Géminis
Miro el vasto océano frente a mis ojos, notando como refleja el cielo crepuscular tiñéndose de naranja, rosa y rojo, pronto dará paso a tonos oscuros como el morado y el azul. El sol esta al límite del mar y el cielo, en donde ambos mundos se cruzan y se pierden por completo, mezclándose entre si como si fueran uno solo. Acuario, Piscis y Cáncer están al frente del muelle, los tres en una hilera horizontal mirando al agua como si trataran de ver en las profundidades. Probablemente. Sagitario sigue recuperando el aliento por el pesado viaje que ha tenido que hacer, usando toda su energía para transportarnos a esta costa casi desértica a tales horas del día.
Acuario se gira para vernos, se pasa la mano por su largo cabello antes de hablar.
—Bien, vamos entonces.
—Nosotros no podemos respirar bajo el agua, te recuerdo. — Gruñe Leo cruzándose de brazos ayudando a Aries a mantenerse estable en sus dos piernas, el brazo de él le pasa por los hombros.
—Cierto, para eso primero necesitamos entrar al agua. —Sonríe este con todos los dientes, alzando un dedo al cielo como si fuera todo de maravilla. Señala el mar a sus espaldas dando a entender que nos adentremos.
Antes que cualquiera, las dos chicas de agua se zambullen con rapidez. Me imagino que estaban ansiosas por entrar. Seguidas de ellas, los chicos de tierra se meten al agua, salpicando un poco de agua al momento. Libra y yo nos dirigimos una mirada antes de tomarnos las manos y saltar al mar. Nos soltamos en el proceso, saco la cabeza para poder respirar. Jadeo y mi cabello me cubre parte del rostro, enredado más de lo normal, pegoteándoseme a la frente. Escucho un estruendo acompañado de vibraciones en el agua causando ondas en estas, cuando me giro me encuentro a la casa de fuego junto a nosotros.
El último en adentrarse es Acuario. Le veo reaparecer después de sumergirse en el agua, el cabello lo lleva hacia atrás dejándole libre el rostro. No puedo evitar pensar que le quiero más que a nada. El agua le recorre la piel hasta caer, realzando de una forma curiosa sus ojos turquesas.
— ¿Listos?— Pregunta y en vez de que alguien responda, simplemente asentimos con la cabeza.
Mueve ágilmente sus manos. Una ráfaga de viento mese la marea, despeinándonos un poco. Segundos después, veo un cumulo de agua alzarse a un lado nuestro, creciendo sobre nuestras cabezas, cubriéndonos como si fuese una manta. Cuando me doy cuenta, estoy bajo el agua, viendo como los peces nadan sin ninguna preocupación, notando los corales sobre el suelo marino y la clara arena. Respiro.
Mi cabeza está rodeada por agua, lo demás es aire puro. Como si fuese una burbuja personal. Veo a los demás signos al igual que yo. Sagitario me sonríe con excitación a lo que yo respondo de la misma manera. Es curioso, jamás había hecho esto, apenas si sabía que Acuario podía hacer este tipo de cosas.
Noto algo moverse, giro mi cabeza, aun flotando entre el gran mar azulado. Acuario y las dos chicas de agua han comenzado a nadar en alguna dirección que desconozco. Decido seguirles al igual que los otros.
Tauro lleva consigo a Hermes, nadando con dificultad pues supongo que llevar a otra persona no es algo fácil. Sagitario ayuda a Leo con Aries, llevándolo ambos por cada brazo. Dejo de prestarles atención, regresando mí mirada a los chicos frente a mi nadando con la agilidad de un delfín. No quiero perderme.
***
Veo un grupo de rocas frente a nuestro camino, está cubierta de corales coloridos y algas verduzcas. No estoy muy segura, pero estoy muy consciente de que nos encontramos en una parte realmente profunda del mar. Apenas la luz del mundo exterior llega a colarse, aunque es mínima, iluminando en finos rayos blanquecinos entre el azul índigo.
Nado otro tramo más. Siento que mis extremidades se desprenderán de mi cuerpo en cualquier momento. Me encuentro exhausta. Veo que los tres chicos entran a una cueva bien escondida entre las rocas cafés y negras, les sigo pero ya me es imposible cuando estoy en una oscuridad abrumadora.
