☠ Crimen 10 ☠

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Estando lejos de casa, Yoongi se dio cuenta de lo mucho que gustaba de Daegu, su pueblo natal. Ahora en Busan sentía poca confianza para seguir haciendo aquellas cosas que adoraba hacer y mantenía en secreto, porque para la sociedad en la que vivía, estaba mal. Nadie comprendía lo que sus ojos observaban al ver la vida irse de las pupilas de sus víctimas o como sabía la carne fresca de otro ser humano.

Tan dulce y metálica cuando la sangre corría por su lengua para deslizarse por su garganta. Jamás compartiría eso con alguien o eso pensó, porque en una noche oscura cuando iba caminando por los callejones poco transitados de la ciudad, con un cuchillo en la mano para en cualquier momento atacar a su presa escogida, se topó con una escena.

—Ah, Jimin — gemía una mujer en la oscuridad.

Se acercó más para ver entre las sombras a la pareja que seguramente estaba teniendo un momento romántico, a Yoongi se le antojó lanzarse sobre ellos y matarlos mientras atendían aquellos placeres bajos. Sacó su cuchillo y lo acercó a su rostro, rozando la punta filosa con su lengua. Estaba por lanzarse como la víbora que era, sin embargo, las cosas tomaron un rumbo distinto.

—Espera, Jimin, ¿qué haces? — La voz de la chica cambió repentinamente, sonaba angustiada y llena de temor.

El chico que la acorralaba contra la pared estaba mordiendo más de lo normal el cuello de ella.

—Sólo déjame probarte un poco, una mordida solamente — decía con un tonto descontrolado.

Yoongi que estaba a un lado, escondido en detrás de un cubo de basura, divisó el brillo en los ojos de Jimin, la promesa que hizo era totalmente falsa, no creía que se pudiera detener.

—No — murmuró la chica retorciéndose, poco podía hacer ante la fuerza de su amante — Suéltame — y luego de eso sólo hubo gritos y más gritos.

Ya que los dientes de él se clavaban justamente en la yugular de la chica y la sangre brotó incontrolablemente, la mano libre de él apretaba la boca de ella para que sus alaridos de dolor no fueran escuchados, pero el chico escondido pudo ver y escuchar todo a la perfección. El cuerpo sin vida de ella terminó en el suelo y Jimin limpió su boca con su mano, llegando a aventar algo de sangre hasta el rostro de Yoongi que permanecía en la oscuridad.

Se miró las manos por varios segundos y luego vio el cuerpo sin vida delante de él.

—Oh no... ¿qué he hecho? — Empezó a decir con voz quebrada, como si estuviera a punto de llorar y su cuerpo temblaba terriblemente, teniendo miles de espasmos.

En cuanto vio esa actitud, Yoongi creyó que se pondría a llorar y a gritar, arrepentido, pero no fue así...porque lo que salió de Jimin fue una primorosa risa que fue distorsionándose hasta ser un aullido en la locura. Entonces sonrió, había encontrado lo que tanto buscaba, a su perfecto compañero.

Ahora, tirado encima de él con todo su cuerpo desnudo y la sangre empapándolos, tembló ligeramente. Años de seguirlo, asechar cada movimiento y de esperar pacientemente para que pudieran estar cara a cara, tenía frutos finalmente. Pasó su dedo por el pecho desnudo de Jimin, moviendo la sangre que comenzaba a secarse, llegó hasta sus labios y los delineó con su pulgar.

—Jiminnie...Jiminnie... ¿te ha gustado estar debajo de mí? — Preguntó restregando su cuerpo para alzarse hasta donde estaba.

—Sí, ahora suéltame — pidió mirando al techo de madera, bastante viejo.

—Sólo si prometes que no me harás nada — decía con tono dulzón, juguetón y que aún no le era común al detective, porque era muy distinto el Yoongi asesino al chico frío y distante que acostumbraba ser.

Así como él era más alegre, pareciendo un cachorrito detrás del rubio, tenía otra cara que pocos lograban ver, la malévola, demente, fría y lúgubre. Era como si los papeles se invirtieran. Las manos del rubio se dirigieron a desatar las manos de Jimin, lo sacó de la silla minutos atrás para mejor disfrute, pero seguía amarrado como precaución.

