Le preguntaron los datos de su hermano, cuando terminaron y sintiéndose como que hubiera salido de un interrogatorio, simplemente se dejó caer sobre una de las sillas de sala de urgencias.
Miró el reloj, eran cerca de las 4 de la mañana, ni siquiera sabía cuánto tiempo había pasado, bajó la mirada notando por primera vez que sus ropas se habían cubierto de sangre.
El tono rojo contrastaba con su piel, era igual que su ropa, pero a la vez era diferente, sentía asco de todo eso, sentía asco de sentir el olor a oxido de la sangre, sentía asco que tenía la sangre de su hermano en las manos.
Se quedó en silencio, no supo cuánto tiempo paso, hasta que sintió las voces de sus padres, no tenía idea de cómo explicarles, era el mayor, debía cuidarlos, debía preocuparse de que a sus hermanos estuvieran bien, miró a los ojos de su madre, sintiendo como los propios se anegaban de lágrimas.
Corrió a los brazos de la mujer, necesitaba su calor, necesitaba sacar de su cuerpo ese dolor, esa pena, si Karamatsu moría, sería simplemente su culpa.
A su padre y su madre les confirmaron que la situación de su hermano era estable, que se encontraba sedado, pero que no había recuperado la conciencia, que habían reaccionado en el minuto correcto, que había evitado una tragedia mayor, pero Osomatsu no podía creerlo, simplemente sentía que él tenía la culpa, Karamatsu era su responsabilidad.
Confió en que Choromatsu se hacía cargo de sus hermanos, así que simplemente se acomodó en la falda de su madre, sintiendo un poco vació su pecho, ¿perder a su hermano era una posibilidad real? No, nunca lo había sido, pero nunca pensó en que uno de sus hermanos intentaría acabar con su vida.
El sueño y el cansancio rápidamente hicieron presa de él, cerró los ojos tratando de calmar ese malestar en su pecho y ese sin fin de preguntas que se agolpaban poco a poco en su cabeza.
Osomatsu pudo sentir como el frío le calaba hasta los huesos, miró a su alrededor esperando encontrarse con alguien conocido, pero no había nadie a su alrededor.
— ¿Osomatsu-niisan?
Osomatsu se giró sobre, encontrándose de lleno con Karamatsu
—Karamatsu...
—Niisan— Osomatsu se percató que los ojos de su hermano se veían vacíos, habían perdido ese brillo natural con el que solían contar.
—Karamatsu, ¿qué estás haciendo? Debes estar en el hospital. — el mayor miró su ropa, estaban ensangrentadas, en peor condición que como él las recordaba. —Kara...
—Es tú culpa. — Karamatsu lo interrumpió— era tan difícil, yo solo quería que me amaran, solo eso quería, pero no me amaste hermano, ni tú mi hermano mayor.
—Karamatsu, ¿qué estás diciendo?
—Sabes siempre te he amado mucho hermano, a todos ustedes los amo con todo mi corazón, pero me doy cuenta de que no sienten lo mismo por mí.
—Cállate, vamos debes volver al hospital, estas demasiado pálido. — miró los puños del segundo hermano. — Karamatsu...— las heridas eran más grandes de las que él mismo recordaba, podía asegurar que seguían exactamente las líneas de sus venas.
—No nii-san, ya no puedo volver, si yo vuelvo ustedes jamás serán felices, jamás podrán estar bien, cuida de todos ¿sí?, diles que los amo, que ahora tienen más espacio, que les aproveche.
Karamatsu comenzó a alejarse del mayor, Osomatsu se sentía desesperado, debía alcanzar a su hermano, debía llevarlo al hospital, no podía dejarlo morir, no podía.
—Osomatsu...—alguien lo estaba llamando, pero no podía debía llevarse a su hermano. —Osomatsu...— no, no, sabía que conocía esa voz, pero no, su hermano estaba tan cerca.
—Adiós, Osomatsu-niisan.
El mayor solo pudo abrir los ojos despegándose del cálido contacto con su madre, se levantó en dirección a la puerta donde se encontraba su hermano.
Tomo el pomo de la puerta, le habían dicho que su hermano estaba estable, pero él se había despedido ¿y si había muerto? ¿si había dejado de respirar y los médicos no lo habían notado?
Unos brazos lo rodearon, su madre lo estaba abrazando.
—Estará bien, déjalo descansar.
—Pero mamá.
—Confía en tú madre, ahora está descansando, déjalo dormir, está en buenas manos, cuando despierte nos explicara.
—Debería irme a casa.
—Ve por tus hermanos, estoy segura de que no quieren estar en casa ahora.
Osomatsu conocía a sus hermanos, pero nunca habían estado en este tipo de situación.
¿Cómo estaría cada uno? ¿Ichimatsu habrá gritado, habrá llorado? ¿Choromatsu podrá estar tranquilo o estará temblando? ¿Totty estará llorando asustado? ¿Jyushimatsu habrá dejado de sonreír?
Se giró sobre sí mismo, mirando nuevamente la entrada del hospital.
—Karamatsu...
La luna estaba en lo más alto del cielo, las calles estaban solas y podía sentir el frío que lo recorría, por primera vez en esa noche notó que solo llevaba su pijama, tenía manchas de sangre sobre él, pero no eran como las del sueño.
Miró el río recordando cuantas veces habían caminado juntos con Karamatsu en el mismo lugar, cuantas veces lo había molestado por lo doloroso que era, incluso recordó aquellas veces que simplemente pasó de él, todas esas veces que lo había ignorado, que simplemente lo había dejado de lado, ¿tanto daño había causado?
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Happy Birthday brothers
FanfictionKaramatsu amaba a sus hermanos, era capaz de soportar cualquier cosa por ellos, era capaz de hacer cualquier cosa por ellos, incluso era capaz de dejar de existir por ellos.