capítulo 3

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Llego a casa de los coreanos. Pico al timbre y me abre Jimin. Está muy motivado por la fiesta. Lleva tiempo queriendo hacerla, y por fin la tiene en sus manos. Ahora es una realidad. Analizo su outfit. Una camisa rosa pastel con una americana de color negro. Por debajo lleva unos pantalones ajustados de color negro y unos mocasines del mismo color. Va algo básico pero elegante. No lleva corbata ni pajarita.

El mio, para quien quiera saberlo, es una camisa negra y un kimono de un azul claro con degradado entre otros tonos de azul, unos jeans acid washed ajustados de color negro y unos botines negros con cremallera de tacón alto. Me encanta este conjunto porque tiene un toque fresco que me enamora. Y sí, se que solo me falta la peluca, pero no esta no era la ocasión para sacarla del armario.

Paso al comedor, donde me encuentro con Wesley y un chico. Me acerco para darles dos besos a cada uno. El amigo de Charlotte, que por cierto se llama Ethan, es muy simpático. Me fijo en su conjunto. También lleva uno parecido al de Jimin, pero más tirando hacia fife, más soso, con colores más básicos. A Wes también me lo quedo mirando, pero dejando la sutileza a un lado. No me fijo en su outfit porque sé que va bien vestido.

Es una costumbre muy mala que tengo, la de mirar cómo van vestidos los demás. Supongo que para ver si alguien va mejor que yo. Bastante difícil lo tienen.

Ethan está sonriente, incluso algo emocionado por la fiesta. Jimin está tranquilo, con las piernas cruzadas bebiéndose su copa de vino tinto. Suena You Right, de Doja Cat. Esta canción me relaja muchísimo. Y por lo que veo al resto también. Las luces del comedor están apagadas, y la única luz que hay es la que entra por el ventanal que tienen (el cual deja pasar la luz de la luna) y las dos lámparas que tienen en cada esquina del comedor. Como es de techo alto, todo se ilumina uniformemente, haciendo que la luz se extienda levemente por toda la sala. Eso hace que el ambiente sea de lo más chill.

Me siento en el sofá mientras espero a Jungkook. Jimin me sirve una copa de un vino blanco exquisito. Tiene un aroma de lo más suave y un sabor algo dulcón. Cruzo las piernas y me pongo cómodo. Noto como Wesley me está mirando; lo veo por el rabillo del ojo. Me pone incómodo.

- Oye Wes, ¿y Charlotte? - pregunto cómo quien no quiere la cosa.

- Va por la autopista. Llegará en unos veinte minutos. La tenían un poco secuestrada en la oficina.

- Mhm. - Le respondo con el tono más borde posible y me levanto del sofá para agarrarlo del brazo. Me sigue y lo encamino a la planta de arriba.

- Disculpadnos un momento, tenemos que hablar sobre una cosa. - Jimin sonríe de manera adorable porque cree que vamos a follar.

Nos encontramos a Jungkook bajando por la escalera. Le damos dos besos y seguimos hacia arriba mientras el coreano se va al comedor. Nos metemos en el dormitorio de los coreanos y yo cierro la puerta.

- Nos saldremos de aquí hasta que me aclares porque estás así.

- ¿Así, cómo? - se hace el loco.

- No sé. No me has hablado desde que pasó aquello, y encima ahora vas por ahí pasando de mí.

- Es que... - se calla y piensa si quiere continuar lo que había empezado.

- Vamos, termina la puta frase. - le presiono.

Y nada, que no termina la puta frase. Me acerco a él, haciendo que se siente en la cama. Me apoyo en sus muslos y me acerco a su cara. Nos quedamos así unos segundos, escuchando como la respiración del otro empieza a agitarse por lo cerca que estamos. Se estremece, lo que provoca que mueva los muslos y pierda el apoyo. Caigo encima de él y nos quedamos muy pero que muy cerca. Le miro a los ojos. Su boca está levemente abierta, pidiéndome que meta mi lengua ahí. Wesley respira algo excitado y no es capaz de hacer ni decir nada. Soy yo el que da el paso, tirándome de lleno a su boca; besándolo con verdadera pasión. Me sigue el beso, esta vez con deseo. Parece que se quedó con las ganas y tiene intenciones de acabar lo que empezó.

correr en vano [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora