Pensamientos y sentimientos que se sienten y no pueden expresarse. Una distopia de corazones disparando flechas al aire y cayendo en lugares inciertos... Pero nunca en el blanco.
Nunca dirigidos hacia la persona amada.
Ninguna parte será correlativa...
Será tan extraño para ti, como para mí; pero es que no consigo una expiación simultanea y cautelosa a toda esta maraña de "no sé qué" que me da cuando te veo; y mucho peor aun, que me rabia cuando la veo.
No tiene sentido, ni pies ni cabeza, pero voy a pedirte un favor, como tu líder, como un salvador, como alguien de quién te compadezcas.
Cuando me veas perdido entre tus cabellos, cuando muerda mis labios al oír tu voz, cuando sonría tenue al escuchar tu risa, o cuando me descubra complacido con tu altanería; miénteme cosas obvias, de esas que al oírlas, no me apetezcan.
Miente que me aprecias y que mi cercanía no te pesa.
Miente que tus manos, tus ojos y tu piel me desean.
Miente que no eres feliz, cuando ella te rodea.
Miente que la luna se queja, cuando a simple vista no me encuentras.
Miente que te agrada vivir conmigo, miente que nuestro estilo de vida no te asquea.
Miente con descaro, miente que me sueñas.
Miente que has abandonado tus ilusiones, incluso si ella te besa.
Miente que no correrás nunca más detrás de su mortal belleza.
Miente que ser como yo, hoy en día dejó de ser tristeza.
Miente que no quieres volver a ser humano, que si tuvieses que elegir, conmigo te quedas.
Miente que si te importa lo que digo, que mis rabietas por ti no dan pena.
Miente que sientes tu corazón latir de nuevo, sólo cuando mi sonrisa se presenta.
Miente tus pensamientos, y que en ellos el amor reza.
Miente que soy tu delirio, para tenerme vigilado, miente cualquier queja.
Miente mi egoísmo, y que mi rechazo te desvela.
Miente que soy tu mas grande anhelo y que en Clary ya no piensas
Miente que adoras esta vida que te he brindado.
Miente que me respetas.
Miénteme de la manera menos sutil y la que menos crea, para dejar de lado este desazón, mi melancolía y mis injustificadas purezas; que ya no soporto un minuto más la esperanza que me dejas cuando miras condescendiente cualquier cosa que mi mano ofrezca.
Miénteme con obviedad, para que mi inexperto, no latente y desgraciado corazón, se deje de torpezas.
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