9 - 10 - 1995
Selene White. Durango, Colorado-¿Selene? - Sus cansados ojos me miraron de arriba abajo con desdén. Da igual lo magullada o dolorida que esté. Siempre será una arpía. -¿Qué haces tú aquí?-
No supe que contestar en ese momento. La verdad, me importaba muy poco su estado o sus heridas. Puede que suene un poco cruel, pero ella pensaría lo mismo si estuviese en mi lugar y yo en el suyo. Así que un "quería ver como estabas " era estar diciendo la mentira más grande de mi vida, y no me gusta mentir. Pero tampoco podía decirle la verdad, "Me da igual si estás bien o mal, solo dime lo que viste para así saber que coño tiene secuestrada a mi madre". Pero de entre las dos opciones, supuse que la más "agradable " era la primera.
-Quería ver como estabas - A pasos lentos me fui acercando hacia su camilla y dejé toda la comida,refrescos y envoltorios en la mesita que tenía a un lado.
-Estarás de broma ¿no?- Se incorporó un poco quedando sentada y con su espalda apoyada en sus mullidas almohadas
-¿Por qué crees eso? ¿No te alegra que te vengan a ver?-
-Me alegra que me venga a ver gente a la que aprecio, no tú - Sus ojos azules tan cortantes como el cristal me miraban con resentimiento, con lo que pretendía hacerme sentir dolida. Pero no lo consiguió.
Nos odiamos. Ya sé que no se alegra de verme. Es obvio.-Vaya, pues perdón por interesarme en tu estado de salud - Agarré una de las sillas que había al lado de la puerta y la arrastré hasta su derecha para sentarme junto a ella.
-Tú por lo único que estás interesada es por saber si estoy lo suficiente mal como para poder aprovecharte e intentar acercarte a Dean - Respiré hondo intentando calmar mi rabia. Me hubiese encantado decirle que hacía menos de una hora estuve besándome con su novio el cual me prefiere a mí antes que a ella, pero lo que más me convenía en ese momento no era hacerla ponerse de los nervios, sino intentar ganarme su confianza. Así que simplemente ignoré su comentario. Al ver que no le devolvía el insulto como es propio de mí, soltó un bufido de desagrado, giró la cara y se quedó mirando por la ventana.
Me fijé en su aspecto. Su pelo, al que ya se le empezaba a notar las raíces oscuras, lo llevaba suelto llegándole bastante por debajo de los hombros. Estaba sin peinar. Llevaba la típica bata de hospital la cual dejaba a la vista su espalda. Tenía una vía en su brazo izquierdo con la que la estaban inyectando algo en vena. Miré hacía arriba para encontrarme con la bolsita sujeta a muchos de los ganchos y aparatos médicos de esa pared (no tenía conocimientos ni un vocabulario médico demasiado altos) que contenía el líquido que estaba entrando en su organismo. No pude adivinar que era aquella sustancia.
Tenía algunas heridas ya curadas (cubiertas con tiritas y cerradas con algunos puntos) en las mejillas y la frente. También tenía el labio algo roto. Pero por lo demás, no noté nada extraño.
Si en el ámbito físico estaba perfectamente, ¿Por qué la habían internado en el hospital?
-¿Tienes alguna herida grave? ¿Tienes algo roto?-
-¿Estás ciega? Pues claro que no tengo nada roto idiota - Ni siquiera se giró a mirarme.
-Entonces, si no estás herida, ¿Por qué no te dejan irte a casa? - Se giró rápidamente y entrecerró los ojos mientras me miraba. Como si pensase que soy estúpida (o más de lo que suele pensar)
-Que no tenga heridas físicas, no significa que esté bien-
-Pues yo te veo tan activa como siempre. Soltando veneno cada vez que abres la boca-
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Mi ángel sin alas (Dean Winchester)
FanficSelene White, de 16 años, decide empezar una nueva vida junto a su madre en Durango, Colorado, después de la desaparición de su padre hace ya un año. Por otro lado la familia Winchester, formada por John y sus hijos Dean y Sam, de 16 y 12 años, lle...