandaría a la mier**, pero veme, aquí estoy en sus zapatos, estoy en mis zapatos, y sin embargo, sigo dejándote entrar.

Contrario a vos, sigo dándote lugar en mis momentos de compañía, en mis momentos de tristezas, en mis momentos de alegría, al lado de mi familia, al lado de mis amigos. A través de una pantalla te hago parte de los momentos únicos de mi vida y a diferencia de vos, no te doy mis soledades, te doy mis compañías y mis momentos llenos que no necesitan de tu compañía, pero a pesar de ello, yo la elijo.

Tú no eres una necesidad, eres una elección y esta tonta mujer te sigue eligiendo diariamente, guardando la esperanza de que un día, no muy lejano -ojalá mañana- , tú, la necesidad no necesitada, yo, la mujer sobrevalorada, deje de elegirte.


Cartas sin destinatario...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora