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Steven Rogers:

Entre todas las memorias difusas que nos pertenecen y aún conservo con complejidad, encuentro un desconcertante atractivo en aquella fría, muda mañana de invierno en la que, ciertamente, mantenía un aspecto inquebrantable de inverosímil enfado, aferrándose pese a su actitud característica seria y distante que prevalecía manifestándose con firmeza, a mi cuerpo como nunca antes lo había hecho, negándose a dejarme ir cuando era capaz de percibir mis sigilosos movimientos en busca de un escape victorioso. Recuerdo con exactitud la amplia sonrisa que se arrastró por mi semblante cuando protagonicé, junto a usted, tal cálido momento; opté por permanecer ahí, con las oleadas de percepciones sensoriales continuas abriéndose paso a través mis pensamientos, deleitándome gratamente con su imagen aún adormecida tan exorbitantemente cercana a mí, entregando mi entero, alguna vez oculto cariño en el abrazo consumado, perdiéndome en la tersura de su nívea piel de forma irrefrenable, encantado con ello.

En ocasiones inciertas, el momento memorial vuelve a mí sin notificarlo, sorprendiéndome en instantes inoportunos y, a la vez, destrozándome con una fuerza brutal e inimitable, cada día con más empeño en ello, cada día de la manera más tortuosa antes conocida. Sin embargo, lo único que puedo desear acerca de ello, es una cosa completamente sencilla: a veces, Capitán, hubiese deseado saber con antelación que dicha mañana sería la última que compartiríamos.

TS.

Epistula ↠ StonyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora