capítulo 5

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Abro los ojos y me sobresalto. Joder, eso ha sido raro. Menuda pesadilla. Nunca me suele pasar, lo de tener pesadillas digo. Salgo de la cama lentamente. Me duele hasta el último rincón del cuerpo y la cabeza... Bueno, mi cabeza está a punto de explotar. Salgo de la cama como un anciano con problemas en las articulaciones y me miro a mi mismo en el espejo.

No llevo nada puesto. La verdad es que ya no me sorprende. Desde el día que Wesley se despertó a mi lado, no me asombra levantarme desnudo. Aunque siendo sincero, es una mala costumbre que no debería mantener.

Miro la cama y gracias a los dioses antiguos y nuevos no hay nadie. Uf, que alivio. Necesito saber que pasó ayer en casa de los coreanos como para que yo me haya despertado tan mal. Tengo intriga por saber hasta qué punto nos descontrolamos.

Llego a la casa de los coreanos y me acerco a la puerta. Pico y nadie me abre. Si yo me he levantado como me he levantado, seguro que ellos no tienen que estar muy bien. Sigo picando mientras espero de pie. Cuando voy a picar por quinta vez, Jimin me abre. Está en calzoncillos y con los pelos hechos un cuadro.

- ¿Qué haces aquí? - me pregunta con la voz muy apagada. Me cuesta entenderlo.

- Necesito respuestas.

- Ah... - se rasca la barriga. Está súper mono cuando hace eso. - Adelante.

Entro sin parar de mirarle. Voy al comedor, que está hecho un desastre, y me siento en el sofá.

- Perdona el... - bosteza antes de acabe la frase. - ...desorden. - me hace gracia su bostezo.

- No te preocupes. Si estás muy cansado, me voy.

- Tranquilo, ahora me hago un café. ¿Quieres uno?

Rechazo su oferta. De repente, me acuerdo de la pesadilla que tuve ayer. Joder, eso fue raro. Prefiero olvidarla.

Entro en la cocina y veo como Jimin está poniendo la cápsula en la cafetera. Se está rascando la entrepierna. Madre mía, ya se me había olvidado lo mucho que me gusta que haga eso. La verdad es que tengo ganas de tirármelo ahora, pero si Jungkook nos pillase...

El café está listo y lo saca de la máquina. Echa el azúcar y lo mueve lentamente. Con la otra mano se revuelve el pelo. Me mira y me sonríe, cerrando los ojos tanto que casi no los veo. Es que es una ricura.

- Oye, ¿tú como vas con Jungkook? - pregunto mientras bostezo.

- Pues bien, normal.

- Va, ahora en serio. - le miro fijamente a los ojos.

- Hm... - duda un momento. - Pues la verdad es que no muy bien. - vamos al comedor.

- Ya decía yo.

- Aquella misma noche me explicó lo tuyo, y si te soy sincero, me hizo más gracia de la normal dormir en mi cama. - río ante el comentario de Jimin. - No te rías, que va en serio. Anoche estaba pensando "aquí estaba Wes a cuatro patas y James detrás haciendo que se retorciera de placer".

Acabo de reírme definitivamente sin control. No puedo con sus comentarios, para mí son demasiado.

- Tío, ¿recuerdas cuando follábamos? Parecía un puto conejo... - dice Jimin algo gracioso.

- Pff, yo era incapaz de disimular un orgasmo. Como se nota que con el tiempo se aprenden cosas nuevas.

- Y que lo digas. Si alguien viera a mi yo del pasado, pensaría que me daban derrames cada vez que me tiraba a alguien.

- Oye, para ya o me voy a mear encima. - digo entre risas y carcajadas.

- Como lo echo de menos. - dice Jimin, sorprendiéndome.

correr en vano [#1]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora