Flor 10

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Ya era Junio del 2015 y la salud de mi mamá empeoraba cada vez más. Y su indiferencia conmigo se hacia mas fuerte ¿Que era lo que tanto le molestaba de mi? La intriga de querer saber invadía mi cuerpo constantemente.

El 8 de Junio del 2015 un lunes festivo. Fui a verme con mis amigos del conjunto, porque odiaba el ambiente de mi casa, pesado, lleno de estrés y con olor a medicinas. llegue a la casa a eso de las cinco de la tarde, estaba mi papá, mi hermano, su esposa y mi hermana haciéndole visita a mi mamá. Ella ya estaba en su fase final, pero yo al parecer no había comprendido eso, en mi cabeza nunca se perdió la fe en que mi mamá se iba a mejorar, nunca se paso la idea de que iba a fallecer y menos tan pronto. Mi papá me llamo a la habitación de mi mamá entramos y estaban mis hermanos sentados en la cama al rededor de mi mamá y ella estaba sentada al borde con los pies colgando, sus manos estaban en forma de puño contra el colchón , tenia la cara amarilla y parecía ebria ya que no se podía sostener me senté en una silla al frente de ella. La mire a la cara ella noto mi mirada, me miro a los ojos con un gesto de desagrado. Nunca voy a olvidar esa cara de.. ¿Desilusión? ¿Rencor? No lo sabia.

La voz ronca de mi papa interrumpió mis pensamientos. -Rossy- Dijo con voz cortada- Todos te amamos mucho y por eso sabemos que lo mejor para ti es que estés en paz y por fin descanses de todo este dolor que estas pasando- Se aclaro la garganta. Sabia que le dolía eso y fingir que estaba estable. -Tu puedes estar tranquila que yo cuidare a las niñas (Se refería a mi y a mi hermana).

La mire a la cara, parecía desorientada, mi papá seguía hablando pero yo estaba muy concentrada viendo las acciones de ella, tenia mojada la frente por el sudor, debieron de haber pasado unos tres minutos y después mi hermano se acerco a mi mamá la beso en la frente la abrazo le dijo lo mucho que la amaba y ella le dio la bendición. Después se acerco mi hermana e hizo lo mismo con ella, me sentí intimidada no sabia porque. Me arrodille al pie de la cama y se me nublo la vista, mientas que miraba al piso la mire con el rabillo del ojo y vi como resoplo. -Te amo ma- Dije casi audible mirándola a los ojos, me temblaba el labio y ella lo noto pase mi mano con suavidad al rededor de su pecho y recosté mi cabeza en su hombro, eres la mejor mama del mundo. Por mi mente pasaban cientos de cosas pero solo pude decir eso, quede en shock y después con mucha pena le pregunte que si podía darme la bendición, esquivo la mirada, miro al techo y cerro los ojos. Golpe bajo

Brian le acaricio la cabeza y la sacudió del brazo un poco haciéndola abrir los ojos -Mami, Vale te pidió que le dieras la bendición- Ella mi miro y me persigno poniendo su dedo pulgar en mis labios tome su mano y la bese, estaba fría me puse de pie y le pique el ojo y salí de la habitación y me pare en la puerta, viendo como los demás se despedían de ella. ¿Porque nos habremos despedido? No lo entendía. Fui a donde mi abuela y le pregunte tímidamente a lo que ella respondió que mi mamá estaba sufriendo mucho y que no podía ir al baño ni comer así que la iban a sedar hasta que por fin falleciera. Se me formo un nudo en la garganta -¿Eso sera pronto?- Le pregunte con miedo ella asiento poniendo su dedo indice entre sus labios, supuse de que era señal de que no quería que le preguntara más así que tome una chaqueta y salí a dar otra de mis largas caminatas llorando sin detenerme. Después de un tiempo caminando empece a correr, lo mas rápido que pude, quería escapar de eso, no quería sufrir mas, no quería estar en ese ambiente pesado y lleno de indiferencia. No quería ver mas a mi mama de esa forma, quería devolver el tiempo. Corría muy rápido, no sentía mis piernas, era involuntario, esquivando carros, buses, personas y charcos hasta que se me fue el aire y me di cuenta que que estaba bastante lejos de mi casa. Me senté en una banca pensé en mil cosas incluso pensé en tomar un bus a otra ciudad pero era demasiado estúpida, moriría de hambre. Hasta que decidí resolver mis problemas y caminar de regreso a casa. Donde me esperaba mi abuela de setenta y cuatro años enferma de cáncer, mi hermana de diecisiete años con la que peleaba demasiado, mi tío amargado de unos cuarenta y tantos, mi madre moribunda y el estúpido ambiente detestable lleno de estrés, ansiedad y olor a medicina que tanto detestaba. Enfrentar los problemas.

Flores para tu madreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora