3. Escape

1K 51 52
                                    

Tauro

La cabeza me da vueltas, siento el cuerpo entumido y apenas si puedo moverme. Me incorporo lentamente con la mano sobre mi cabello y los ojos aun cerrados. Con lentitud comienzo a abrir los ojos viendo con confusión donde me encuentro, parece una jaula creada con barrotes negros. Siento el tacto frio de algo sobre mi tobillo, cuando bajo la mirada para ver que es, me encuentro con una cadena plateada que me impide ser del todo libre. Suelto un gruñido de fastidio.

¿Por qué estoy aquí? ¿Dónde están los demás? ¿Qué ocurrió?

Me acerco con cautela hasta los barrotes de enfrente, la jaula se encuentra en la parte central del Olimpo. La jaula es apenas lo suficiente grande como para que yo quepa hecho un ovillo, no más, aparte de eso es lo suficientemente alta como para que pueda levantarme sin que los cuernos que tengo rasguen la parte superior. Veo fuera, hay más jaulas como las mías, en algunas están dos o hasta tres personas, ya sean dioses o alguno de los signos. Algunos aún están inconscientes. Cruzo miradas con Capricornio quien esta tan confundido como yo.

— ¿Qué es esto?— Cuestiona

Me encojo de hombros sin saber que responder. Veo como se coloca la mano en el mentón mientras inspecciona la jaula con detenimiento. Tomo dos barrotes con las manos y utilizo mi fuerza intentando romperlos o hacer el espacio entre ellos lo suficientemente grande como para poder pasar.

Es extraño, en cuanto comienzo poco a poco siento como voy debilitándome. Algo debe estar quitándome la fuerza. Dejo lo que estoy haciendo y miro la cadena en mi tobillo.

—Maldita sea— Me quejo dándome cuenta como un resplandor negro sale del objeto que llevo

Estoy empezando a cabrearme.

Me siento sobre el suelo de la jaula. Veo como Capricornio ayuda a Libra a incorporarse junto con la ayuda del dios Ares.

—Estoy bien— Dice

Escucho un quejido en la misma jaula que yo. Me giro a ver a Virgo tumbado boca arriba, junto a él se encuentra Apolo quien sigue inconsciente. Me le acerco rápidamente para ayudarlo a sentarse.

—Hermano ¿Estas bien?—Veo como hace una mueca de dolor y se restriega la cara con la mano

—Sí, solo no soporto mi cabeza— Responde — ¿Qué es esto? ¿Acaso somos bestias?— Escucho el malhumor en su voz y el desagrado que siente por la situación

—No sé qué ocurre

— ¿Dónde está Capricornio?— Sé que está preocupado aunque no lo demuestre

—Esta por allá

Le señalo la jaula a nuestro lado en donde se encuentra Capricornio tratando de calmar a Libra quien luce como si en cualquier momento fuera a vomitar. Suelta un suspiro de alivio mientras se tranquiliza por un segundo, pero, nuevamente se pone tenso, frunce el entrecejo con fastidio y duda.

No nos queda más que quedarnos ahí, esperando que algo pase. Soy calmado y paciente, puedo tolerar la espera, pero en estas situaciones es todo lo contrario. Golpeteo con el pie bastante irritado y desesperado por saber qué pasa. Pronto el dios junto a nosotros recobra el sentido, al igual que nosotros desea saber que pasa, su mal humor sale a flote y me sorprende que no haya tratado de destruir la jaula.

Cuando me doy cuenta el tiempo pasa en un abrir y cerrar de ojos, los demás ya se encuentran despiertos, haciéndose preguntas y tratando de escapar de sus respectivas jaulas. Todos llevan cadenas sujetas al tobillo aunque algunos otros también llevan encadenadas las manos.

Cada cadena, parece que hace algo distinto dependiendo de su portador. Pronto Escorpio aparece en el medio de lugar, mira a todas las jaulas con una sonrisa triunfante. En el costado derecho de su cara se puede ver unas líneas negras que le recorren como espirales desde el mentón hasta la frente. ¿Por qué hace esto?

Problemas en el Olimpo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora