Capítulo 10

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7 - 10 -1995
Selene White. Durango, Colorado

Comencé a oír el zumbido de un televisor. Eran las noticias que daban todas las mañanas a las 7 en punto. Fui abriendo lentamente los ojos, pero en seguida los volví a cerrar, la luz del sol mañanero me impactaba directamente en la cara. Pestañeé un par de veces y me acostumbré a la penetrante luz de la habitación...que no era la mía.

Tardé en reconocer dónde estaba y en recordar todo lo que había pasado la noche anterior.
Aún tenía la cadena de mi madre enredada en mis manos.
Suspiré pesadamente e intenté levantarme, pero algo me lo impedía.

Bajé la mirada y ví que alguien me estaba abrazando por la cintura.

¿Que...?

Me giré y ví quién era ese alguien

Dean.

Él estaba durmiendo pacíficamente con su brazo alrededor de mi cadera.
¿No podía ser más cliché televisivo?

Intenté separarme de él, pero en cuanto sintió mi movimiento, se apegó más a mí y me abrazó como a un osito de peluche.

-Joder -susurré

Él era más fuerte que yo, y como tirando no me iba a librar de él, me giré para despertarle.

Nuestras narices se rozaron por la proximidad que existía, y podía sentir su aliento chocar con el mio.

Se que no debía, pero me quedé unos minutos examinándole el rostro.

Tenía la piel bronceada, pero aún así podía ver que por su nariz y por parte de sus mejillas, se extendían pequeñas pecas.
Sus pestañas eran largas y reposaban sobre sus pómulos. Estas destacaban mucho más cuando tenía sus verdes ojos abiertos.
Me gustaría que en ese momento los hubiese tenido abiertos, para poder perderme en ellos.
Bajé mi vista hacía sus labios, los cuales estaban entreabiertos dejando escapar suaves suspiros. Inconscientemente, los acaricié lentamente con la yema de mis dedos, pero enseguida Dean lo sintió y se removió incómodo ante mi tacto aunque sin despertarse.
Aún mantenía una expresión tranquila.
Mis dedos pasaron, apenas sin rozarle, por su mejilla izquierda.
Podía sentir que se había afeitado hace poco, era un tacto áspero pero a la vez suave.
Pasé mi vista al brazo que tenía sobre mi, estaba levemente flexionado y podía ver como destacaba su trabajado bíceps.
Se notaba que hacía ejercicio, no creo que levantase pesas como los demás... Supongo que cazar monstruos te pone en forma.
La verdad, aunque sea algo estúpido, estar en esta posición con él es cómodo... Además, hoy había dormido muy bien, ni una sola pesadilla... Aunque no creo que halla sido gracias a él.
Ni que la solución a mis problemas sea estar entre sus brazos.

Volví a centrarme y saqué esas ideas tontas de mi cabeza.

-Dean, despierta - Lo moví un poco, pero parecía que tenía el sueño pesado

-Dean, vamos. Arriba - Esta vez si pareció tener resultados.

Abrió lentamente los ojos y bostezó, pero aún estaba un poco descentrado.

Parpadeó un par de veces y pareció darse cuenta de la situación.

-Vaya- sonrió de lado- Buenos días, ángel -

-Que te den- Me salí de sus brazos y cogí algo de ropa

-¿Por qué de tan mal humor? Ni que hubieses hecho algo de lo que luego te arrepintieses- dijo con gracia y una mirada pervertida

-En tus sueños -

-Exactamente- me giré y le vi aún tumbado con las manos detrás de su cabeza y sonriéndome.

Mi ángel sin alas (Dean Winchester)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora