Sufriendo

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A las 7 de la mañana ya se habían levantado, Osomatsu había recibido una llamada de su madre, diciéndole que Karamatsu había despertado, pero que aún les permitían entrar, que la psicóloga debía hacer unas evaluaciones y que probablemente el segundo hermano volvería a dormirse, así que se fueran con mucho cuidado al hospital.


—Osomatsu-niisan. —Totty estaba de pie junto a su hermano mayor, los ojos del sexto hermano estaban enrojecidos, parecía que en cualquier minuto volvería a llorar, era como si todo su rostro hubiese perdido ese brillo usual. — ¿él nos perdonará?


El mayor se quedó en silencio un par de segundos, debatía internamente todo lo que estaba pasando, debatía en como estaría Karamatsu, en que habría estado pensando, pero finalmente concluyo. — eso espero Totty.


Entraron al cuarto, estaba limpio, el futon recogido y Choromatsu abrazaba a Jyushimatsu, quien había comenzado a llorar nuevamente.

—Debes calmarte. — Osomatsu observo esperando ver a Ichimatsu, pero él no se veía cerca.


—Está en la cocina, solo se fue a la cocina. —Totty de dejó caer, los brazos de Osomatsu recibieron a su hermano, parecía que su cuerpo no tenía fuerzas, ni tampoco quería tenerlas, simplemente quería despertar. — Osomatsu-niisan, no quiero que él nos odie, pero no lo puedo culpar lo merecemos.


Los dos menores estaban igual de devastados que ellos, pero ellos no se estaban guardando el dolor, simplemente estaban mostrando su culpa.


Jyushimatsu no había sonreído, simplemente había llorado, se había cobijado ante el calor de los brazos de sus hermanos, esperando que ellos le pudieran dar algún sosiego, Choromatsu lo había acunado entre sus brazos, aunque el quinto hermano tenía un poco más de musculatura que él, incluso estaba seguro de que en ese minuto su hermano se veía mucho más pequeño de lo que recordaba, miró a Osomatsu encontrándose con una situación similar.


Todomatsu era más débil que sus hermanos, el último en nacer, el más pequeño, incluso en algunos puntos más débil que sus hermanos, el que hoy siendo adulto odiaba la oscuridad y no era capaz de ir al baño en su casa por miedo a lo que pudiese aparecerle, ese mismo hermano era el que ahora se apoyaba en el pecho se Osomatsu, dejando ver una grandes ojera y un rostro descompuesto y pálido.


—Totty, mírame, creo que deberías meterte a la cama, no te ves bien, parece que te enfermaras. — Osomatsu no solía ser un buen hermano mayor, pero algo que sabía era cuando sus hermanos no estaban bien, en el fondo se sorprendía de como nadie había notado lo que le pasaba a Karamatsu.


—No niisan, quiero verlo, quiero disculparme con Karamatsu-niisan. — Choromatsu cruzaron sus miradas, Jyushimatsu simplemente se había acurrucado en el pecho del tercer hermano a llorar, mientras Totty trataba de continuar con los ojos abiertos.


Ichimatsu se había dejado caer tras la puerta que lo separaba de sus hermanos, miles de preguntas pasaban por su cabeza, era una mezcla entre molestia, dolor, enojo y repugnancia, de él mismo y de su papel como hermano, apretó el cuaderno rojo, donde Karamatsu había escondido su dolor.

Los 5 se quedaron en silencio, en un debate mental, en una guerra emocional entre la culpa y la tristeza.



En el hospital la psicóloga y el medico salían nuevamente de la habitación, sus padres estaban realmente sorprendidos de su hijo, Karamatsu nunca había sido cruel, ni menos se portaría como un chico caprichoso, pero ahora estaba en una habitación, con sus muñecas vendadas, con la vista perdida en la ventana del costado, sin decir palabra y sin querer ver a nadie, les hacía preguntarse si no se habían equivocado como padres.

Ambos padres esperaron en silencio la llegada de sus otros hijos, quizá ellos podrían explicar o hacer algo para cambiar el comportamiento que Karamatsu estaba teniendo.


Karamatsu sentía la presión en sus muñecas, le ardían, probablemente eran las curaciones, se giró notando como se encontraba amarrado a la cama, tanto la psicóloga y el médico le dijeron que debía mantenerse un tiempo más en el hospital, no quería ver a sus padres, mucho menos a sus hermanos, no soportaría escuchar sus criticas ahora.


Suspiro dejando salir el aire de sus pulmones, estaba decepcionado de sí mismo el único presente que sus hermanos realmente valorarían y no fue capaz de darlo.

Cerró los ojos, aún le pesaban, quizá era por la pérdida de sangre o le habían dado algún tranquilizante en una de esas agujas que estaban conectadas a su brazo, pero quería dormir como nunca, quería dejarse llevar por los sueños.


No estaba claro de lo que haría, ni mucho menos de cómo debía enfrentar a sus padres y hermanos, en cómo debía disculparse por no ser capaz de hacer de hacerlos felices, en como de ahora en adelante todos recordarían la estupidez que hizo para su cumpleaños, era probable que ahora los 5 lo odiaran.


Pensó en como Osomatsu simplemente pasaría de él, probablemente se giraría y lo dejaría solo, nunca más irían a apostar, nunca más se burlaría de él, dejó salir las lágrimas que llevaba minutos reteniendo.

Choromatsu nunca se le acercaría, no compartían mucho, pero era su hermano, el peliverde era quien los apoyaba, quien lo observaba sin burlarse de él, siempre le decía que era doloroso, pero no lo golpeaba, pero ahora, probablemente ni lo miraría.


Pudo distinguir los rayos del sol que se asomaban entre las nubes, la imagen de su hermanito Jyushimatsu lo hizo sonreír amargamente, su hermano amaba su cumpleaños, el pastel que mamá preparaba y como todos lo saludan, era probable que por su culpa todo se opacara, como sería ver el rostro enojado de su hermanito, como sería ver ese rostro sin esa bella sonrisa, como sería escuchar un "No me interesa que me veas jugar o que estés presente Karamatsu", se lo merecía.


Totty era el menor, era quien más disfrutaba las fiestas, aunque nunca se veía conforme con los pequeños regalos que sus padres podían hacerles, era quien mejor lucia esos chalecos en tonos rosas de niña que su madre solía comprar, probablemente Totty nunca querría ir de pesca con él, nunca más le pediría que le ayudara cuando algo se le rompiera, ni menos le pedía ayuda cuando estuviera enfermo o asustado.


Finalmente pensó en Ichimatsu, su hermano probablemente lo odiaría para siempre después de todo la mierda que estaba provocando, ya no querría dormir a su lado, aunque no lo culpaba, ni el mismo quería verse nuevamente.

—Ni siquiera fui capaz de quitarme la vida, ni siquiera en eso fui lo suficiente para ustedes brothers, lo siento...—lloró en silencio nuevamente, era un terrible hermano, era una terrible persona.

Happy Birthday brothersDonde viven las historias. Descúbrelo ahora