Encuentros Inesperados

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- Te iré a ver más tarde, espérame. ─ le dijo.

- De acuerdo, en donde siempre. ¿No?

- Sí.

El chico estaba emocionado, ella era todo para él. Era lo único en

Lo que pensaba desde aquella vez en que la conoció...

Era todo diferente, Mario era una persona muy desinteresada y sin prioridades. Con poco esfuerzo lograba primeros lugares siempre. No le gustaba estudiar, pero lo que mejor hacía en clases era molestar.

- ¡Oye, Mario! ─ Lo llama su mejor amigo que va llegando detrás.

- Hola Pablo ¿Cómo te va?

- Todo bien, ya me han dicho que tienes en la palma de la mano a Lina, es como tu regalo de Dios, total es la que tiene mejor cuerpo aquí.

- Es muy cierto eso, es pura suerte.

- ¿Cuándo piensas invitarla a salir?

- Hoy mismo, amigo mío.

Él solo pensaba en sí mismo, no le importaban los sentimientos de la joven con a la que iba invitar a salir. Empiezo a creer que solo buscaba acostarse con ella. Desgraciado.

Mientras tanto en otra vida, la segunda parte de esta historia, que era la dama, que se llamaba Alondra, llevaba una vida muy diferente, ella se preocupaba más por sus estudios.

-Papá, acabé mis tareas, creo que ya puedo dormir.

-De acuerdo. ─ Respondió.

Luego de tiempo pensando en el mañana, quedó dormida; tuvo un sueño peculiar, trataba sobre una chica, de la cual se sentía atraída dentro del sueño, pero esa chica ya era conocida para ella, era Meylín; era tan poco común ese sueño que no podía ser una coincidencia.

Para el siguiente día, ella no podía dejar de pensar en su extraño e inquietante sueño. No podía aceptarlo y pensó:

-Tengo que verla después de clases.

Esa misma mañana se vistió, desayuno lo que a ella más le gustaba, metió los libros en la mochila y salió para la escuela. Mientras le revisaban las tareas que ella había hecho, seguía pensando en el nombre de la chica con la que soñó. Ignoraba la voz del profesor, era como si estuviese en su propio mundo. No hablaba con nadie, solo susurraba palabras sin darse cuenta. Llegó la salida. Era hora de ir a visitar a Meylín, tomó sus cosas y dirigió hacia allá.

En su camino pensaba las palabras que iba a emplear, por mucho que lo hacía, no lo conseguía. Una vez allí, tocó la puerta, no hubo respuesta alguna; volvió a intentar y nada. Alejándose de la puerta se preguntaba dónde podría estar. Luego de unas cuadras adelante levanta la mirada hacia un árbol y vio que Meylín estaba ahí. Estaba echada sobre una rama escuchando música en sus audífonos mientras columpiaba su pierna. Entonces le dijo:

- ¡Meylín!

Ella volvió al momento, bajó de su árbol y fue corriendo a abrazarla, mientras la sostenía en sus brazos, le grito

- ¡Amiga!

- ¿Cuántas veces te he dicho que no me grites al oído? ─ dijo mientras intentaba no reírse

- Lo siento, pero al menos te hice sonreír ¿Qué te trae por estos lares luego de tantos años?

- Un sueño en el que nos enamorábamos ─ dijo en su mente ─ No mucho, solo quería saber cómo la vida trataba a mi mejor amiga.

- Pues no tan bien, pero es bueno verte por acá, lo necesitaba.

- Lamento la demora, pero disfrutemos el momento, cuéntame todo en el camino

Y así, Meylín empezó a contarle todo lo que había sucedido: Su madre había quedado viuda y no tenía la capacidad mental para superar la muerte de su esposo, sin él no había suficiente dinero para mantener a Mey y su madre, gracias a eso; estaban buscando una nueva casa, un barrio algo más pobre, la historias de Meylín solo empeoraban.

Mientras que en otra parte al mismo tiempo Mario cortejaba a Lina y no le iba tan mal.

- ¿Qué piensas estudiar? ─ le preguntó.

- No lo sé la verdad, aún no me decido; si sigo así creo que llegaré a ser una mantenida. ─ Dice ella y empieza a reír.

- Tal vez un ingeniero ¿No?

- Sí, supongo que sería la única opción. Por cierto ¿Qué piensas ser tú?

-Ingeniero de sistemas. ─ Ella lo mira sonriendo ─ Bueno supongo que mejor te llevo a tu casa, es tarde.

-De acuerdo.

Cuando llegaron, luego de un rato viendo series antiguas como a ambos les gustaba; él intenta manipularla para hacer que se acueste con él y casi lo logra, hasta que el celular decide sonar en ese momento.

- ¿Aló? ─ pregunta Lina

- Disculpa Lina si te interrumpo, solo te quería avisar que hoy fui a tu casa para hacer el proyecto de ciencia, pero no estabas.

- Sí perdón, estaba algo ocupada.

- No creo que vaya a poder otro día, ¿Podrías venir ahora?

- Ehm... espera ─ Voltea a ver al joven el cual aún se preguntaba qué había pasado y le susurra. ─ Lo lamento de verdad tengo que ir.

- No te preocupes, ve ─ dice él, ella vuelve al teléfono y responde.

-Está bien, estoy ahí en quince minutos

Luego de que ambos se fueran, él decide llamar a su mejor amigo, al que solía llamar hermano de diferente madre.

- ¡Pablo!

- ¿Qué pasó Mario? ¿Se dio cuenta de lo desgraciado que eras?

- Algo así.

- ¿Qué quieres decir?

- Se tuvo que ir.

- No pudo morir... ¿o sí?

- No murió, tarado, tuvo que ir a hacer un proyecto con su compañera. ─ Pablo solo se empieza a burlar durante 2 minutos seguidos. ─ Ok suficiente.

- Lo siento

Pasó el día y llegó miércoles, eran las ocho de la mañana, hora de la escuela, Mario se seguía sintiendo incómodo por lo del día anterior, de tanto pensar en su mala suerte tropieza en las escaleras. En su caída intentó agarrarse de algo, en este caso, de alguien; cogió la pierna que tenía enfrente e hizo que también tropezara.

- Lo siento, no estaba concentrado en el camino. Muchas cosas pasan últimamente.

- ¿A ti también? ─ Se levanta y se limpia la ropa.

- Supongo.

- ¿Necesitas ayuda para pararte? ─ extiende su mano hacia él

- No. Solo vete.

- Bueno, si tú lo dices ─ Se voltea y sigue subiendo

- Espera, lo siento; podría necesitar algo de ayuda.

- Así está mejor, todos la necesitamos alguna vez. ─ coge su mano y lo ayuda a pararse.

- Mario.

- ¿Qué? ─ Preguntó extrañada.

- Mi nombre.

- Oh, bueno el mío es Alondra

Los dos suben las escaleras juntos hasta que llegan al último piso y Mario decide buscar a Pablo en la cafetería, mientras que Alondra decide entrar al aula, llevando aún la carga de todo lo que Meylín le había contado.

2 Minutos Cerca Al MarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora