Capítulo 8.

1.5K 157 19
                                    

Jimin llegó bastante feliz a casa, se sentó junto a mí, me cogió de la mano y sonriendo como un loco me contó:

-He encontrado trabajo, me pagaran a finales de este mes y había pensado en hacer un viaje, a donde sea, durante una semana para olvidarnos de todo un poco.
-¿Tan pronto quieres coger las vacaciones en el trabajo? -Me reí, estaba realmente contento de su trabajo.
-Cállate, idiota. -Se rió.
-Bésame.

Jimin lo hizo, no podía negarse, fue un beso apasionado, de esos presexo, de esos que te dejan con ganas de más, pero tenía más ganas de planear ese viaje que de follar, tenía ganas de ver dónde íbamos, qué llevaríamos.

-Ven, vamos a ver dónde vamos.

Cogí el móvil y busqué en internet algún sitio bonito para ir.

-Intenta coger un hotel baratito, para así poder gastar más dinero en otras cosas más importantes. -Sonrió, como si yo supiera a que se refería, y lo sabía.
-Está bien, podemos ir a Chuncheon, hay un hotel barato que casi nadie va y que queda cerca de un museo.

A Jimin le pareció buena idea por la cara que puso de aprobación, se levantó a la cocina y bebió agua del grifo.

-Hay en la nevera, idiota.
-¿Y cómo vamos? ¿Bus?
-¿Cómo si no? Tu tienes carnet, podría pedirle el coche a mi madre.
-Joder, perfecto, sería una maravilla, hace mucho que no conduzco y estoy deseando coger un maldito coche ya. -Sacó la botella de la nevera.- Por cierto, nos queda un paquete de salchichas, ¿vas a comprar más mientras yo voy por maría, que tampoco nos queda?
-Está bien, luego seguimos con el viaje.

Me levanté y fui a la habitación, teníamos el dinero en una cajita dentro del armario, por si venía mi madre o algo así de improvisto y rompía las puertas para entrar y nos rebuscaba. Jimin tuvo la idea. Cogí dinero y lo repartí, pero Jimin me pidió un poco más de mi parte para poder comprar dos pastillas de éxtasis, no me importó y le di un poco más.

-Te espero en casa, seguro que yo tardaré menos. -Me dijo después de darme un beso.
-¿Prefieres chocolate negro o blanco? -Pregunté.
-Con leche. -Sonrió y se marchó.

Me alegra en cierta parte que no quiera tanto éxtasis como maría. La primera vez ya nos cabreamos por cómo nos afectó aquello, aunque la segunda acabáramos follando como locos, sintiendo más de lo que deberíamos. Creo que nunca me arrepentiría de haber conocido Jimin, todo en él es maravilloso y perfecto, no solo su físico, que dios lo bendiga, sino también dentro de él, sus sentimientos, personalidad. Estoy seguro que me ama con locura, que cuando me jura que él más, tiene toda la razón y tiene algún motivo, algo, que haga que su amor crezca más que el mío. Debe ser mis encantos de niño de mamá. Me reí en mi interior, pasé el paso de peatones y seguí en mis pensamientos.

Me gustaba muchísimo pensar en la sonrisa de ese enano, me relajaba tanto que podría quedarme dormido solo pensando en esa porción de su cuerpo. Su sonrisa siempre brillaba, transmitía mucho más que cualquier otra, era, de todas sus perfecciones, la que más. Me enamoré de su sonrisa antes de enamorarme del Jimin que yo conozco. Sus ganas de pasarlo bien, de reír, de que todo esté bien y de hacerme reír a mí. Sus ganas de que todo fuera perfecto, como él.

Siempre lo negaba, cada vez que le decía lo precioso que era, me decía que no. No lo entendía, era una obra de arte, todo él, debería estar dentro de una cajita para que nadie lo tocase. Quizás lo del dinero en el armario fuese una indirecta para que hiciera lo mismo con él. Me volví a reír y entré en el supermercado.

Cogí una cesta y fui metiendo aquello que necesitábamos, un poco de carne, alguna que otra verdura, fruta, el chocolate de Jimin, cuchillas de afeitar y un pulpo para poder hacerla receta que tanto me gusta. Pero cuando fui a pagar tuve que dejarlo todo excepto el chocolate de Jimin y las verduras porque era para lo único que me daba el dinero que traía.

No sabía si con lo que compré nos daría para toda la semana, que era lo que faltaba para que acabara el mes y Jimin cobrara, pero Jimin se llevó el resto y estoy seguro de que se lo gastaría todo. Pero no creo que pase nada, podríamos pedirle a mi madre o vender alguna que otra cosa de casa que no usemos. Aunque tenga un poco de hambre, supongo que con esto me saciaré.

---

Después de habernos fumado media bolsa de maría nos entró un hambre horrible, nos acabamos el chocolate en menos de un minuto y las verduras las logré saltear en la sartén y nos la comimos igual de rápido. Pero no dejábamos de tener hambre, yo quería comer más, me dolía muchísimo el estómago y todo por el hambre.

-Vamos a robar en la tienducha de aquí al lado, Jungkook.

Lvx Aeterna. «Jikook»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora