Cuando Rosemary despertó a la mañana siguiente un dolor de cabeza le golpeó. Pero no uno de esos donde solo te duele el costado de la frente, sino uno de esos donde toda tu cabeza se encuentra envuelta en una nube, aislándote de unos tambores retumbantes pero lejanos y una dolor punzante y continuo. Así fue como Rosemary comenzó su mañana, queriéndose morir del asco que sintió hacia ella misma.
Recordaba vagamente lo que había pasado la noche anterior. Recordaba el principio de todo, algo del final y manchurrones de por medio. Sabía donde estaba, lo recordaba con claridad, anoche, tras todo el recorrido en taxi y la subida por las escaleras, no estaba tan borracha como los chicos creían. Pero eso ellos no lo sabían, y ella no se lo iba a contar, como tampoco se iba a girar para encontrarse al amigo de Taehyung que, si no recordaba mal, estaba durmiendo en un sofá detrás de ella.
Así que, aislándose del mundo y de su propia resaca gimió lo más bajito que pudo y volvió a acurrucarse bajo las sábanas del chico al que por la noche había llamado chino.
Permaneció durante no supo cuantos minutos bajo las sábanas, respirando pausadamente y con los ojos cerrados. Hasta que llegó a acompasar su respiración a la del cuerpo que dormía tras ella y a convertir los estridentes ronquidos del chico en una suave melodía que la meció hasta que cesó de pronto.
Tal y como un resorte, sus ojos se abrieron de golpe, sin embargo su cuerpo no se movió ni un ápice. Con los ojos clavados en la pared que tenía ante ella, escuchó como el chico gruñía y maldecía sin mediar su tono de voz. En cuanto sintió que se levantaba volvió a cerrar los ojos rápidamente y permaneció con ellos cerrados hasta que lo escuchó salir de la habitación y cerrar la puerta tras él.
Entonces, se sintió libre para abrirlos e incorporarse en la cama ¿Y ahora qué hacía? Quería irse a la casa de Eun Biol y ahogarse en su propia vergüenza la próxima vez que viese a Taehyung o a cualquiera de sus amigos pero, por otra parte, no quería salir de aquella habitación. Pero tampoco podía quedarse mucho más tiempo en ella porque, aunque le disgustase mucho la idea, Namjoon entraría de nuevo en cualquier momento y la descubriría y entonces ella sí que se avergonzaría de verdad, se pondría muy roja y comenzaría a decir incoherencias.
La puerta se abrió entonces de golpe sin darle tiempo a Rosemary de reaccionar y hacerse la dormida una vez más. Sin embargo se relajó cuando vio la cabeza de Taehyung asomarse por la esquina.
Soltó un largo suspiro y miró al moreno cansada. Odiaba los reencuentros post borrachera.-¡Ya estás despierta! - Exclamó el chico contento entrando completamente en la habitación.
Rosemary se encogió ante el repentino gritó de Taehyung y gruñó frunciendo el ceño mientras lo miraba sentarse en la orilla de la cama.
-Alguien está de resaca...- Canturreó contento tendiéndole un vaso de agua y una pastilla.
Rosemary se lo tomó diligentemente y cuando terminó se lo volvió a tender a Taehyung.
-No sé qué me ha pasado... Normalmente tengo mucho más aguante que todo esto... - Susurró avergonzada intentando peinarse el pelo con las manos.
-La magia del Soju joven padawan, la magia del Soju- Le contestó Tae de forma solemne volviendo a salir por la puerta.
Para sólo conocerlo desde hacía un día, Rosemary le habia cogido un cariño extraño a Tae. No un cariño de amigo, porque al fin de cuentas no le había dado tiempo a ser su amiga, pero si un cariño de deuda, ese que se siente por una persona que, a pesar de acabarla de conocer, hace algo altruista por ti sin recibir nada a cambio. Que fue justo lo que Tae había hecho por ella.
Rosemary se destapó y fue a bajarse de la cama cuando divisó una pila de ropa junto a ella. Y entonces se dio cuenta de que no llevaba pantalones y que sus boobies estaban infinitamente más libres que la noche anterior.
Y gritó a pleno pulmón porque de aquello si que no se acordaba pero si lo hacía de haberse dormido en una casa con otros cinco tíos dentro en la habitación de uno y, con este uno, durmiendo en un sofá detrás de ella.