Desaparición

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Kora enmudeció de nuevo, no se veía con fuerzas para seguir y tenía hambre. Aún así Voz tenía sus incógnitas.

- ¿Te mintió y seguiste confiando en ella?

- Sí, todo era una mentira, pero yo no lo sabía. Me enteré hace poco por una antigua amiga suya.

- Sabes...me gusta como se esta poniendo la historia.

- Eso que dices es espantoso ¿Te gusta ver a las personas sufrir?

- Sin dolor, no hay amor, cariño.

- No te atrevas a llamarme así, y menos después de lo que acabas de decir.

- Puede sonar horrible, pero la verdad duele y tienes que contarme más si te quieres deshacer de mí.

- ¿Por qué te gusta tanto torturarme?

No hubo respuesta y de repente apareció un plato de comida. Poco después Kora cayó rendida en un profundo sueño que se desvaneció al amanecer, como de costumbre.

- ¿Por qué no me respondiste ayer?

Kora no obtuvo respuesta. Así que tampoco puso mucho empeño, había aprendido a distinguir cuando alguien no quería hablar con ella.

Los días sucedieron, tenía lo que necesitaba, pero su secuestrador no aparecía. Al principio, no le dio mucha importancia pensó que Voz tendría algo más importante que hacer o existía la posibilidad de que se hubiera cansado de escuchar, en ese caso, ¿Dónde estaba la salida?

Los días pasaban y Voz no aparecía, Kora empezó a preocuparse hasta que entró en pánico. Voz la había abandonado y estaba sola, ¿Significaba eso vivir anclada en el recuerdo hasta el fin de sus días? La idea le aterraba. Por suerte para ella, escuchó un extraño ruido.

- ¿Voz?

- Sí. ¿Qué pasó en Portugal?

- Ahora no hagas como si nada, no tienes derecho a exigirme una historia para luego irte. Estoy harta de recordar, solo quiero olvidar esta maldita parte de mi vida.

- Eso no lo decides tú, así que cuéntame más.

- Soy la única capaz de decidir mi destino.

- ¿Tú crees? Tanto tu destino como tu libertad dependen de mí.

- ¿Pretendes hacerme daño?

- Eso depende de como tú te portes, así que ya sabes lo que te conviene.

Esta vez el miedo de Kora hacia Voz fue real. Empezó a temer por su vida. Así que siguió contando como le habían pedido.










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