La Flor De Yokohama [✿] Drabbles;; BSD

[✿] 05

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CHŪYA NAKAHARA
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Miró por décima vez el ramo de tulipanes que tenía en la mano, dudando si en serio le iban a gustar pero a decir ver se sentía como un verdadero idiota del otro lado de la puerta comportándose como un adolescente sin experiencia con las mujeres al preguntarse ese tipo de cosas.

¿El más famoso mafioso de la Port Mafia nervioso por ir a visitar a una jovencita? Uff, era absurdo.... Bueno, en realidad era verdad, tenía mucho tiempo desde la última vez que la fue a visitar, últimamente Mori le ha estado enviando a muchas misiones que no ha tenido tiempo de venir a verla, pero a pesar de ello logró abrir un hueco en su agenda del trabajo para darle una sorpresa.

— Tranquilo.— se dijo así mismo, antes de dar un suspiro y abrir la puerta.

La pelinegra se encontraba armando un rompecabezas, sin embargó, al ver a Chūya entrar por la habitación dejo el juego por un lado y se dispuso a recibirlo con un abrazo y una sonrisa en el rostro.

— ¡Viniste!— exclamó estando entre sus brazos— no sabes lo mucho que te extrañé.

— Yo también te extrañé, pequeña— confesó mostrando una pequeña sonrisa.

— ¡Oye!— hablo con enojo falso, inflando las mejillas— no soy pequeña. Tenemos la misma edad.

— Pero si lo eres en estatura— le dió un suave golpecito en las mejillas infladas.

— De puro milagro.

— Son para ti— le mostró el gran ramo de flores al frente suyo—. Pensé que te gustarían.

— Ay, Chūya. Claro que me gustaban— las tomo con una sonrisa—. Ya son casi una tradición cada vez que me vienes a ver.

— Me alegro que te sigan gustando— hablo sentándose a un lado de ella, mirando sus manos—. Eso me pone muy feliz.

— ¿Sabes qué es lo que a mí me pone muy feliz?— pregunto con ternura—. Qué a pesar de todo aún me sigas amando.

Confesó con esperanza de que algún día saldría del hospital y todo volvería a ser como antes, rompiendo el corazón del pelirrojo.

— Y no dejaré de hacerlo jamás.— su voz se quebró.

Meses atrás cuando la joven de manera repentina vomitaba sangre o se desmayada, el mafioso se preocupó gravemente y la interno en el hospital, fue allí cuando se supo de la extraña enfermedad que parecía, y que lamentablemente, no tenía cura.

— ¿Porqué estás llorando, Chūya-kun?

No recuerdo en qué momento comenzó a hacerlo pero no le importaba que lo viera así, ella era una de las pocas personas que en verdad lo conocía, sus virtudes y defectos. Sin embargo, en ese momento se quería mostrar fuerte pero no lo podía controlar, después de que aquella mañana le dijeran una terrible noticia sobre su amada, le quedaban solo unos meses de vida.

— No hables, solo....— callo por un momento— abrázame, por favor.

La pelinegra se sentó en su regazo siendo entrelazada por sus brazos al rededor de su cuerpo, sintiendo su calor, protección y más que nada, su amor.