Intenciones - ShadowHunters

22_ Desmantelado (Clace)

Bella y entregada como la sonrisa fácil de un demonio, que luego de seducir el corazón de un hombre, se lanza de lleno a sus debilidades, las cuales él ha creado, para asesinar la vitalidad y armonía que existía en su día a día, a pesar de no ser feliz, era conformado por la satisfacción de ser tomado como una herramienta útil.

Así es como te veo, como proyecto tus encantos en mí.

Como un súcubo que llegó única y específicamente para desmoronar el muro que separa esa líne delgada entre mundano y shadowhunter.

Y yo, con mi apellido y la reputación que me precede, no puedo permitirlo.

Porque esto que soy ahora, son los restos de un guerrero que ha triunfado en las batallas más duras que le dio la vida, y a pesar de ello, no me quejo, porque la balanza nunca estuvo ni de un lado, ni del otro. Cuando lo había perdido todo, había ganado demasiado por igual, cuando más abandonado me sentí, fue cuando me quisieron realmente... Y ese calor, todavía no lo liquido.

Estoy al tanto de lo que soy capaz e incapaz de sentir, y soy completamente consciente de lo que no me puedo permitir para mantener altivo e impenetrable la estatua del gigante que me han creado mis hazañas y mi vida misma al no morir en manos de las desdichas del destino.

Me he hecho a semejanza de lo que me ha tocado pasar, de los altibajos despreciables y de las compañías innecesarias que adquirí a lo largo de mi mortalidad; he tenido tantos errores como las elecciones bruscas y emocionales me han permitido cometer, y ahí aprendí a manejar un poco más mi corazón, como si la muerte de la primera criatura que me demostró verdadera fidelidad, en manos del monstruo in-doblegable que me dio vida y semejanza, no hubiese bastado.

Y cuando más controlada tenía mi vida, más arrebatadora y mortífera te enseñaste a mis ojos, arrasando con todos mis esfuerzos, desmantelando mis impulsos, incentivando mi desobediencia, quebrantando mis palabras y distanciarme de la familia que me dio acogida cuando yo no era nadie, más que un niño en situaciones de vulnerabilidad excesiva.

Así me sentí la primera vez que te vi, como cuando había perdido todo y no tenía un futuro estable que mirar, con la única y perturbada diferencia de que estabas ahí, tu sonrisa de demonio, como si hubieses estado esperando el momento exacto para atacar mis muros, y acariciando sin problemas directamente mis heridas más borroneas, las cuales ni a cicatriz oscilaban, de lo enterrado que se encontraba aquel Jace que no quería estar solo, que buscaba una mano que sostener para caminar, el que lloraba por el amor de un ave que no debió significar nada, más que una tarea.

De esa manera tan precisa, desnudas mi alma y consigues lo que quieres de mí, rasguñando con cuidado mi pasado y regando los brotes de sensibilidad que no permito a nadie contemplar de mí, pero que son completamente visibles a tus ojos, como sí fuese trasparente cuando más duro me quiero enseñar.

Y lo peor de todo esto, no es que por primera vez, bajo la piel de un hombre renacido y cambiado, siento verdadero temor por la presencia de lo desconocido e impredecible, sino que me adapto a estas betas de un yo que dejo de ser en mí hace tanto, en vez de eliminarlos junto con el elixir, tu sonrisa, que me embriaga hasta los recuerdos, y te permite moldear nuevamente mis paredes, como si yo fuera arcilla a merced de una niña traviesa e inocente.

Ojala y lo fueras, así tendría menos de éste sentimiento que me tiene alerta y desvelado.

Y yo que siempre pasé por alto, aquello de que la maldad estaba en todos los cuerpos, y se manifestaba en el rostro más hermoso e inofensivo que pudiese imaginarse. Ya veo que tan débil soy todavía, y lo incompetente que me encuentro por dejarme destruir por ti y tus alas inexistentes de cielo.

Ahora que he caído, sé que nunca fui tan fuerte como me hicieron creer.