Capítulo 26

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Tal y como lo suponía, Camila despertó la mañana del domingo con un poco de fiebre respecto a las bajas temperaturas que había sentido la noche anterior, con la diferencia de que esa vez, su malestar se vio agradecido por la presencia del pequeño Dusty quien parecía no notar la inmovilidad de su cola.

Lo único emocionante de su domingo fue la llamada inesperada de André, en la cual le explicaba que Bianca no iba a presentarse el lunes por motivos médicos. Aprovechando la ausencia de su recepcionista y tener el Citroën en el taller, le propuso al castaño cerrar la clínica ese mismo día. Éste no puso oposición ninguna y se ofreció a llamar a los pacientes programados para el día siguiente. A veces Camila se preguntaba cómo alguien como ella, con todo el dolor que había causado, podía permitirse el hecho de tener a André en su vida.

El resto del domingo, en el cual se mantuvo en la cama después de prepararse una sopa que la alivió notablemente, lo pasó pensando mientras miraba al techo blanco a la misma vez que acariciaba la piel grisácea de Dusty. Fue entonces, antes de dormirse entre las blancas sábanas, cuando recordó que estaba a tres días del cumpleaños de Dinah. Tenía que hacer algo al respecto.

A la mañana siguiente, el despertador volvió a sonar como si fuese a trabajar puesto que se olvidó desconectarlo la noche anterior, pero realmente Camila lo agradeció ya que así tendría más tiempo para recolectar cada objeto necesario para el cumpleaños de la rubia.

- "Buenos días Dust" saludó en voz baja mientras acariciaba su suave cabeza notando cómo abría sus ojos azules.

Con cuidado de no hacerle daño, lo apartó al otro lado de la amplia cama antes de salir de ésta posando sus pies descalzos sobre el frio suelo de madera. Sí, se encontraba mucho mejor. Una hora después, la morena buscaba en su bolso la tarjeta con el número del taller después de haberse vestido de forma casual tras un relajante baño tras desayunar.

- "Talleres Novo, ¿en qué puedo ayudarle?" preguntó una voz grabe al otro lado.

- "Buenos días, mi nombre es Camila Cabello y el sábado por la noche mi Citroën C4 de color negro fue retirado por la grúa"

- "Oh, sí, lo recuerdo" dijo. "Es un fallo de la batería, nada grave, estará listo para la última hora de la tarde" explicó consiguiendo que la morena soltase un suspiro.

Tras facilitarle el coste del reparo y del servicio de grúas, la llamada se terminó despidiéndose de Malcolm Higgins, el mecánico y al parecer jefe del taller, con el que había mantenido dicha conversación.

- "Última hora de la tarde" suspiró Camila.

Hacer todo lo que tenía en mente le hubiera resultado mucho más fácil si hubiera ido a recoger su coche esa misma mañana, pero al parecer las cosas se le habían complicado.

Sabía que pedir un taxi le iba a resultar bastante caro ya que se encontraba a las afueras de la ciudad por lo que optó por ir en autobús ya que esto era lo más cercano después de despedirse de Dusty. Camila no estaba acostumbrada a viajar en dicho transporte público por lo que cuando entró y notó demasiadas miradas cansadas sobre ella, se limitó a sentarse cabizbaja tanto en ese tramo como en los siguientes hasta que llegó al centro de la ciudad.

Aunque necesitase varias cosas que según ella, podrían seguir estando en su antigua casa la cual ocupaba en ese instante Sofía, también necesitaba comprar otras, por lo que sin perder más el tiempo se dirigió a la tienda de discos más cercanas. Sabía que regalar un disco era un gesto muy cliché, por eso no iba a ser uno cualquiera, sino uno con una historia detrás.

- "Venga vamos, han pasado siete años pero tienes que estar por aquí" pensó mientras buscaba uno a uno en la cesta de CD's antiguos. "¡Bingo!" dijo animada.

Cenizas | Camren Fanfic Donde viven las historias. Descúbrelo ahora