No sé si sigo nadando en la dirección correcta pero me mantengo nadando en línea recto o por lo menos creo que no me he desviado del camino. A unos cuantos metros, después de eternos minutos, distingo una luz azulada, titilando. Cada vez la veo acercarse un poco más. Debe ser algún tipo de salida.
Llego a la luz, al final del recorrido. Saco la cabeza del agua, rompiendo la burbuja de aire que antes me ayudo a respirar. Jadeo con cansancio. Quiero descansar un buen rato. Esto es demasiado para mi. Miro a mí alrededor. Esto es una caverna. Una cueva marina. Piscis me tiende la mano para ayudarme a salir del agua, la acepto y con su fuerza me ayuda a ponerme en pie en las rocas del lugar. Los demás comienzan a emerger después de mi. Les ayudo a salir del agua.
Cuando estamos todos en tierra firme me dispongo a observar maravillada el lugar donde nos encontramos. Las estalactitas y estalagmitas del lugar son de un tono zafiro y algunas otras son tan cristalinas como diamantes transparentes. El lugar tiene un tono azul índigo y turquesa. Los minerales hacen brillar las paredes de la cueva tan inmensa que me sorprende. A unos cuantos metros veo un edificio como si estuviera hecho de coral color cian y rosado todo de forma asimétrica asimilando el ser una reserva de coral.
Acuario y las dos chicas de agua se dirigen a aquel lugar por lo que les sigo, escuchando los pasos de los demás detrás mío, causando un eco en las profundidades de las cavernas.
Conforme nos acercamos me percato de que hay varias mujeres alrededor, son bellísimas, de aspecto joven y con pocas prendas encima, de cabello largo y lucen sedosos.
—Son ninfas. — Comenta Sagitario a mi lado viendo mi interés en aquellas mujeres. Giro mi rostro para verlo y noto como su atención esta sobre ellas con un brillo en los ojos. Su mirada se cruza con la mía. — ¿No las habías visto?
—Jamás. — Afirmo negando con la cabeza. — Aun no conozco a todas las criaturas que hay en este mundo.
—Son criaturas hermosas que son algo así cómo un guardián de los lugares naturales como los bosques, lagos y demás.
—A parte de eso, su aspecto nunca cambia y siempre lucen como mujeres jóvenes, sin mencionar que son realmente pacíficas y amables. — Prosigue Virgo atrás de nosotros causando que le miramos por un segundo para luego mirar el camino.
—Oh, ya veo, gracias por explicarme. —Sagitario me sonríe mientras que Virgo solo asiente en respuesta.
Noto que al divisarnos las ninfas, actúan con cierto temor, esperando a que hagamos algo peligroso. Lucen como criaturas tímidas ante nosotros. Unos pasos más y nos encontramos dentro de las rocas y corales. El interior luce como una casa del Olimpo solo que esta tiene muebles de coral de diferentes colores.
— ¡Poseidón!— La voz de Acuario resuena con fuerza, llamando al Dios en cuestión.
Esperamos unos segundos en silencio hasta que por fin percibimos a alguien acercarse con pasos tranquilos, repiqueteando en el suelo marino de rocas brillantes. El Dios aparece frente a nosotros en la habitación. Sus cabellos de un negro tornasol que a veces luce azul corto lizo hacia atrás, sus ojos profundos de color cían tan brillantes como las estalactitas, de piel blancuzca y cuerpo musculado, diferente al Dios del Inframundo, este Dios se ve más maduro, más intimidante, con un porte que demuestra presencia y fuerza, pero nada comparado con Zeus. Una túnica de color plateado enrollada en su cuerpo mientras en una mano lleva su tridente de oro con más altura que él y eso que es bastante alto a decir verdad.
Nos mira inquisitivamente, con una ceja en alto percatándose de que esta visita debe ser por algo serio, más cuando mira a Hermes débil sobre la espalda de Tauro.
— ¿Podemos hablar?— Cuestiona Acuario con normalidad a lo que recibe un asentimiento de cabeza.
—Por supuesto.
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Problemas en el Olimpo
ФэнтезиHasta que punto llevaria alguien su venganza. Los signos del zodiaco tendran que enfrentarse a circunstancias peligrosas todo para evitar que la colera desatada de uno de ellos caiga en los demas. Lo veran desde los distintos puntos de vista de...