Esperó a ver lo que hacía, sobaba sus muñecas con cuidado, intentando quitarse esa sensación de entumecimiento. Cuando sus ojos se posaron en Yoongi, el rubio se topó con una mira llena de furia, justo entonces el pelinegro se lanzó tomar sus labios.

Encima de él, mordía con poca delicadeza, llevó su mano a la cintura de Yoongi y se fue levantando sin soltarlo. El rubio se preguntaba a dónde lo quería jalar, se dejó llevar por el pelinegro hasta que se dio cuenta que lo llevaba al baño. Los dos de pie en el frío baño se miraron con cuidado, llenos de sangre que no era suya, en el cuerpo de Jimin había marcas de rasguños dejadas por él.

Abrió la llave de la regadera, el agua contra las baldosas del piso fue lo que se escuchó por todo el cuarto hasta que un vapor comenzó a inundar todo. Seguían parados viéndose, con cautela, como si esperasen a que el otro atacara.

Yoongi se dio cuenta pues, que jamás podría bajar la guardia mientras estuviese con Jimin, el temor y las ganas de ser comido por él eran sentimientos opuestos que se peleaban dentro de él. Lo deseaba tanto que deseaba ser comido por Jimin, pero tampoco quería perderse ni un segundo de ver la maravillosa existencia de éste.

—Anda, entra — le dijo el pelinegro, invitándolo a que se metiera primero.

Aún con dudas lo hizo, le siguió el paso Jimin poniéndose detrás de él y pegándose lo más que pudo para que ambos les cayera el agua. Pegó su nariz en la nuca y respiró su aroma, el agua se llevaba la sangre dejando un río carmesí en el blanco piso del baño.

—Me tienes miedo — murmuró, Yoongi estaba quieto sin saber cómo reaccionar.

¿Le tenía miedo? No...era precavido, porque conocía sus instintos y los suyos, bien podía lanzarse a devorar la deliciosa carne del pelinegro, pero se contenía.

—No — respondió por fin — si lo tuviera, hubiera huido de ti hace tiempo

—¿Entonces por qué no te mostraste ante mi sin máscara alguna?

—Porque quería que tú me vieras a mí — el agua seguía corriendo lentamente.

Sí, no más esconderse detrás de un contenedor de basura, ya no quería acecharlo desde las sombras. Deseaba que Park Jimin lo viese con los mismos ojos con los que veía sus víctimas, quería ser acechado por él.

—No se me pasó por la cabeza que fueras mi presa, Yoongi —deslizó su mano por la espalda de este y luego la otra, apoyó ambas manos en los hombros de él y puso algo de peso para que no se moviera — Pero, ahora que estamos los dos metidos en esto...dejaré mi marca en ti — dicho eso, acercó su boca al cuello del rubio.

Sus dientes eran tan filosos porque él mismo los afiló, no dejaba huellas de su dentadura en sus presas, pero gustaba de morder la carne ya cortada. Por eso, Yoongi sintió el ardor de la mordida de Jimin, sus dientes clavándose en su piel virgen y rasgando para llevarse una parte de sí.

Soltó un aullido de dolor, que hizo eco en todo el baño mientras la neblina ocultaba lo que ambos hacían de manera prohibida. La sangre corrió por su cuello, mezclándose con el agua de la llave y haciendo otro río carmesí.

Lo único claro en ese momento para Min Yoongi, era que ahora él estaba siendo degustado por Jimin, como tanto había estado deseando y estaba seguro que, no lo mataría...todo un privilegio.

¡Hola chicx! Me costó tanto retomar EAT :'v Ya falta poco para que acabe este fic, así que intentaré retomarlo más D: les mando saludos y gracias por la paciencia ♥

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¡Hola chicx! Me costó tanto retomar EAT :'v Ya falta poco para que acabe este fic, así que intentaré retomarlo más D: les mando saludos y gracias por la paciencia ♥

Eat ➣ YoonMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora