Enfermo

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Karamatsu observó las hojas de los arboles moverse de un lado a otro, el viento parecía acariciar el verde follaje, era un vaivén suave y delicado, era bello, le daba calma, recordó el cielo y lo azul que este se veía desde el techo de su casa, esa era una de las cosas que extrañaría cuando partiera.

El sol entraba suavemente, calentando el blanco y estéril cuarto, miró sus brazos, las vendas cubrían gran parte de su antebrazo y podía sentir el dolor de las cortadas bajo estas, podía sentir como sus muñecas palpitaban ¿serían sus venas? ¿Sería por los cortes? ¿O acaso era un reclamo de su sangre por salir de su cuerpo, por alejarse de él?

Nuevas lágrimas se agolparon en sus ojos, en el fondo había fallado, no había sido capaz de quitarse la vida, había manchado su cumpleaños.

Se acurruco nuevamente, tratando de apaciguar esos temblores y esa repentina situación de hielo recorriendo su columna, era como que repentinamente sus pies y sus manos hubiesen tocado algo muy frío, era como si el frio viniera de su interior.

El silencio de la habitación era cubierto por el suave pitido de las maquinas que lo estaban monitoreando, aun se sentía cansado y probablemente sería bastante tiempo el que permanecería igual, según lo que le habían explicado y que había podido comprender, la sensación se debía a la pérdida de sangre que había sufrido.

Quería otra manta, a pesar de que el ambiente en la habitación no era realmente frío, la cama en la que estaba no parecía estarse calentando nada, miró junto a su mano, según la enfermera solo con oprimirlo alguien llegaría a ayudarlo, pero no se sentía merecedor de eso, ya era bastante el gasto que les estaba produciendo a sus padres, como para que ahora buscara ponerse cómodo.

Cerró sus ojos al sentir unas voces conocidas, estaban muy lejos, eran sus hermanos repitiendo su nombre, llamándolo hermano, sin insultos, sin palabrotas, simplemente dulces palabras, simplemente eran buenos tratos, simplemente lo estaban acompañando, pero ¿Cuándo había sido la última vez que ellos lo habían tratado así? ¿Cuándo simplemente se habían quedado a su lado a acompañarlo?

Estaba tan metido en sus pensamientos que no se percató de que abrieron la puerta, 5 pares de ojos lo observaron, los muchachos simplemente se quedaron estáticos ante la escena.

Las muñecas de Karamatsu estaban vendadas, eran vendas gruesas, pero que podían verse apretadas, lo tenían sujeto a la cama, como si se tratara de un delincuente, sus labios se habían amoratado, mientras su piel estaba blanca, había perdido color en sus mejillas, se vía débil e incluso enfermo.

—Está enfermo. —la voz de Ichimatsu los trajo de vuelta a la realidad, su hermano estaba enfermo, no era simplemente el intento de suicidio, no era simplemente la depresión, era su rechazo, era su indiferencia, era su actitud, eran ellos la enfermedad de su hermano, ellos eran la peor enfermedad de su hermano, ellos hicieron que su hermano quisiera morir, ellos hicieron que una persona deseara morir, ellos hicieron que una persona que amaban se sintiera rechazado.

Los ojos de todo estaban nuevamente repletos de lágrimas, nuevamente querían llorar, el mal que le habían causado a su hermano era mucho de los mismo que ellos mismo hubieran esperado.

Ichimatsu escondió entre sus ropas el cuaderno, por alguna razón sintió que no era algo que su hermano necesitara estar reviviendo en ese minuto.

Karamatsu se sintió repentinamente observado, pensó en la enfermera o uno de los médicos que había entrado esa mañana, nuevamente sentía como los parpados le pesaban, pero se incorporó abriendo un poco los ojos, las muñecas comenzaban a dolerle demasiado.

Sus hermanos estaban de pie, estáticos, solo observándolo, la garganta de Karamatsu se cerró de forma repentina, era como que nada pasaba por ella, podía jurar que había dejado de respirar.

Apretó las sabanas conteniéndose, no tenía idea como debía reaccionar, que debía hacer, se sentía nuevamente mareado, quiso levantarse, quería ponerse de pie y salir de ese lugar, no quería mirarlos a la cara, no quería verlos, no podía verlos a la cara, no lo merecía, no era un buen hermano, solo arruinaba las cosas, simplemente arruinaba todo, había arruinado su cumpleaños.

Tironeo un poco las amarras de sus brazos, se estaba sintiendo mareado, un poco ahogado, moviendo de paso los vendajes, al ver esto tanto Choromatsu, como Osomatsu se acercaron tratando de calmar a su hermano.

—Karamatsu detente, te estás haciendo daño. — la voz de Osomatsu se escuchaba preocupada, pero firme ¿Cuándo Osomatsu se había convertido en un adulto? —Jyushimatsu ve por la enfermera, Todomatsu trae a mamá.

El segundo hermano sintió las manos de Osomatsu y las de Choromatsu sobre él, querían que se recostara, pero no aplicaban realmente alguna fuerza, volvió a tirar las amarras que lo ataban a la cama, necesitaba hablar salir de ese lugar, realmente necesitaba salir de la vida de sus hermanos, debía dejar de hacerlos sufrir.

Las manos de sus hermanos estaban cálidas, pero Karamatsu no entendía, ellos debían estar molesto, no tenían que protegerlo, él se merecía su odio, se merecía todo lo que le pasaba, era un mal hermano, Choromatsu debía ser la mano derecha de Osomatsu, el tercer hermano siempre había cuidado a todos, Karamatsu intento levantarse nuevamente, sintiendo como algo cálido comenzaba a bajar nuevamente por sus muñecas, un profundo dolor le atravesó los brazos.

El segundo hermano dejo de forcejear, se había abierto las heridas nuevamente, la sangre manchaba nuevamente las blancas sabanas, las gotas llegaban al suelo.

Karamatsu levanto la vista notando como Osomatsu y Choromatsu lo miraban preocupado, miró la puerta, donde Ichimatsu seguía de pie, el de morado lloraba, simplemente las lágrimas bajaban por sus mejillas, y como este se apretaba el pecho reteniendo sus sollozos, miró la sangre nuevamente, ¿qué estaba haciendo? ¿Sus hermanos estaban sufriendo por él? ¿Sus hermanos lloraban por él?

La enfermera y el médico entraron, seguido de sus padres, iban a sedarlo nuevamente, Todomatsu y Jyushimatsu se encontraban abrazados a sus padres, también estaban llorando.

Karamatsu se sintió nuevamente somnoliento, el sedante hacía efecto, miró a sus hermanos, quería hablarles, quería decirles tantas cosas, quería hablar con ellos, quería quitar ese rostro de dolor que tenían, esas miradas de tristeza, de miedo, esas lágrimas, no soportaba pensar que no era capaz de consolar a los seres que más amaba en este mundo.

Abrió la boca dejando escapar un suave —lo lamento...—Antes de caer nuevamente dormido.


Happy Birthday brothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora