Muerte

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Kora hizo una pausa.

- ¿Ya está, eso es todo? - Dijo Voz.

- No, pero lo peor ha pasado.

- Imagino que fue aquí donde dejaste de ser la misma.

- Se puede decir que sí.

- No entiendo como te volviste tan mala, mírate no fuiste ni capaz de hacer que Alex se quedara y sabes que eso te perseguirá hasta el fin de tus días.

Kora se quedó mirando a la nada, sin dejar de dar vueltas a las crueles palabras de Voz. Había tomado una decisión. A su izquierda tenía un plato vacío de la cena, con sus respectivos cubiertos encima. Miró durante un rato el cuchillo con cierta frialdad, y sin pensar lo cogió acercándolo a su blanco brazo e hizo un corte, no era muy profundo pero la sangre no tardó en brotar como si de un manantial rojo se tratara. A pesar de sentirse segura en esa habitación oscura, pues el mundo exterior le asustaba, Kora no podía olvidar las palabras de Voz aunque sentía que eran ciertas, se habían clavado en su alma, igual que lo había hecho el cuchillo en su brazo. Poco a poco empezó a perder el conocimiento.

- ¿Qué has hecho loca? - Gritó Voz.

Como era de esperar no obtuvo respuesta. Voz empezó a gritar el nombre de Kora, desesperada. Así que como pudo, Voz cubrió el brazo de Kora con una sábana e intento coser la herida antes de que fuera demasiado tarde. 

Pasaron varios días hasta que Kora despertó, pero esta vez se negaba a hablar, así que Voz no insistió mucho, esperó a que ella quisiera hacerlo.

- ¿Por qué lo hiciste? -Preguntó Kora

- ¿El qué?

- Hacerme sentir que no valía nada y después salvarme.

- Eras débil y tenía que hacerte fuerte. Cuéntame el final y serás libre.

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