Abro los ojos y lo primero que veo es mi casa. No entiendo nada.
Oigo como alguien me llama a mi derecha, pero no consigo adivinar quién es. Me giro y decido seguir el rastro sonoro que deja esa voz. Es un hombre, más bien un chico de mí misma edad; o eso deduzco. Suena joven y feliz, algo fogoso y lleno de deseo. Me vuelve a llamar, esta vez con más energía. Noto la voz muy cerca de mí.
Llego a la puerta de mi habitación y me detengo un momento para mirar alrededor. Está oscuro y hay una iluminación muy pobre. Todo es muy sombrío y da algo de miedo. Parece que no hay nadie más. Me lleno de coraje y entro. La tensión recorre todo mi cuerpo. Tengo los hombros tensos, los ojos en alerta y el corazón a punto de explotar.
Alzo la vista y veo a un amigo. Es Wesley. Me relajo totalmente, soltando un suspiro, pero al cabo de un instante me doy cuenta de que Wes está tirado en mi cama, desnudo, cubierto únicamente por unas sábanas. No respondo ante tal comportamiento. No lo entiendo. Me mira a los ojos y vuelve a gritar mi nombre, esta vez con un deseo que es palpable. Me incomodo y le digo, como puedo, que se ponga algo de ropa. Uso un tono bromista, pero continúo confuso debido a la incomprensión de la situación. No entiendo que hace Wesley en mi cama, sin ropa y llamándome mientras una resbaladiza lujuria se le escapa de los labios.
De repente, se levanta, dejando a la vista su entrepierna. Me tapo los ojos con la mano, pero la curiosidad me está devorando, así que la quito. Wesley está delante de mí, a unos centímetros. Paso mi mano por su mejilla y noto lo fría que está. Su piel es pálida y está igual de fría que las mejillas.
Me despierto, sobresaltado. Me siento en el lateral de la cama y miro al frente, buscando respuestas a mis preguntas. Estoy en mi habitación, pero todo está oscuro porque tengo la persiana bajada. Cojo el móvil y miro la hora; son las cuatro de la madrugada. Paso la mano por mi cara para conseguir quitarme la pereza que llevo encima. Enciendo la linterna del móvil y localizo mis zapatillas. Me encamino hacia el escritorio, que es donde están, y al llegar, meto la mano en el bolsillo del pantalón que dejé ahí. Ayer llegué y me deshice de toda la ropa para así poder dormir a gusto.
Pensar en ayer me recuerda que no llevo nada puesto. Dejo lo que estoy buscando y me visto con una sudadera y los calzoncillos que ya llevaba. Vuelvo al pantalón e introduzco la mano de nuevo. Encuentro lo que busco: tabaco. Cojo un cigarro y dejo el paquete en el bolsillo de la sudadera. Vuelvo a desperezarme con un bostezo, pero esta vez extiendo los brazos hacia arriba para quitarme el sueño.
De repente, escucho algo que proviene de la cama. Me giro y me doy cuenta de que hay una persona en ella. No estoy solo. No consigo identificarle con claridad. Apago la linterna del móvil, y la verdad es que lo hago sin saber por qué. El miedo se ha apoderado de mí. Me acerco lentamente al bulto. Lo toco y lo muevo levemente. Vale sí, es una persona; ronronea y balbucea palabras que no consigo descifrar. Es un chico y está medio dormido. Lo habré despertado con la linterna del móvil. Pero espera... ¿Qué? ¿Qué hace una persona aquí? ¿Y quién coño es? Se da media vuelta y me da la cara, la cual tiene tapada. Cojo aire, asustado. Aprieto el mechero con fuerza, cerrando el puño. Se destapa la cara y veo quien es...
Si, Wesley.
Abro la boca, sorprendido ante algo que nunca antes me había ocurrido. Salgo corriendo de mi habitación y prácticamente vuelo por el pasillo para llegar al comedor. Por el camino oigo a mi padre roncando. Llego al comedor y salgo al balcón. Es de madrugada y hace frío. Las farolas tienen esa luz naranja que parecen ser cálidas, aunque no es así. Crean una iluminación tenue y bastante calmada. Hay un silencio enorme y nada lo rompe. Tengo la respiración levemente agitada. Con el paso de los segundos me voy calmando.
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correr en vano [#1]
Teen FictionJames tiene una vida complicada y está perdido. Los problemas van apareciendo y él es incapaz de afrontarlos, solo puede huir de ellos. No es la valentía en persona, así que tiene miedo de las consecuencias de sus actos. Cuando menos se lo esperaba...