Mi ángel sin alas (Dean Winchester)

Capítulo 11

8 - 10 - 1995
Selene White. Durango, Colorado

I see the bad moon arising.
i see trouble on the way.
i see earthquakes and lightnin'.
i see bad times today.

-¿Y?-

-Salimos corriendo y la encontramos tirada en el suelo y llena de sangre. La sacamos de allí y en seguida llegó la ambulancia y la poli, todo pasó muy rápido-

Don't go around tonight,
well, it's bound to take your life,
there's a bad moon on the rise.

-¿Os pidieron declaración?-

-Si...A nosotros y a ese chico...Ricky. Nos preguntaron dónde la encontramos, si oímos o vimos algo. Lo de siempre -

-Bien, ahora...Sam, apaga esa radio de una vez- Dijo con dureza John sin ni siquiera mirar a la cara a su hijo pequeño.

I hear hurricanes ablowing.
i know the end is coming soon.
i fear rivers over flowing.

Rápidamente el joven se levantó y se dirigió hacia la vieja radio algo destartalada que se encontraba sobre el escritorio al lado de la ventana. Apretó el botón off y la suave melodía de Bad Moon Rising de Creedence Clearwater Revival se detuvo.

-Bien...¿cómo estaba la chica? - Continuó el mayor de los hombres Winchester

-Inconsciente, cuando la encontramos y cuando la ambulancia se la llevó -

-¿No dijiste que estaba cubierta de sangre?-

-Si, pero...Es que la sangre no era suya, las únicas heridas que tenía eran unos pequeños arañazos en el rostro. Y, la verdad, parecen más arañazos producidos por las ramas de los árboles al salir corriendo que por un monstruo. El resto del cuerpo estaba intacto-

La habitación quedó sumida en un irritante e incómodo silencio. Nadie sabía que decir y personalmente yo lo prefería así. Puede que no sea cazadora o como se llamen estos tíos, pero tengo dos dedos de frente como para saber que lo que sea que está ahí fuera, suelto, no es algo "normal". Ni siquiera para ellos.

Sentía la oscurecida mirada de Dean sobre mi ser. Digamos que después de lo que pasó en el bosque, la situación se volvió incómoda. Al menos para mí. Y no me apetece volver a hablar o a mirarle a la cara hasta que las cosas se calmen un poco.

Sentí como el lado derecho del sofá volvía a su forma natural cuando John se levantó. Dio cuatro pasos hasta el balcón y se asomó a él apoyándose en la barandilla. Pude oír sus leves suspiros de frustración.

-¿Tú cómo estás? - Me giré para ver al ojiverde frente a mí. Habían puesto mi pie en alto, sobre la mesita que había en el centro de la sala.

Uno de los enfermos que vino con la ambulancia me examinó el tobillo; dijo que me lo retorcí un poco, pero nada grave. Me lo envolvió en vendas y me dijo que al llegar a casa lo pusiese en alto. Un poco de reposo y mañana estaría cómo nueva.

-Bien, ya no me duele- Un bostezo se escapó de mi boca sin querer - Aunque estoy cansada, demasiadas emociones en un solo día- Intenté ponerme de pie y Sam, que estaba a mi lado, me ayudó a mantener el equilibrio. No quería apoyarme sobre mi pie todavía.

-De acuerdo. Pues a dormir - Pasé de los brazos de un hermano a los del otro.

-Puedo hacerlo sola- Me dedicó un mirada de burla y luego soltó un suave risa- No es un chiste, imbécil -

-Vale, vale. Camina- Soltó mis manos y me dejó a merced de la gravedad. Sabía que no podía apoyarme en mi pie derecho y ambos hermanos, uno de ellos un gran idiota, esperaban expectantes a que me moviera. No podía caminar así que avancé a saltos con mi pie izquierdo hacía la habitación, es decir, a la pata coja.